Amores

I
Y cuando ladra el perro de los vecinos
creo que es mi perro que ha regresado.
Hace tiempo que se fue.
Pude retener unos segundos su última tibieza
mientras lo apretaba a mi cuerpo.
Se fue haciendo fría
tan fría como el hielo de los nevados
¡Yo lo quise tanto
que escribir su recuerdo me causa llanto!.

II
No era mío el gato blanco
y se echaba en la ventana de la cocina de otros vecinos.
Yo-niña miraba al gato en la ventana de los vecinos.
Trabajo era traerlo a la ventana de mi cocina
para sentirlo mío desde afuera.
Cuando llegaba a la ventana ya no estaba.
Huía porque no era la ventana de su cocina.
Los niños no abandonan lo que aman
ni cejan en el intento de tenerlos suyos un instante.
Nada más un instante.
La niña va por el gato una vez más.
Mal tomado viene pero el gato se entrega.
Llega a la ventana y lo deja una vez más
¡rápido!
para verlo un segundo en la ventana de su cocina.
El gato blanco tomaba el sol en su ventana...

*
Mi perro ladra todos los días en el patio de los vecinos.
El gato blanco que no era mío llenó de soles todas las ventanas.

​

***
María Margarita Pérez Vallejos(Elisalle)
12/09/2017
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y/o total por cualquier medio
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Me encantan y amo a los animales, tengo a mi perrito Pistrakas y a mi gatita Lorca por eso me identifico plenamente con tu bello poema y esos tus amores que tan bellamente narras en tus luminosos y en algún momento nostalgicos versos. Pienso que eres una mujer con una gran sensibilidad, para la poesía y para todo lo demás, disfruto leyéndote amiga María Margarita. Abrazote de colores vuela. Paco.

 

Quién no quiso de niño tener un perro, que ladrando saliera a recibirnos al llegar a casa. Quién no soñó con un gato que ronroneara cuando estábamos sentados y arqueara el lomo al rozar nuestro brazo. Quien de niño no quiso lametazos que le lavaran la cara o ver a su gato blanco tomando el sol en la ventana...
Maravillosos y emotivos versos. Un beso. Luis.

 

A veces, sin pensarlo siquiera, se instala un recuerdo en la mente. Lejano. Querido.
Un ladrido
A veces regresa la inocencia de la infancia cuando el mundo era bien chiquito. Sólo un instante.
Un instante para llenar de soles las ventanas.
Besos. Muchas gracias Luis.

 

Sin aviso llegan los instantes de nostalgia y te dejas avasallar por ellos.
Una mujer hipersensible sabe que no es tan bueno serlo.
Una niña que empezaba a amar sin miedos que el gato no fuera suyo.
Gracias Paco. Tienes un gran espacio en mi amistad. Un abrazo amigo.

 

Una dualidad. Es que ni sé por qué sucedió.
Se instalaron estos dos amores en mis recuerdos,
pero son muchos más. Maramín, tu pasar por aquí
es muy importante para mí. Te dejo mi abrazo.