Amor y tres puntos suspensivos

Amigo, existen tres formas de vivir:

Una es cuando no conoces el amor.
Cuando es así, el día es un lugar al que no puedes evitar ir.
Debes caminar, respirar, aprender, sin conocer el motivo.
Solo hay algo que hace que valga la pena...

Un rumor,
una palabra que se oye en voz baja,
un susurro que alguien te dice en la oreja...
“amor”...

Sabes su nombre y sabes que existe,
resbaladizo y quebradizo nadie lo sabe definir
Quizá por miedo a perderlo, quizá simplemente por miedo.
Y el que mejor te lo puede explicar se distrae con la mirada de una mujer.

Un rumor,
una palabra que adquiere fuerza,
un susurro casi audible
“Amor”...

Entonces encuentras alguien que te mira,
tu atento, curioso, obsesionado incluso, le devuelves la mirada.
Ella te sugiere algo al oído,
“mi beso es tu respuesta”.

Un gesto,
un contacto que acelera el corazón,
un sonido complejo.
“AMor”...

Dubitativo, acaricias tus labios,
observas tu mano y notas un ligero peso.
Tus labios piden mas,
tu mano tiembla,
y el pecho pesa mas que de costumbre.

Su mirar,
su palabra,
su nombre.
“AMOr”...

Entonces, solo después de ese momento,
dejas ir por los pasillos de tu cerebro un rumor,
una palabra que con fuerza se repite,
y susurras a una amiga:

Es posible,
quizás,
ella...
y te distraes con su mirada.
“AMOR”.

Luego amigo,
esta cuando vives el amor.

Y es cuando el día pasa raudo y veloz,
cuando el aire es dulce,
cuando caminas con prisas por verla,
cuando de cada gesto suyo aprendes otra definición de belleza.

Y gritas por las calles,
por las casas,
por los lugares donde nunca hubieses hablado.
“AMOR”...

Su cara, un día.
Te enseña un gesto extraño.
Te ofrece un beso cualquiera.
Su prisa se vuelve dolorosa.

Entonces, depende del hombre existen varias reacciones.
Orgullo,
dejadez,
paciencia.
“AMOr”...

Siete días con ella se vuelven tres.
Tres se vuelven uno.
Uno es una llamada.
Una llamada que a veces se olvida.

Es cuando te transformas en una pregunta con vida,
un cuerpo que con la ceja arqueada pasea solo,
Y en el reflejo de un charco,
ves tu rostro ondulado y entiendes algo.
“AMor”...

La ves,
con la ceja arqueada y mano húmeda de acariciar un charco,
vuestras miradas se cruzan haciendo nudos por el camino.
Y las sospechas se vuelven ciertas.
Su querer,
tu querer,
se perdió mientras crecíais.
“Amor”...

Una despedida diferente,
un susurro de adiós en sus labios,
una palabra conocida y desconocida a la vez.
Y te das la vuelta con un peso aun más grande en el pecho.

“amor”

Y cuando vives sabiendo que has vivido el amor.

Es cuando escribes poesías en un libro llamado amor y puntos suspensivos.
Es cuando tus consejos son palabras que riman,
Cuando la barba crece y perezoso la dejas.
cuando buscas ansioso, curioso, obsesionado seguro.
Otra mirada como aquella,
otra razón para escribir que no sea esta,
otra, otra...

Para eso no vivas, amigo.
La única vida que tiene sentido dura un parpadeo
varios si tienes suerte
y al acabar,
cuando alguien te pregunte que es el amor... lo harán.
tu dirás

El amor es una palabra y tres puntos suspensivos

(A ti Patricia, eres sin duda una lección bien aprendida.)