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Amor en el límite del pensamiento

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por Ricardo López Castro, 5 de Octubre de 2017. Respuestas: 5 | Visitas: 435

  1. Ricardo López Castro

    Ricardo López Castro Poeta adicto al portal

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    17 de Septiembre de 2017
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    Hombre
    El poema más largo del mundo lo es por amor.
    El primer filósofo y el último son lo mismo.
    El existencialismo lo es por iniciativa propia.
    Me rescata la idea del amor.
    Que ame lo que hago no implica éxtasis ni énfasis.
    Soy un loco, un obseso, un poseso de la palabra.
    Pero no me distingo, pues de convincente se pasa a pecaminoso.
    La lujuria y el amor, la codicia y la ambición, la felicidad y la envidia, la gula y la hiperactividad, la pereza y la palabra.
    Todas ellas tienen algo en común:
    El amor, consciente o inconsciente.
    El amor es una forma o una silueta, un perfil o una alzada, un frente abierto en el que entran todas las emboscadas.
    El mundo es un cuento de hadas, porque su amor admite pensamientos e imprudencias, impulsos y continencia, consciencia e inconsciencia, dudas y soluciones, problemas y planteamientos, contacto y distancia, personalidades y divinidades, contrariedades y acercamientos, decepciones y coincidencias.
    Es un libro abierto.
    Entramos, leemos, amamos.
    Sin saber hasta qué punto, amamos.
    Nadie enseña a amar.
    Nadie aprende a amar.
    El amor es una película sin cinta, sin banda sonora.
    Solo el mundo sabe lo que se hace.
    Yo puedo imaginarme el mundo como quiera, pero sin amor caeré en la trampa de su abismo.
    Obligado a amar el misterio.
    Confinado en la necesidad.
    Hay una cámara del tesoro, y una cámara de tortura.
    Y una cámara maldita.
    Todo son tesoros.
    Cambia el enfoque, no la imagen.
    Imaginando se ama lo inalcanzable.
    Viviendo se ama la vida.
    El mundo es mucho más que vida.
    La vida es un estado al que nos acoplamos o del que desconectamos.
    La palabra sirve para todo.
    Es siempre un cuento chino.
    Mi palabra y mi poética son un cuento chino, porque la infinidad se ríe de mí, por el hecho de personificarlo todo.
    Por el hecho de no conocer mi eternidad.
    Lo que me mueve a mi eternidad no es la vida, ni la muerte, ni siquiera el misterio.
    Es la perfección, la palabra que remueva mi conciencia.
    Pero ninguna palabra remueve mi conciencia.
    Por tanto, mi conciencia permanece.
    Eterna o no, con amor o caos, permanece.
    Quizá en lo más profundo de ella adivine la esencia del mundo.
    En mi mente abarco mis convicciones.
    Pero no mi amor.
    Soy inamovible de mis teorías, pero me redimo con mi palabra, como si alcanzara una y otra vez el conocimiento, la mayor satisfacción, que no la mejor opción.
    Esto es un cuento chino o un cuento de hadas.
    Depende de la predisposición a ilusionarse.
    El amor es lo mismo.
    Pero el amor no es una ilusión, es atravesar la ilusión infinita.
    Podría enamorarme de una baldosa, o de un pez espada, formamos parte de lo mismo.
    Pero mi mente funciona con barreras que he de derribar sin ímpetu ni trascendencia, solo con la fluidez.
    De un extremo a otro.
    Tratar el amor como se merece.
    Conocerlo.
    Perseguir la superación, para superarse con objetivos eternos y divinos.
    Volar con el pensamiento.
    Estamos hechos para ello.
    Seamos o no creados de la nada.
    Imaginar sin controversias ni conflictos.
    En paz con el ego, significando lo que somos.
    Largo avance en secuencias filosóficas y afrontamiento de la realidad, investigación de conductas, análisis de soledades.
    Reunión, comunidad.
    Mundo sin paliativos.
    Amor no es un estado, ni una virtud.
    Es un sentimiento almático siempre recurrente.
    Nos conduce a través de la curvatura del desencuentro, desapego o descontrol.
    El alma y el mundo se conocen.
    Saben lo que se hacen.
    Es mi punto de vista.
    Sé que no es el valor lo que reluce.
    Es la importancia de lo oculto.
    No llevo un parche en el ojo, pero busco un tesoro.
    El conocimiento y el amor.
    Lo imprescindible es lo que es.
    La fuerza interior no tiene límites.
    Todos llevamos comprensión en las venas.
    Y proximidad.
    Esto son deducciones.
    Cuento de hadas.
    He entrado, penetrado en la ilusión.
    El espíritu es la definición del alma.
    Fluir en la escritura o en la armonía.
    Sin objetivos, sin cuentos chinos, sin presunciones ni superioridad.
    Competir con la inercia, con inercia.
    Combatir la predicción con predisposición.
    Presente o no, está el amor.
    Individual.
    Camino.
    Tropiezo.
    Transcurso de discursos.
    Aprendo de lo que escribo.
    Pero no del amor.
    El amor no es un profesor.
    El amor es lo primero que se me viene a la cabeza.
    Mente.
    Sorpresa.
    Regalo.
    Cielo.
    Alas.
    Comprende todos los ámbitos de la filosofía.
    Es por ello que puede acobardar más que ninguna otra tendencia.
    Siempre es el momento adecuado para hacer uso de la ilusión, incluso atravesándola.
    Dentro de la ilusión está el verdadero camino, exento de cambio.
    Muchos, infinitos seres, dependemos de esa ilusión.
    Cómo abordarla es la pregunta, la teoría, la tesis imposible.
    No hay tampoco riesgo en ella.
    Escribo sin valor para nadie, pero sin cargo de conciencia.
    Me libero porque sé que la palabra me dará la razón.
    El amor no es un misterio.
    Es la idea del infinito, del cielo y del infierno.
    Es el conformismo.
    La ambición que da la felicidad.
    El propósito lejanísimo del que no sabemos los métodos.
    La fe de engancharse algún día a la sabiduría.
    Es la meta, la respuesta a todo, por todos conocida y amada.
    Amamos, amo el amor como respuesta.
    No odio.
    El odio y el amor no tienen nada en común.
    El odio es pecado.
    Cuando hay odio no hay amor.
    Hay decepción, frustración.
    Como en una reflexión sin recursos.
    Yo puedo amar en cualquier momento, cuidar de mi armonía.
    Eso es un cuento de hadas extático.
    No exótico.
    Renacer, porque actuar desde el espíritu no justifica el rencor hacia la vida.
    A veces quedarme a solas, con todo merecimiento con mi fe.
    Por no interpretar el mundo.
    El mundo es amor.
    Entra por los sentidos, por todos ellos, al mismo tiempo.
    Sin negar nada, llego a la afirmación sin castigo, a la afirmación absoluta:
    Llevar las respuestas conmigo a todas partes.
    El amor siempre es creíble.
    Lo increíble está por descubrir.
    Descifrar un misterio que no tiene que ver con el amor es un paso hacia la oscuridad, hacia el abismo.
    Pero esto es un cuento de hadas.
    Pensamientos en cadena y en libertad.
    Serviles y diligentes.
    Prácticos y pragmáticos, y plausibles para la conciencia más honda y abrupta:
    La unificación del amor.
    Por tanto, empezaré por la paz, para conocer lo que me inspira.
    Pensamientos que no se escarban son pensamientos en una sola dirección.
    No tengo la sabiduría necesaria para el amor, pero sí para la paz.
    Es decir, ahora mismo estoy en paz incluso contradiciéndome, porque la lucha por la paz siempre gana.
    Y porque una contradicción solo existe si se vierten dos razonamientos opuestos al mismo tiempo, inmaterialmente imposible para el placer.
    Cada instante es un amor distinto.
    Por la desidia, amor por la incertidumbre, amor por la sentencia, en este caso.
    Por tanto, no existe contradicción, solo cambio en el enfoque del amor.
    En la descarga del amor.
    Esto es un cuento de hadas porque el mundo admite cualquier posición.
    La conciencia también, siempre que esté liberada, y separe el bien del mal de tal manera que las conductas obedezcan solo al bien, sin remordimientos, sin arrepentimiento, sin conflicto.
    Esto es acabar con el pecado.
    Cambiar la percepción a través de la incansable capacidad de autosuperación y gratitud por la vida.
    El mecanismo, el engranaje, la maquinaria perfecta.
    La paz, la liberación.
    La mente domina y es dominada.
    Es controlada.
    Hay orden en todo lo que pensamos.
    Pero no hay pensamiento en el orden.
    La teoría es amor vertido en el individualismo.
    El mundo tiene su teoría.
    Pero es un libro abierto.
    Yo he sido un libro abierto.
    Dispuesto a conocer su secreto, texto con texto.
    Dos libros cara a cara.
    Exposición de ideas que nubla la mente.
    Siempre llego todo lo lejos que puedo.
    Pero sé que el mundo puede estar dentro de mí.
    Su secreto a voces, más dentro.
    Soy una cueva con luz.
    Dispuesto a amar cuando llegue el momento.
    Sé que soy perfectamente capaz de amar y de demostrar que el único objetivo que persigo es la paz y el amor.
    Por todo lo que hago, doy vida a mis pensamientos.
    Me salvarán de la quema.
    Filosofar.
    Metafísica.
    El mundo es su propio orden.
    El mundo es ambición para el hombre.
    Justificación para la riqueza.
    Pero el secreto del mundo es compartido.
    Esto es un cuento de hadas abierto frente al libro del mundo.
    Leo ya sus líneas sagradas.
    La perfección en el amor.
    La miel en los labios.
    Se cierra un capítulo en mi vida, por abrir mi herida.
    No ha dolido nada, porque nada ha sido una lucha interna.
    El mundo me ayuda.
    Me sostiene.
    No valgo para que me améis.
    Pero me abro de la forma más generosa que existe y que yo conozco:
    La incertidumbre.
    El mundo sabe lo que me hago.
    El amor, ilusión o camino, o tropiezo u objetivo o propósito, es una idea.
    Siempre la buscaré.
    Y si el mundo sabe, y no interviene, es por la fuerza sobrenatural del amor.
    No se ve ni se oye, ni se lee.
    El amor no es negación ni afirmación.
    Ni justificarse.
    Es la razón del mundo, su orden de ideas al descubierto.
    Y a todos les imundará.
    Igual no este orden de ideas que denomino como mío.
    Pero sí que soy una marioneta, un títere, a merced de mi pensamiento.
    De dónde vendrá, más que la ansiosa querencia de armonía.
    Dolor armónico.
    No pensamos igual, quizá.
    No vivimos igual, quizá.
    No lo veo, lo siento.
    Siento el sí y el no.
    Y el a lo mejor.
    No siento la duda.
    Siento que soy fiel a mis propósitos, aun sin definición ni significado.
    Amor, teóricamente amor.
    El mundo ha abierto su libro.
    El libro ha abierto su mundo.
    Nadie lo pasa por alto.
    Nadie pasa nada por alto.
    Solo los sentidos pueden captar la esencia.
    Un viaje a través de la neutralidad, quizá.
    Una herramienta para llegar al amor.
    El amor como idea se propaga antes que el amor como hecho.
    Es por ello que esto es un cuento chino y un cuento de hadas al mismo tiempo.
    Abrir la mente necesaria y prudencialmente y pacientemente.
    El amor no espera, libera.
    Y libre de carga, vuelo.
    Hasta que la ceguera me alcance.
    O hasta llenar los rincones de mi mente, o vaciarlos.
    El mundo ama, pero es un amor indemostrable.
    Y yo sé que molesto, porque al mundo le he escrito el poema más largo del mundo, y mi atmósfera no ha cambiado.
    Esto es, soy capaz de amar todo lo que me proponga, pero sin voz ni voto.
    Nací para la filosofía.
    Hasta hacerla infinita y más influyente que el amor.
    Mi filosofía no es un cuento. Es un cuento de hadas.
    Porque el amor no es perfecto, y ello me conduce solamente hacia la perfección.
    No he perdido el tiempo con el amor.
    He ganado en ductilidaf y maleabilidad.
    Soy pura química.
    Conexión neuronal.
    Ideas sin desvío.
    Dirección sin sentido.
    Sentido sin amor.
    Con pasión entra el pensamiento.
    Con sufrimiento, entra la sabiduría.
    El mundo es la criatura que me desafía.
    Pero yo no estoy a la defensiva, ni le echo el guante.
    Mi estilo es inmaculado porque no implica ego, sino impulsividad.
    Ambición inmaterial.
    Vigilancia de las libertades que expreso.
    Perfección también en la versión de mis letras, unidas y consistentes.
    Frenesí extático.
    Control y seducción.
    Sin egoísmo.
    Sin egocentrismo.
    Amor sin fronteras ni monturas.
    Amor por este libro abierto.
    La amplitud de la vida.
    Nací para la decepción.
    Vivo para la decepción.
    Por ella y por la emoción, brinfo con mi copa vacía.
    La frustración me curte.
    Todo lo que no digo en persona me convierte en literario, resucitador de conceptos y cosmogonías.
    El poema más largo del mundo no me debe nada.
    Nadie me debe nada, ni siquiera amor.
    Mi secreto fue el desarrollo del inconformismo.
    No muevo masas.
    Soy feliz con esto.
    Felizmente desposeído del amor.
    De la ilusión.
    Escribo sin miedo y con miedo al mismo tiempo.
    Invisible y visible.
    Abstracto y restringido y aceptable.
    Soy muchas cosas al mismo tiempo.
    Como siempre.
    Desde siempre.
    Filósofo.
    No Dios.
    No el mundo.
    No el sol.
    Soy un yo, no un ego.
    Un yo y un nosotros.
    Pero sin contradicciones.
    No me puedo engañar porque me seduzco siempre.
    Soy y soy y soy.
    Pero no soy.
    Me doy importancia entre avalanchas de ideas.
    No transmito orden ni caos, ni perfección.
    Transmito mis ondas cerebrales.
    Mi ceremonia.
    Mi oratoria infinita.
    Sin ruegos ni preguntas.
    Abierto a todo y cerrado a todo.
    Abierto a cambios que no me cambian.
    A fracasos que glorifican mis teorías.
    A ponerlo todo fácil o difícil.
    Abierto a que me conozcan, pero sin correspondencia a ninguna realidad.
    Distinto o diferente o igual o idéntico.
    No me quiero separar de nada, ni disolverme en nada.
    Solo quiero evolución.
    Pensar setecientas veces lo mismo al mismo tiempo.
    Orbitar alrededor del círculo vicioso perfecto.
    El poema más largo del mundo no es solo un poema, es el mundo que sabe lo que se hace.
    En soledad o compañía.
    Empiezo a pensar en leer este poema con toda la prisa del mundo.
    Mi celeridad será máxima.
    Mi atención, encomiable.
    Mi perfección consiste en perfeccionarme.
    Sé muchas cosas que provienen de cosas que no sé.
    Es por ello que sé que el mundo me agradece este metapoema.
    Mi poética es pura retórica.
    Imprescindible para liberar la inocencia, y dejarla a un lado, objetivamente admitiendo mi único hándicap:
    Siento tanto la poesía que entre mi pensamiento y mi bloqueo hay un vado permanente.
    Esto es, pienso el mundo desde aquí, desde mi limpia conciencia.
    Siempre.
    Me aburra muriente o escriba.
    Pienso y pienso.
    Si escribo no reflexiono, me doy tregua.
    Amo el pensamiento porque sé que es lo que me diferencia, me identifica.
    Amo la filosofía y la poesía, porque una vez neutralizado el miedo son lo mismo.
    No tengo miedo a lo desconocido ni al futuro.
    Ni a mí.
    Yo voy por libre.
    Hago el bien.
    Solo o congregado.
    Mi opinión vale tanto como la de cualquiera para cualquiera, pero no para mí.
    Entro siempre en lo más profundo de mí, y sin ser el verdadero protagonista de mis teorías, puedo aventurarme en la inequívoca sensación de victoria.
    Esta vez proclamo todos mis valores, pues soy testigo de la paz solo a través de la celebración del alma.
    No hay que cambiar nada, solo pienso y plasmo.
    Perfeccionismo sabe lo que se hace.
    Sabe distinguirse de la obsesión y de la observación.
    Perfeccionismo se lleva en el alma.
    Son dos desconocidos para el ojo humano, pero alcanzables a través de la incansable e infinita inquietud.
    Éste es el poema más largo del mundo por necesidad, pero también por auxilio y rescate de la propia naturaleza del hombre.
    De mí, de todo lo que tenga que ver conmigo.
    Todo lo acojo.
    Todo me afecta.
    Pero ya está.
    Ya pasó.
    Tortura y pensamiento son dos conceptos.
    El pensamiento no es la conexión con mi concepto del mundo.
    El pensamiento es el mundo que vive en mí, sin condiciones ni vivencias.
    El mundo procedente de l nada.
    Escribo desde la nada.
    Lo único que puede amar al mundo.
    El único estado mental que se persigue a sí mismo.
    Y estoy agradecido por ello.
    Y pleno y feliz, si lo deseo.
    Esto es, mi deseo es fruto maduro.
    Deseo, deseo, deseo ser.
    Y mi empeño es filosofía porque no admite debate ni conflicto en mi conciencia.
    Y es auténtico, porque no existe afirmación ni negación recreadas en mi mente que puedan detenerlo.
    Adónde puedo llegar sino al infinito.
    El infinito es finitud desde mi punto de vista, o infinitud, lejos del idealismo y la fijación de las ideas.
    En efecto, el mundo es amor.
    La filosofía, mi filosofía, quizá sea desamor.
    Pero no admite desamor.
    Es en sí misma, me hace sentir importante y vehemente, deseoso y conforme.
    Antes, confabulaba contra el mundo, ahora le muestro mis intenciones.
    Apaciguo mis tensiones, relajo mis tiempos.
    Acojo la infinita filosofía, la información que nunca termina.
    No es un mundo paralelo.
    Es el secreto del mundo.
    El amor del mundo hacia mí.
    Ese amor que supongo y que nunca se muestra, porque el amor no existe.
    No puede aparecer ni desaparecer.
    No puede existir ni exigir.
    Ni siquiera durar un instante.
    No existe.
    Es la predisposición a la ilusión.
    Pero yo no vivo de ilusiones.
    Vivo de pensamientos.
    Vivo.
    Respiro el secreto, el misterio, el ocultismo.
    La luz.
    La única manera de que todo salga perfecto.
    De que todo lo que albergo sea provechoso es la unión de la imaginación con la realidad.
    Esto es, que todo lo que sale o proviene de mi mente no deje ni un cabo suelto.
    Y no cambie nada de mí.
    Solo plasmar objetivamente la canalización de la pura y abismal filosofía.
    Proveniente de la experiencia llevada por dentro, de cada segundo.
    Lo que inspira cada segundo.
    Filósofo y poeta.
    No igual ni distinto, ni especial.
    Me siento igual y distinto y especial, pero no es excusa para el pensamiento.
    El pensamiento siempre espera.
    La filosofía siempre descubre.
    Todo depende del valor que le dé.
    Pues no hay independencia ni liberación sin clímax.
    Y escapar del colectivo es un método lógico e ilógico, pero no un error.
    Un comportamiento para asumir por fin que el mundo gira y vive por supervivencia.
    Y el pensamiento es automático y revelador solo con la paz del deber.
    Me debo al pensamiento.
    Ésa es mi naturaleza.
    Y el mundo al amor.
    El mundo es amor.
    Yo pensamiento.
    Soy por tanto un mundo dentro de otro mundo, pero fiel a cualquier idea o concepción.
    Sobrellevo la vida como sé, como puedo.
    Funciono.
    Eterno o no, funciono.
    No todo es relativo.
    El pensamiento no es relativo, sino recurrente.
    El amor siempre es relativo.
    El mundo y yo somos dos grandísimos misterios.
    Esto es, escribir eternamente es darse el placer de la eternidad, no de escribir.
    Y el mundo es igual de eterno que una mosca.
    La libertad la consigo en cuanto hago de mi pensamiento algo común, propio e insólito al mismo tiempo.
    La luz se alcanza con inquietudes, no con certezas.
    Filosofaré hasta el final de mis días.
    O de mis pensamientos.
    Quizá no haya fin.
    Pero cuando escribo sobre algo que desconozco como si lo conociese a la perfección, creo una ilusión.
    El amor en mí sigue este principio de inducción.
    Por eso prefiero la pasión por el pensamiento.
    Inteligentemente, elijo la fluidez.
    No hay barreras para quitar miedos.
    Es la paz con el mundo.
    La admisión de la diversidad.
    La administración de los principios y sentimientos conducen al pensamiento.
    Mi amor no existe.
    Solo mi pasión.
    Como un sentimiento dormido que puede con todo, incluso despertar e iluminar la conciencia y la consciencia.
    Pasión por la filosofía.
    Por mi servilismo.
    Si pudiera hacerlo de otro modo, lo haría, pero no hay modo como la pasión.
    Ni siquiera que justifique la vida o la paz interior.
    El nivel de autoestima es para mí una bomba de oxígeno.
    Sea alto o bajo, siempre hay pensamiento.
    Predicción incluso.
    Continuo flujo del cerebro.
    Inmunidad, satisfacción.
    Palabra.
    Yo.
    O no yo.
    O sí.
    O no.
    El poema es infinito porque no hay seguridad en el término.
    Solo la hay en el pensamiento.
    Esto que siento es invencible, pero quiero no sentirlo.
    Soy un mundo ordenado que a veces no es suficiente.
    Soy lo máximo para mí.
    No tengo justicia ni castigo.
    Ni Dios ni prójimos, ni próximos.
    Pero tengo tormentosa paz.
    Soy una tormenta de ideas.
    El infinito contra el tiempo.
    El ser contra la ausencia.
    La teoría universal que quizá nadie aprecie nunca.
    Pero no un pusilánime.
    Soy el reflejo de mis pensamientos.
    La certeza moral y amoral.
    La convicción y la convivencia a expensas de soledad para meditar.
    Soy y estoy solo en esto, aunque no quiera estarlo.
    Por ello se rige mi vida.
    Es la naturaleza de mi vida.
    Es mi vida.
    El libro abierto frente al mundo.
    El marcapáginas sin usar.
    El horror para el númen, quizá.
    Pero merezco ser.
    Amor, allá voy, por ti y mis teorías doy la vida.
    Recházame siempre, decepcióname, abandóname por otras creencias.
    El mundo seguirá girando alrededor de mí.
    Soy la duda eterna de si ser o no el ombligo del mundo.
    Giro el mundo y me confieso sin pecado.
    Doy forma a mi filosofía.
    No pretendo abrir mi mente más de lo que está.
    Prefiero un millón de veces pensar así por toda la eternidad a perder la objetividad.
    Pero no sucederá ninguna de ambas cosas.
    No soy el mundo, soy lo que le escribo inacabadamente, porque no se puede acabar nunca el pensamiento a favor de todo.
    Esto es armonía.
    Y el mundo y yo no nos amamos, mantenemos una relación epistolar.
    Esto son cartas al mundo, y mi paz el remite.
    No hay amor, pero creo en él.
    Soy incrédulo e ingenuo, pero no me desvío de mis teorías.
    Doy lecciones que todo el mundo sabe.
    Pero nadie sabe como yo la incidencia de un tsunami verbal.
    El poema más largo del mundo no es geometría pura y dura.
    Es una despedida y una bienvenida.
    Una abstracción con pensamiento.
    Un mundo de secretos cada vez más inmensos.
    La profundidad del pensamiento es el amor.
    Pero él no lo sabe.
    Yo lo sé, pero me hago el sueco.
    Amar es solo a través de unificación.
    Nadie puede corresponderme, al igual que nadie me disuade de lo que pienso.
    Eterno resultado de mí mismo, doy por finalizado el poema más largo y más abrupto para el sentimiento.
    El pensamiento gana, y se lleva de calle todo el sentido.
    Y la próxima partida no será Dios tirando los dados.
    O sí.
    La aleatoriedad es la fuerza del pensamiento.
    Y el mundo puede ser un acto de fe o un suplicio, pero nunca amor, porque no hay amor si hay misterio.
    Es por eso que cuando escribo me abro.
    Reconozco que paso del amor a la pasión.
    Allí espero a todos los pensadores.
    Es mi pequeña cima espiritual.
    Mi acto de iluminación.
    Mi coronación como corresponsal de paz, de orden mental ideal.
    Siempre.
    Por siempre doy al pensamiento, y él a mí.
    Forzamos y forjamos la conexión.
    Hasta que el silencio nos separa.
    Aun así, imparcial o arbitrario, me encanta lo que hago sin dirección concreta.
    Me contengo en muchas cosas.
    Pero mis bienes inmateriales siguen intactos.
    Los amaré y me trascenderán en algún punto de la conciencia.
    Por ellos doy el máximo.
    Y no exigen.
    Me exijo pensar, solamente.
    Con ello me llega para cruzar el universo.
    Infinitamente.
    Siempre con orden y lógica.
    Pues el pensamiento es éxtasis y sueño.
    Consonancia segura.
    Eterna y permanente, y siempre dispuesto y distinto.
    Piense lo que piense, está perfecto.
    Mi mundo es perfecto.
    El otro mundo ya no es un misterio para mí.
    Es sucesión de pensamientos y opiniones al respecto.
    No soy poeta ni filósofo, soy pensamiento.
    No soy amor ni paz, ni siquiera pasión.
    Soy un libro abierto por una página que nunca termina.
    Soy muchas cosas y no soy muchas otras.
    Pero amo lo que hago.
    Me rescata del mundo.
    Y mi comunión con el mundo está muy cerca.
    Solo debo admitir la filosofía como fuente de vida eterna.
    Y la imaginación me ha servido de mucho, pero el pensamiento es real.
    El mundo es real, pero inacabado.
    El pensamiento se acaba a sí mismo.
    Y este poema me llevará al éxtasis, quizá.
    Pero sin sentimiento, solo con pensamiento.
    Y el mundo lo sabe.
    Me ha estado nutriendo de ideas.
    Estoy conectado a él.
    Es mi mundo, y yo soy su paz y su equilibrio.
    Pienso solo por ello. Se acabó el misterio.
    Amo el pensamiento, y doy fe de mi salto de fe cada vez que escribo.
    Es el amor un perfecto desconocido para sí mismo.
    Pensaré y pensaré hasta que me salga el mismo pensamiento que originó todo:
    La sorpresa.
    Luego, se acabará todo, quizá.
    Pero seré eterno, porque el tiempo no transcurre en el pensamiento.
    Ni un espejo refleja otra cosa que la influencia del mundo en mi rostro.
     
    #1
    A Paco Valiente le gusta esto.
  2. Nommo

    Nommo Poeta veterano en el portal

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    Y todo eso, equivale a un silbido.
    ¿ Verdad ?
    Te tomas muchas molestias, para hacer música.
    Puedes escribir cien folios, repitiendo el mismo tema.
    Como Jack Torrance, en la película de El Resplandor.


    [​IMG]


    " Tanto trabajo y tan poco juego, hacen de Jack un muchacho aburrido. "


    Di eso, una y otra vez.
    Hospédate en un hotel.
    Procura que sea durante el invierno.
    Ya verás qué vacaciones tan divertidas...
     
    #2
    Última modificación: 5 de Octubre de 2017
  3. Paco Valiente

    Paco Valiente Poeta que no puede vivir sin el portal

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    Jooooooo, estoy agotado, demasiado extenso para mi gusto. Yo lo resumiria en pocas palabras: "El amor es el unico mal que no tiene remedio pero es el único remedio para todos los males". Abrazote vuela amigo Ricardo. Paco.
     
    #3
  4. Ricardo López Castro

    Ricardo López Castro Poeta adicto al portal

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    La forma más adecuada de llegar a vosotros.
    Hay muchas formas.
    Yo sin mi forma no sería nada.
    ¿De qué formamos parte?
    Yo de lo que quiero transmitir.
    Siempre pensando en ello.
    No soy derroche, ni amor.
    Soy este pasaje mental que quizá nunca vuelva.
    Como un paisaje visto desde el tren.
    La locura es el paso siguiente en la evolución humana.
    Lo que hoy llaman locura o histeria colectiva, digo.
    Yo me debo a mis lectores casi más que a mí mismo.
    Pero no encuentro la manera de...
    Cómo decirlo...
    Quizá no haga falta remover conciencias.
    Ni siquiera buscar el punto débil, o acomodarse en el punto medio.
    Quiero gustar, ser necesario, cuasi prioritario.
    No blanco de ira.
    Ni de envidia.
    No digo que sea nada en concreto, porque no soy nada en concreto.
    Soy más parecido a vosotros de lo que creo.
    No quiero que mis propósitos e intenciones me superen.
    ¿Que si tengo algo que enseñar?
    Siempre.
    Por eso escribo.
    Sea lo que sea.
    Salga lo que salga.
    Nada de ello es desechable.
    Soy fuerte de corazón, y cambio constantemente.
    Sublime.
    Todos tenemos algo que no hemos localizado aún.
    El amor hacia todo.
    Sentirlo intermitentemente nos señala la luz.
    No es que quede poca luz, o poco a lo que aferrarse.
    Es que solo ello nos mantiene vivos.
    Alcanzar ese amor, esa naturaleza disidente.
    El éxtasis del pensador, del que concibe el mundo a su manera.
    A su manera, a su forma.
    A todo.
    No limitar el pensamiento.
    Reflexionar sobre las conductas.
    No sentenciar jamás una idea, para que de ella broten otras, de la misma naturaleza, y más pulidas
     
    #4
  5. Ricardo López Castro

    Ricardo López Castro Poeta adicto al portal

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    ¿Has visto? Como un bucle sin go to.
    Esto es mejor que la caída libre o la montaña rusa.
    Voy a convocar a la hermenéutica al completo para rizar el rizo.
    Tienes razón, por supuesto que la tienes.
    Pero la razón no da de comer al alma ni al espíritu.
    Tampoco puede prometer nada bueno.
    Es por ello que los políticos siempre son parodia de sí mismos y totalmente refutables, desde todos los ángulos.
    Si esto te parece aburrido, verás lo somnoliento que resultan los delirios de grandeza.
    En fin, tus chistes son muy buenos y profundos, pero no mueven a nada.
    Es como montar un teatro sin atrezzo, solo con actores, irreal e incompleto.
    Pero te aplaudo.
    Ése es tu merecimiento.
    De ahí no pasas.
    Te encanta llamar la atención y la ilusión de quedar por encima de algo que ni siquiera has analizado.
    Pero te vigilo, te estudio.
    Eres muy bueno teorizando, pero tus teorías se quedan en casa, no salen a la calle, ¿verdad?
    Ésa es la esencia del mundo.
    No la sientes ni la presientes porque solo estás hecho de intenciones, y no de inteligencia.
    Tampoco eres un espía ni vales para jugar a ser Dios.
    Es la magia del mundo, compañero ideal, la que te pasa por encima.
    No tienes nada que ofrecer al mundo porque no eres real, eres un aprovechamiento de miedos y coyunturas, pero no conoces el éxtasis.
    No soy un iluminado, pero no ofendo.
    Estudio lo mío.
    Mi examen siempre lo apruebo con sobresaliente.
    He pasado por tu etapa, tu estancamiento hace mucho.
    Y ahora mi pensamiento es oro.
    No el tuyo, ni tu contrariedad.
    Combato el miedo con miedo.
    Pero salgo al mundo.
    Con fe y con escrúpulos.
    Sin respeto pero con más ciencia que tu espíritu combativo.
    Sin problemas ni preocupaciones.
    Sé que mis miedos son un único miedo.
    Pero lo afronto porque no creo en el error ni en la equivocación.
    No creo en ti.
    Ni siquiera me das lástima.
    Puedes hablar lo que quieras, pero nunca me suscitarás molestia alguna.
    Soy el perfecto paciente, y tú la operación fallida.
    El intento sin base.
    El arca perdida.
    Tienes un tesoro dentro de mí para ti, pero prefieres mi inmundicia.
    Es tu perversidad.
    No soy el Papa para bendecirte.
    Es hora de que aguantes tu vela.
    No me cuentes tus problemas.
    No tengo solución para ellos.
    Estás cegado por las malas formas y la inadaptación.
    Anda con tu Dios.
    Seguro que te iluminará el camino, oh pensador grandilocuente, pastor de las mentes perdidas, fiasco y fracaso de la naturaleza verbal.
    Buscador de referencias.
    Pecador inconsciente.
    Murmullo, susurro.
    Mentira y engaño para ti mismo.
    Si nadie hay que te quiera, apechuga y agárrate a los machos.
    Enciérrate en un baúl con tus recuerdos.
    Observa la vida, no fotografías.
    Obsérvame a mí, si te hace y apetece.
    Pero nunca seré para ti un plato de buen gusto.
    En tu interior lo sabes.
    Yo también.
    Abúrrete con la vida que esperas.
    Nunca te impondrás sobre nada.
    La vida te pasa por encima, en resumen, y lo pagas con quien sigue un camino recto.
    Haz lo que quieras y puedas.
    Estás estancado, y yo soy tu misterio.
    Intenta nadar en mí y te ahogarás.
    ¿He resuelto tus dudas o pretendes invocar al concepto que tengo de Dios?
    Sin ánimo de ofensa eh, que la duda mata, y la tuya es más grave que un cáncer. :D
     
    #5
  6. Ricardo López Castro

    Ricardo López Castro Poeta adicto al portal

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    Saludos Paco.
    Es extenso, marcado por el pensamiento.
    Muy extenso.
    Por amor.
    Por desamor.
    Por misterio.
    Sin excusas.
    Sin sentencia ni juicio.
    Con sentido.
    Al margen de la vida.
    Intimidad y recreación.
    Gracias por comentar.
    Somos de un solo gusto, pero para la brevedad se necesita examen.
    Saludos, de nuevo.
    Gracias por comentar :)
     
    #6

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