Amos, anda...

Jamás, desde que pasto por la vida
-sesenta años cumplidos y sumando-,
he visto más fanáticos balando
y menos libertad más perseguida.

Jamás fue tan sutil el genocida,
ni el pueblo se dejó mentir callando
con más ferocidad. Seguir votando,
¿traerá la democracia prometida?

Jamás nos dieron más, sin más, la murga,
ni fuimos al patíbulo más tiesos
y alegres a pautarnos con "la purga."

Jamás, ni en veinte mil eternidades,
creeré que los abrazos y los besos
nos puedan contagiar enfermedades...

 

No cuento yo con tanta experiencia ni de lejos, pero concuerdo con el fondo de tu discurso, como siempre.

Un placer verte por aquí, Ramón.

Espero que te prodigues todo lo que puedas. Se echa de menos tu palabra.

Abrazo

 

Jajajajaja, la experiencia es un grado, pero también una putada. Qué prisas tendría yo por nacer tan pronto...
Perdona que no te siga tanto como quisiera, pero sabes que admiro tu poesía. A ver si salgo de este atolladero en que me hallo y vuelvo a ser quien fui.
Este poema me quemaba dentro y salió así, últimamente las musas me aborrecen.
Abrazo de vuelta, amigo

 

Tal y como yo lo veo, el último verso te puede llevar a ese patíbulo.
Hoy, darle un abrazo a alguien, tiene más delito que sacarle una pistola.
Buena crítica, en la que dejas bien alto el listón criticón.

Seguiremos pataleando.

Abrazos

 

Perdona por el retraso, Luis, se me pasó por alto este comentario tuyo.
Resumes perfectamente el asunto, miedos irracionales y enfermedades estigmatizadas... en verdad somos presos de nosotros mismos incluso antes que del sistema.
Te reitero mis disculpas y te mando un fuerte abrazo

 

Y qué se te ocurra toser, vamos...
Pataleemos, en verdad es uno de los pocos derechos que nos quedan (por ahora).
Setesquiere