¡¡amor prohibido!!

Unidos están nuestros corazones con el lazo del amor, sellados con un beso
y contenidos en un cálido abrazo de Dios que un día nos unió para gloria
y dicha de nuestro Ser.
En nuestra primera cita, no fuimos ni tu ni yo, sino que fue el amor el que nos unió.
No fue solo tu hermosa figura la que me atrajo, sino ese mágico espacio que nos juntó,
abstrayéndonos del mundo entero.

Tan solo tú y yo ensimismados en un mágico y bello momento en el que solo hablaban
los corazones a través de nuestros cuerpos, entregados al placer más sublime,
al deseo que resbalaba cual sudor por nuestra piel.
Un amor así no debe ni puede morir, pues revive en cada beso, cada caricia, cada mirada
que nos damos en el más absoluto silencio y con un dejo de dulce complicidad.

Amor prohibido que llegas a mi vida, y que cambias por completo mi mundo, amor de sueños,
y de locas fantasías.
Prohibido está en nosotros las promesas, prohibido está el futuro pues él es el presente
que viviremos mañana juntos tú y yo en la cama, aposento cómplice y secreto
de nuestros arrebatos de pasión, inmersos en su mágico mundo de amor prohibido
que un día llego a mi vida para quedarse.
Un amor prohibido que no debo aceptar, pero que ya está dentro de mí ser,
un amor que se quedó a vivir por siempre en mí.

Amor inesperado, que a cada segundo te espero, que dueles, pero aun así te quiero,
amor que en poco tiempo pudo darme los mejores momentos, y que hoy me deja
los más grandes y bellos recuerdos.
Amor de alcobas, de camas ardientes, de noches obscuras y de bellos amaneceres.
Amor de horas, de fugaces encuentros, de corazones solitarios y cuerpos ardientes.

Amor sublime eres mi pasión oculta, mi deseo constante, la que despierta
mis instintos de ternura, quien anhelo acariciar, princesa de mis sueños
que me haces sentir tan dichoso, cuando te pierdes en mis brazos
y entre dulces besos y suaves caricias vas despertando en mi la pasión
y el deseo de volver a poseerte una y mil veces mas.

Duermes entre mis brazos y puedo sentir el suave latir de tu corazón,
quien hubiera pensado que el mismo hace unos momentos latía por mi piel
como mil caballos en galope.
Mi mano cual brisa fresca va acariciando los senderos de tu cuerpo,
recorriendo tu piel rozándola sin rozar, soplando muy suavemente, erizandola,
haciéndote sentir mil sensaciones de placer,
recreando tu pasión sensual y en un tierno beso entregarte todo mi amor.
Victor Hugo Mora.