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AnexiÓn De PanamÁ A La Gran Colombia; Contratiempos Del Libertador

Tema en 'Poemas sociopolíticos y humanitarios' comenzado por dilia.calderas, 28 de Mayo de 2008. Respuestas: 2 | Visitas: 9631

  1. dilia.calderas

    dilia.calderas Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    9 de Diciembre de 2007
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    ANEXION DE PANAMÁ A REPÚBLICA EN COLOMBIA;
    CONTRATIEMPOS DEL LIBERTADOR PARA EJECUTAR SU PROYECTO.

    Panamá, del Español, se lograba distanciar,
    procediéndose a anexar a La Gran Colombia hermana;
    Departamento del Istmo, de Colombia se llamó
    y un canal interoceánico Bolívar quiso formar.
    El Congreso en Panamá, para la unión conformar,
    con los diversos países de la América Meridional,
    procedió a convocar.

    Vencido ya el ejército de España,
    natural era superar las divergencias,
    pero energías decaían sin conciencia,
    por 14 años de guerra que fue violenta y sangrienta;
    no comprendían que aquella lucha en contienda,
    se oponía radical al mundo conservador
    que “Santa Alianza” implementa.

    Inspirador de la Alianza era el Conde de Metternich,
    al considerar que “potencias” conseguirían paz mundial,
    sin los pequeños estados, sin soberanía popular,
    con paz del Congreso en Viena propuesta por monarquías,
    quienes legitimidad querían de instituciones vigentes;
    Metternich y el Zar de Rusia proponían intervención,
    equilibrio entre potencias, pero se oponía Inglaterra.

    Ayudar a los gobiernos proponían,
    si en lo interno triunfasen insurrecciones;
    el Congreso de Verona apoyado en acuerdo,
    ordenó a Francia reestablecer a Fernando VII
    y con armas discutió en cancillerías reestablecerlo en América.

    A Metternich calificaban como “Cochero de Europa”
    por perseguir a insurrectos, sin convivencia pacífica
    de los estados vigentes,
    pues temían la insurrección contra jerarquías internas.

    Gran Bretaña se separó de coalición,
    oponiéndose al principio de intervención,
    pues había participado en revolución de Francia
    y derrota de Napoleón;
    expandirse con creces en el mundo transoceánico
    para comerciar con Asia, con África y Suramérica era la meta.

    Según opinaba Rohden, la diplomacia europea,
    no veía importancia inglesa de acción contra Napoleón;
    el que con soberanía ilimitada, coincidiesen en las costas
    de todo mar territorial y el que no tuviesen que temer
    en próximo siglo a rival.

    En Francia, España y Holanda, algunos representantes,
    aunque de rango inferior, si tenían conocimiento
    de dónde iba la balanza;
    al Rey Pedro I en Brasil los ingleses apoyaban
    en contra de portugueses, también contra Buenos Aires,
    por Aduanas e intereses.

    Al coronar a Iturbide en México, conservadores de Chile
    y aristocracia peruana arrojar querían a Bolívar,
    a quien “El Zambo” llamaban;
    realidad que susceptible aprovecharía la Alianza
    o Inglaterra intervendría.

    Entretanto Bolívar a Santander, en sus cartas como consejo decía,
    que en la América Meridional Colombia debía
    ser fuerte, ya que todo lo demás desbarataba fácilmente:
    “cada día se pone peor el Sur de América”;
    que cuando él del Perú se fuese éste volvería a perderse,
    por no tener hombres capaces para el Estado sostenerse.

    Que inversamente era América con relación a la Europa,
    allí los pueblos insurgían, contra aquella monarquía,
    mientras que en el Nuevo Mundo, eran clases dirigentes,
    contra la revolución del Libertador de Colombia;
    un proceder semejante a la “paz internacional”
    de aquel sistema de Metternich, propuso Bolívar conciente;
    una “paz americana” para enfrentar a las clases que
    apoyo daban a éste,
    conservando los principios democráticos, republicanos,
    los que de ser traicionados, producirían intervención
    de República en Colombia.

    Santander quería imitar La Santa Alianza
    en seguridad política, decía,
    con principios de justicia diferentes,
    ya que en Europa todo hacían por tiranía;
    como en Colombia todo era por libertad “superiores” les hacían.

    Bolívar consideró invención moderna de los ejércitos de Europa,
    hábil para evitar conquista y conservar independencia.
    Perú debía investir éxito hasta reunirse en Panamá,
    para decidir modo y medio de mantener tranquilidad
    entre los confederados.

    Aspiraba completar la estructura de un sistema
    que enfrentara al Viejo Mundo y a coalición con La Alianza.
    Por ello presentó el proyecto ante el Congreso Anfictiónico
    a celebrarse en Panamá, respondiendo a Congreso en Viena.

    Aconsejó a Santander no darle aspecto panamericano
    y formuló 3 advertencias:
    la primera no admitir en la Liga a Río de La Plata;
    la segunda no admitir a los Estados Unidos;
    la tercera no libertar el territorio en La Habana.

    El fin era no tocar los extremos Norte y Sur
    ni establecer República en Haití;
    pues aunque los españoles ya no eran peligrosos,
    entre tanto, “anglosajones”, eran muy omnipotentes
    y por lo mismo “terribles”.

    Hostil era Santander a toda organización con proyección americana;
    fuerza regional contrapesaba; multiplicar nacionalidades.
    A tal fin reunió países con inclinación política, así como comercial,
    contrariándole a Bolívar lo “no panamericano”.

    Absorber nacionalidades era su finalidad; destacar lo regional,
    constituyendo antecedente hacia el “panamericanismo”.
    El que pudiesen surgir los estados soberanos
    y por tanto independientes,
    para evitar confederación en centro del continente;
    la que sería contrapeso de agrupación territorial
    y humana del hemisferio en extremos Norte y Sur.
    De este modo habló al Congreso en 1824:
    De acuerdo a doctrina Monroe con “semejante política”,
    consuelo del género humano, podía valer a Colombia
    un aliado poderoso, en caso que la independencia
    y libertad amenazaran las potencias aliadas.

    Refirió que Ejecutivo, sin poder ser indiferente a la marcha
    en la política de los Estados Unidos, se ocuparía eficazmente
    a reducir la cuestión a lo terminante y decisivo.

    Para Congreso en Panamá procedió a invitar,
    a Brasil, Río de La Plata y a Estados Unidos;
    explicándole a Bolívar que en Europa
    comenzaba a alarmar Confederación;
    Ministro Canning, había llamado a Hurtado y le preguntaba
    ¿cuál sería el objeto de ella?,
    diciendo que se iba a hacer una liga contra Europa
    y al Imperio de Brasil se trataba desquiciar,
    para convertir a América en estados populares.

    Que Hurtado le dio respuesta, satisfactoria y bosquejó,
    “objeto”, “Confederación”
    y que al parecer quedó aplacada la inquietud.
    Que a la fecha ya debían haber recibido nota,
    excitando al Gabinete a que enviara un comisario,
    “testigo”, y la manera de congresos europeos.

    También, políticamente se avisaba reunión,
    a comisionado de emperador del Brasil que estaba en Londres.
    Que parecieron prudentes, los pasos para quitar,
    todo motivo de alarma o pretexto, hostilidad;
    que en conferencia de Canning realizada con Hurtado,
    se le había ratificado el proceder con discreción.

    Destruida quedó entonces, oportunidad excepcional,
    de Liga Confederada entre Colombia y Perú con México
    y Centroamérica formulada por Bolívar;
    la que daría nacimiento a eficaz bloque político
    de revolución democrática.

    Cuando recibió Bolívar proyecto de Santander,
    desde Lima contestó,
    que ya había visto el proyecto de federación general
    desde los Estados Unidos hasta el territorio de Haití.

    Que le parecía mal en partes constituyentes,
    aunque bello en ideas y designio;
    que tanto Haití, Buenos Aires y los Estados Unidos,
    tenían cada uno de ellos sus grandes inconvenientes.
    Que en México y Guatemala, en Colombia, en el Perú,
    en Chile y Alto Perú, todos podrían hacer soberbia federación;
    que Colombia y el Perú tenían una sola mente.

    México quedaría situado en medio de la federación,
    la que tenía la ventaja de ser compacta, homogénea
    y “sólida” por supuesto.

    Americanos del Norte y también los de Haití,
    por sólo ser extranjeros tenían carácter heterogéneo
    y por lo mismo “jamás” opinaría convidarles para arreglo americano.

    Además, con planteamiento demostró sagacidad
    y previsión que desplegaron los fundadores del Norte;
    tales como Washington, Hamilton, así como Thomas Jefferson;
    los que acordes estuvieron en necesidad de agrupar
    comunidades del Norte en confederación de masas
    con extenso territorio,
    cuando Revolución Industrial auguraba en el futuro
    establecer unidades vastas, políticas y económicas;
    las que siendo republicanas no pensaron en que ideas,
    por ser liberales fueran, incompatibles con expansión
    económica y geográfica.

    Asimismo no pensaron que para ser respetuosos
    de institución representativa,
    fuese necesario permitir a trece antiguas colonias
    constituir en Inglaterra especie de “republiqueta”,
    donde ambiciosos caudillos, establecieran sus feudos
    con el nombre de naciones;
    contrario a lo sucedido con bárbara parcelación
    de Gran Colombia y América.
    Lincoln continuó tradición de ilustres antecesores,
    reprimió implacablemente el intento autonomista.

    En Colombia el Ministro de Guerra, a Bolívar informaba,
    en mayo del 25, que de Europa y Las Antillas,
    dijeron que España y Francia, a través de Santa Alianza,
    expedición preparaban para rebeldía en América.

    De Buenos Aires llegaba también comunicación,
    en que Borrego y Dean Funes informaban descontento,
    contra burguesía porteña y a Bolívar solicitaban,
    trasladarse a Río del Plata, ponerse al frente del pueblo.

    Bolívar consideró que la lucha era mundial
    y a Santander escribió “guerra” sería universal;
    Francia les consideraba ocupados en Perú.

    En Brasil ya poseían un poder que era auxiliar;
    y él tuvo que distraerles con falsas operaciones
    y con otras positivas, pues en México contaron
    con Iturbide y anarquía de Buenos Aires, planteaba;
    además del desgobierno que en mismo Chile reinaba.

    Si el negocio era parcial y puramente francés,
    Ayacucho pararía la burla y combinaciones;
    si con victoria decisiva los aliados persistían,
    prueba evidente sería querían general contienda,
    con el triunfo de los tronos en contra de libertad.

    Parcial no sería la lucha, pues se cruzarían en ella,
    los inmensos intereses esparcidos en el mundo,
    quedando comprometido por tanto el Nuevo Hemisferio;
    que Inglaterra tenía influencias y colonias en partes del mundo.

    Auxiliares en la contienda, con espíritu constitucional,
    eran Portugal y España, Italia, Grecia y Suecia,
    Holanda e Imperio Turco, quien salvarse quería de Rusia.

    Con los gobiernos y ejércitos contaban aliados de Europa,
    por tanto litis política y militar dependía,
    de combinaciones y sucesos pues ninguna probabilidad
    o penetración humana señalaría final término,
    pudiéndose concluir debían prepararse a lucha.

    Prolongada, ardua, importante, por tanto sería la lucha,
    cuyo remedio paliativo era plenipotenciario Congreso,
    y plan vigoroso en el Istmo, extenso y con 100.000 hombres,
    por Confederación mantenido, independiente en partes constitutivas.

    Ya desde el año 813, Bolívar había notado,
    vinculación de Colonias con Europa y Continentes,
    tales como en Asia y África, por tanto pensó equilibrio,
    para librarse del yugo de la ambición y esclavismo.

    Equilibrio entre las partes, destruir preponderancia;
    “Equilibrar el Universo”, calculando política americana;
    era la “Era Hegemónica”, presencia sentían de Colombia,
    en el ámbito mundial, presencia sentían de Colombia.

    Embajador Moustier en Francia al de Exteriores en Madrid,
    decía que “consternación reinaba” hostil contra la Regencia,
    en Argelia y por prejuicios de corsarios colombianos;
    si una cuadra se presentase allá en las costas de España,
    insurrecta, americana, imposible contener desborde revolucionario.

    Bolívar consideraba unirse para la guerra,
    batalla entre pueblos, tronos, de manera universal,
    ofreciendo al Nuevo Mundo la oportunidad histórica
    de abanderar batalla mundial, por el Universo “equilibrio”,
    y que grandeza de Europa, no llevase consigo el yugo
    de esclavitud en el mundo.

    Pero en Estados Unidos, Monroe advirtió a La Alianza,
    con doctrina que intentó el considerar peligros
    hacia la paz y seguridad que en el hemisferio quiso.

    Bolivarianismo y Monroísmo defendían sus sistemas,
    Republicano y Liberal, con procedimientos distintos;
    Monroísmo defendía contra la agresión a Europeos,
    mientras Bolivarianismo era voluntad de pueblos;
    transformar la independencia, sin política que dividía
    en Metrópolis, Colonias, por “Equilibrio del Universo”.

    Por ello insistía Bolívar, al Congreso en Panamá,
    aún con protesta anglosajona, en problema de esclavitud,
    ya que ellos se interesaban en la economía esclavista.

    Por tanto en punto 6.a, instruyó la proscripción
    “universal” y “abolición” de tráfico de esclavos de África,
    declarar a perpetradores de tan horrible comercio,
    como incursos en el crimen de piratería convencional.

    Predominó Doctrina Monroe pues los dirigentes criollos,
    optaron por ampararse de la agresión europea,
    renunciando al destino histórico que señalaba Bolívar,
    exponiéndose al peligro de volver a ser colonias,
    con vago ideal nacional, legándoles feudalismo.

    Bolívar el General marchar quería a Tierra del Fuego,
    pero tendencias crecían, contrarias a integración;
    permiso solicitaba y Santander respondía,
    que por estado de rentas y de medios militares,
    suspendería hostilidades por medio de Inglaterra y Francia;
    sin más base que igualdad de comercio y el deber,
    en que estaban de solicitarla, estados americanos,
    si ellos querían aceptarla.

    Que con diez años de paz vida tendría la República,
    con rentas podría cumplir lo fiscal con extranjeros,
    salir de trampas domésticas por ejército en 23.000;
    por marina un poco fuerte para los unos y otros,
    en cuanto a administración, civil, hacienda e intereses.

    Calculó deuda extranjera anual 16 o 18 millones,
    de pesos, y en cuanto a Rentas de 7 a 8 millones,
    de ¿dónde sacarían deficiente?, preciso reducir gastos,
    y los productos en rentas si de consunción no querían morir,
    verificar reducción, disminuyendo al ejército,
    de marina desembarazarse, procedió luego a escribir.

    Sin consultar a Bolívar cancillería colombiana,
    inicio gestión de paz con las cortes europeas;
    configuración panamericana al Congreso en Panamá,
    dieron contra voluntad de quien lo había convocado;
    destinando la política a obtener reconocimiento
    de aquellas grandes potencias, obteniendo privilegios,
    para el comercio en aduanas de República en Colombia.

    Y Bolívar respondió no creer en lo informado,
    pues el estado de rentas, no llenaba el numerario
    necesario para pagar a la inmensidad de empleados.

    Que por pequeño que fuese no había pueblo que no tuviese,
    juez de derecho y empleados, absolutamente inútiles,
    ni ciudad insignificante sin la corte de justicia
    y mil otros tribunales, devorándose las rentas
    que pertenecían al Estado.

    Que por ello era que la Hacienda estaba tan trabajosa,
    en lugar de aumentar entradas, aumentaban sus salidas,
    con innumerables empleados que se mantenían en ella;
    preciso era ver el modo de remediar ese mal o se perdían a la larga,
    y se acordara que causas de Revolución en Francia
    fue mal estado de Hacienda;
    podía suceder igual, si medidas en Colombia no se tomaban a tiempo.

    Indispensable no nombrar empleados y anular infinidad,
    pues lejos de hacer el bien la administración embarazaban
    absorbiendo rentas del Estado.

    ¡Bolívar! ¿recuerdas? también aconsejaste no disminuir
    derechos de aduana por darle gusto a extranjeros;
    y que al contrario se aumentasen.

    ¡Sí, lo recuerdo! pequeño compatriota, por ello aludí mi ejemplo:

    Que allá en el Perú pagábamos todos el 30%,
    estando mejor que ellos, aún con todos sus trabajos;
    mucho mejor a Colombia con relación a la Hacienda,
    sin sistema complicado, procurando el más sencillo.

    Y no era porque el Congreso dejaba de dar las leyes,
    lo mismo era que en Colombia, solo que yo me encontraba,
    en posición de escoger las que fuesen ventajosas,
    sin embarazar marcha de otras.

    Que dirían que me había encontrado en situación favorable,
    y respondí que por lo mismo no me atrevía a indicar remedio;
    que procurasen obtener los medios en sentido de aplicarlos.

    ¡Bolívar! ¡Libertador! dicen a ti te faltaron inteligentes colaboradores
    para organizar las finanzas de la Gran Colombia,
    tales como Hamilton, Washington, que supiesen llevar a término
    criterios de Contabilidad,
    limitándose a registrar la diferencia entre el “Debe-Haber”,
    sin arrebatar a la Nación su esencial militar poder,
    cuando más se necesitaba,
    pues desconocían problemas en el aspecto fiscal.

    Disminución rutinaria de los gastos del Estado
    era el paso urgente a dar, incrementando recursos
    en momentos esenciales, decisivos para nacionalidad
    y destino en el Nuevo Mundo.

    ¿Colaboradores inteligentes dices?, aunque pocos, los había,
    solo que a muchos patriotas no se dio oportunidad;
    tal es el caso de Sucre, Manuela, Simón Rodríguez,
    Urdaneta y otros más que amor sentían por la patria en verdad.

    Santander fue inteligente, pero al igual que Páez,
    se alió con la Oligarquía y Norteamérica,
    demostrado quedará en la historia que conscientemente
    hasta hoy han dispuesto analizar.

    Aristócratas de Perú y Lima no perdonan democracia
    y política de Bolívar.
    Allí Torre Tagle y Riva Agüero, vivían en sus herederos.

    Bolívar, llegando al Cuzco, conoce a Francisca Subyaga,
    esposa del Intendente, apellidado Gamara,
    quien luego fue Mariscal y más tarde Presidente.

    Llamada Gran Mariscala, Francisca halló posición en política y gobierno,
    se rumoraba un infierno, sobre amores con Bolívar.
    Su padre Antonio Subyaga y su madre Antonia Bernales,
    por carencias maternales, de pequeña la enviaron al convento,
    la epilepsia, impedimento, le devolvió con sus padres,
    luego ambicionó la gloria y hasta el triunfo iba a rodearle.

    Su padre a los insurrectos llamaba “cholos”, por lo que a ellos se unió,
    puso atención en Gamarra y a espaldas con él se caso;
    el padre por muerta le dio.

    Una vez, “Primera Dama”, al ser Gamarra Presidente,
    superó a la aristocracia, con altivez y vehemencia,
    sin que le inmutase amor.
    A oficial que se declaró le procedió a contestar:
    "¿Para que necesito yo su amor? solo su brazo me hace falta",
    que con suspiros y palabras, sentimentales y romances,
    fuese donde las chiquillas;
    que sensible era a suspiros del cañón y a las palabras
    del Congreso o los aplausos y aclamaciones del pueblo,
    cuando por las calles pasaba.

    El imperio de su belleza, despertó interés en Bolívar,
    pues aún sin delicadeza, voluntades arrastraba.
    Decía Flora Tristán, palabras no necesitaba,
    para gobernar, mirar bastaba;
    su cuerpo espectacular, con gracioso movimiento,
    trigueña y de gran portento, aunque brusca en el hablar.

    Con su encanto de mujer, en Bolívar busco oportunidad,
    más su personalidad, tan altiva y dominante le dejó
    de impresionar, cayendo en la indiferencia y Francisca
    con vehemencia a Bolívar quiso afectar.

    Sucre le advirtió a Bolívar que Francisca a Gamarra,
    su relación había contado, y que éste era su enemigo
    que aspiraba presidencia.
    Que aludía como pretexto obsequios hechos en Cuzco
    y enamorar su mujer, como ella le hizo saber.

    Movimiento autonomista surgió en la Banda Oriental,
    Argentina desafiaba al gobierno en Buenos Aires
    y la alarma se activaba.

    Brasil era de cuidado pues el dominio buscaba
    de las Hoyas Hidrográficas;
    la Casa de Portugal su Corte había trasladado.
    Juan Sexto en Río de Janeiro, residencia organizó
    y acabó con la insurgencia que en el 21 expiró.

    La Constitución de Cúcuta había sido sancionada;
    Bolívar solo opinaba por no perder la unidad
    de lucha hacia el español
    y su propuesta aplazaba, esperando el momento mejor.

    Poca eficacia había en acuerdos del Congreso en Panamá;
    insurgencia en Venezuela y descomposición de sociedad
    surgía en la Gran Colombia.

    Bolívar pensó en Plebiscito, en consultar a los pueblos,
    sin enfrentarse a poderosos, organizando política
    con código boliviano, persiguiendo orden social
    que en 15 años había formado en revolución armada.

    Consultar a la Nación, sobre el estado, las leyes,
    el supremo magistrado,
    o sea “puntos capitales” y lo sujetos al error
    que estaban particulares;
    al pueblo con la conciencia de su bien, independencia,
    corromperle no podrían, ni tampoco intimidarle,
    prefiriendo su opinión a la opinión de los sabios;
    Consejos Electorales podrían leyes sancionarles.

    Gamarra en Cuzco, Perú y Páez en Venezuela,
    le ofrecían la corona para curarse en salud;
    Gamarra decía "teoría", impracticable sería;
    que el pueblo no la quería;
    que salir de guerra y pobreza, con gobierno paternal,
    la civilización quería, por lo que escribir sin trabas,
    insignificancia tenía.

    La Municipalidad en Valencia se declaró en Rebelión
    y surgió la disidencia en contra de Santa Fe;
    Páez al Senado fue, le propusieron Jefatura y legitimó revuelta,
    sin considerar culpables a autores de los desórdenes,
    más sí a los que provocaban, según dijo el rompimiento.

    Mayor razón tenía Bolívar, de optar por constitución
    que Bolivia implementaba; tres instituciones básicas,
    sin castas y esclavitud o privilegios rezaba;
    un Poder Electoral y Presidencia Vitalicia, equilibraría el problema
    de los fuertes contra débiles.

    Las alternativas que hubo en el mundo anglosajón,
    así como en España y Francia, peligro eran en América;
    no acorde con realidades era el absolutismo monárquico
    y liberalismo antiestatal que España y Francia profesaban.
    La aristocracia española y portuguesa trabajaban
    por monarquía en América, después de la independencia,
    por un Príncipe europeo como Rey o Emperador
    y con“despotismo ilustrado”, puesto en moda por “Borbones”
    que en Europa habían mandado.

    Liberalismo antiestatal que estaba a la orden del día,
    debilitar al estado, al máximo se quería,
    por una prosperidad no alcanzada por género humano,
    nunca antes, aludían.

    Bolívar no lo aceptaba, consideraba al estado
    defensor de bien público y débiles,
    que la naturaleza hacía al hombre desigual
    en genio y temperamento, en fuerzas y caracteres,
    las leyes corregían diferencia.
    Que la educación, industria, las artes, virtud y Estado,
    daban igualdad ficticia, “la política y social”,
    siendo su opinión final:
    Que el Liberalismo teórico al tomar fuerza en Europa
    con burguesía emprendedora,
    capaz era de sustituir la misión de aquel Estado,
    con empresas expandidas, industriales y comerciales;
    no así era en Hispanoamérica, sin mayoría en burguesías,
    donde las clases feudales del Estado se librarían
    por considerarlo estorbo.

    Comprobó entonces Bolívar el grado de esclavitud
    en Perú y Venezuela;
    alcaldes, curas y magnates, amos eran en provincias,
    aumentándose en ciudades con clérigos y doctores,
    con garantías y libertades;
    y la esclavitud del pueblo, era peor que en los indios
    con cualquier constitución, la de “Cúcuta” o “liberal”;
    aristocracia de rango, de título y nacimiento
    más despótica de Europa;
    hablaban de libertad y garantías para ellos,
    no para el pueblo oprimido que solo quería igualdad
    y necesitaba elevarse, pues siervos les consideraban,
    con alardes, demagogia y también liberalismo.

    La Constitución boliviana reunía aquel principio
    con sus tres instituciones, sistema vertebral y equilibrio.
    La primera institución, Legislación con libertad e igualdad,
    abarcando lo social, lo político y civil,
    sin distingo entre las razas, en la riqueza u oficio;
    religión para la iglesia, separada del Estado,
    libertad de culto y conciencia; destruir el feudalismo,
    democracia con realismo, y en cuanto a la iglesia expresa:
    “Toda ley sobre ella la anula, porque imponiendo
    la necesidad al deber quita el mérito a la fe
    que es la base de la religión…
    Prescribir, pues, la religión no toca al Legislador”.

    La segunda Institución, el Poder Electoral, formaba un Cuarto Poder,
    aunado con Montesquieu, a los que ya eran clásicos;
    Colegios Electorales, elegidos por el pueblo;
    ciudadanos facultados, nombrarían legisladores,
    diputados, magistrados, a los jueces y pastores,
    locales y Nacionales, así como de Provincias;
    recogiendo aspiraciones.

    Colegios Electorales, muy fuertes en la República,
    que firmes darían origen, a la Administración Pública;
    para actuar en lo civil, lo político, económico;
    derechos y facultades para elegir a funcionarios,
    a aquel que directamente, fuese capaz de afectarlos.
    En España y Norteamérica, disponían de este Poder,
    con régimen federal, representando a individuos,
    sus fueros y libertades.

    Bolívar dijo, estos cuerpos, servirían para quejarse,
    de infracciones a las leyes y abusos de magistrados;
    también peso en la balanza, entre Ejecutivo y pueblo;
    adquiriendo garantías, popularidad y títulos,
    sobresalir en democracia.

    La tercera Institución, Presidencia Vitalicia:
    Un Ejecutivo firme, como el Sol allá en su centro,
    dando vida al Universo.
    Sistemas sin jerarquías, un punto necesitaban,
    fijo, en el cual giraran, magistrados, ciudadanos,
    en fin los hombres y cosas.
    Gobierno fuerte con medios, para liberar al pueblo,
    de la anarquía popular y el abuso de los grandes,
    estableciendo el remedio.

    Descartó la Monarquía, orden que en el continente,
    la naturaleza expelía; desiertos pues convidaban,
    inclusive a independencia.

    La función del Presidente, era de representar
    a la noción del bien público; contrarrestar divisiones,
    que intentara el hemisferio;
    símbolo continental, sirviendo a la Democracia,
    como hizo la Monarquía,
    pero arbitrando imparcial, entre los fuertes y débiles.
    Desequilibrio existía, en poder y minorías
    con desamparo en grandes masas,
    por ello el Poder autónomo, independiente y aislado,
    sin controversia electoral, con dirección del ejército
    y relación exterior, relativa a la República.

    Perspectiva de aquel tiempo, en que la historia requería,
    un Poder Ejecutivo, “vitalicio” en sus funciones,
    para poder realizar, la revolución que debía,
    sin permitir democracias, con desborde disociador;
    regionalismos, pasiones o desnaturalización;
    causas políticas nobles, eran su firme misión,
    más la actitud subalterna, al liberalismo en cuestión,
    impedía en América, comprender al Libertador.

    La fortaleza de Estado o debilidad del mismo,
    dependía del objetivo, no en trasladar liberalismo,
    de Rousseau y Montesquieu, o constituciones listas,
    con Estados Federales y repúblicas aéreas,
    era transformar Estados, “impidiendo el feudalismo”.

    La obra constitucional, que escribió el Libertador,
    fue analizada por Hostos, de aquel tiempo, gran escritor.
    Eugenio María de Hostos, opinó con gran fervor,
    que de los hombres de espada, que en mundo antiguo y moderno,
    brillara con más furor, ese fue Simón Bolívar, por concebir la noción,
    “del poder”, la más completa, del gran mundo anglosajón;
    con latinos o germánicos, fue su firme conclusión.

    Al conocer Santander, la propuesta de Bolívar,
    de la gran Constitución, procedió a dar su opinión:
    Colegios Electorales, estos por ser populares,
    a algunos encantarían “Republicanos serían”.
    El Poder Moral también, encantaría a filósofos;
    pero la “vitalidad”, propuesta al Presidente
    y nombrar Vicepresidente, censuras podrían sufrir
    o la invención de dividir, también la Administración,
    entre estos dos empleados;
    juzgar acertadamente, una vez visto el discurso,
    aconsejó como vía;
    justicia y conveniencia, debían tener las medidas,
    tratadas en el discurso.
    Manifestó estar de acuerdo, en que la constitución,
    liberal y popular, fuerte era en su apreciación,
    además de vigorosa.

    Divergencias existentes, en Santander y Bolívar,
    grave peligro adquirieron, por Código de Bolivia,
    que, propuesto a las naciones, perseguía la unión andina.
    Con la intención de nombrar, al Mariscal de Ayacucho,
    como Vicepresidente, se truncaba a Santander,
    su legítima ambición, pues Presidencia quería,
    como le escribió a Montilla ¡cuando se fuera Bolívar!
    y que el fuese candidato.

    No pudo captar Bolívar, que cometía un error,
    subestimando a Santander y lo que era capaz de hacer,
    si no se tomaba en cuenta, su opinión en decisiones,
    sobre la Nueva Granada; donde existían los factores,
    de otra cultura política, con mayor estabilidad, eficacia y solidez.

    Lo que motivó a Bolívar, pensar proponer a Sucre,
    como Vicepresidente, fue los focos de desorden,
    en Perú, Quito y Venezuela;
    previendo una transacción, que el Mariscal pudiese hacer;
    por ser único capaz, del contacto establecer,
    con toda la Gran Colombia;
    sus históricas acciones de Pichincha y Ayacucho,
    hacían ganar su confianza.

    Peligrosa alternativa, Bolívar confrontaba:
    desairar a Santander y a la Nueva Granada,
    o con hombres apropiados, facilitar la formación
    de una gran Confederación, en naciones libertadas.
    Por ello dejó al Perú y marchó hacia Bogotá;
    luego quería en Venezuela, enfrentar el gran problema.

    Santander, dispuesto estaba, a enfrentar la insurrección,
    que en Venezuela se daba.
    Con Bermúdez y Urdaneta, colaboración buscaba,
    en el Zulia y Maturín, para someter Valencia y Caracas sublevadas.
    Páez de reformas hablaba; su gran popularidad,
    truncaba ya la intención del superior Santander,
    pues Bermúdez y Urdaneta, no harían la guerra con él,
    confiando al Libertador, la solución del problema.

    El ejército Patriota, en Colombia resentido, con el Vicepresidente,
    tampoco dispuesto estaba, a orden público defender.
    Muy lejano estaba el día, en que las instituciones,
    viviesen sin el respaldo de firmes fuerzas armadas.

    Los partidos colombianos pedían regreso a Bolívar,
    para reasumir el mando;
    Santander, se preocupaba por temor a insurrección,
    puesto que consideraba, que representaba al pueblo,
    “máxima expresión humana”.
    Decidió escribir por tanto un manifiesto a Bolívar,
    diciendo defendería, Constitución boliviana,
    para que él no se encargara del mando en la Presidencia
    y continuara a Venezuela para resolver problema.

    En un fragmento decía, que no debería venir
    a un gobierno tan rodeado, por las leyes, y “amarradas”,
    decía que tenía las manos, envuelto en dificultades;
    que se expondría a disgustos y le grangearía enemigos.

    El Bergantín “El Congreso”, donde viajaba Bolívar,
    anclaba ya en Guayaquil; allí, el doce de septiembre
    del 826 tributaron bienvenida,
    pero a su vez comprobaba, la profunda división
    y resistencia que había, por lo que un gran pesimismo,
    comenzó a dominar su vida.

    Movimientos disfrazados con banderas de reformas
    provocaban un dilema:
    solidaridad debía con los actos subversivos,
    en pos del cambio político que con firmeza perseguía;
    o defender la autoridad y el orden constitucional,
    legítimo que tenía;
    poca simpatía había, por la fórmula política,
    allá en Cúcuta, “intuía”, con la Carta boliviana.

    Dando tiempo a Santander, para que con su partido,
    se pronunciara a favor o en contra de las reformas,
    Bolívar, una proclama, dirigió a los Colombianos,
    en la que manifestaba: que regresaba al País,
    por confianza demostrada; buscar soluciones útiles;
    unificar la República, ofreciendo sus servicios,
    como un hermano y decía: “…os llevo un ósculo común,
    dos brazos para uniros en mi seno; en él entrarán
    hasta lo profundo de mi corazón, granadinos y venezolanos,
    justos e injustos: todo el ejército libertador,
    todos los ciudadanos de la gran República”.

    El silencio de Bolívar, preocupaba a Santander,
    le consideraba firme al proponer la reforma.
    Pensó luego en escribirle, planteando la discusión
    del artículo 119, propuesto en Constitución,
    para que cuando el Congreso en Cúcuta interpretase,
    decidiera y adoptase el Código boliviano.
    Le informó, debía reunirse, el Congreso el 2 de enero,
    requiriendo su presencia, así como diputados
    de los tres departamentos ubicados en el Sur.
    Que de no llegar a acuerdo no habría unión Colombiana,
    restableciéndose entonces nuevamente la República,
    la de la Nueva Granada de 1815.
    En un fragmento decía:
    “…En esto piensan hombres de influencia,
    y yo soy de la opinión de que más vale solos
    que mal acompañados”.

    La Constitución vigente, en Cúcuta establecida,
    tendría vigencia envolvente hasta el año treinta y uno;
    por ello eran las reformas, la propuesta boliviana;
    claro está que Santander, reformas no quería hacer,
    con interés de defender instituciones vigentes.
    La idea en primer lugar, era enfrentar la rebelión
    de Páez con la Constitución, para luego convocar
    la nueva Constituyente, decidiendo o no adoptar
    el Código boliviano.
    Otro fragmento expresado en carta de Santander
    refrendaba lo indicado: “…si yo hubiera sido usurpador,
    todos los fuegos se me habrían echado encima…?
    y porque es Páez han de callar las leyes, los principios
    y hasta la razón?”.

    Peligro y desavenencia había en Páez y Santander;
    y Bolívar meditaba, el proceder sugerido por el Vicepresidete
    que al parecer era bueno, pero existía desconfianza
    en secciones del Congreso.
    Propuso un gran plesbiscito; decidir supervivencia
    de aquel régimen político.
    En su carta a Santander el día 14 de octubre del 826,
    como respuesta le expresa: “…mi querido general,
    yo no conozco más partido de salud que el de devolver
    al pueblo su soberanía primitiva para que rehaga su pacto social.
    Usted dirá que esto no es legítimo; y yo, a la verdad,
    no entiendo qué delito se comete en ocurrir a la fuente
    de las leyes para que remedie un mal que es del pueblo
    y que solo el pueblo conoce. Digo francamente, si esto
    no es legítimo, será necesario a lo menos, y, por lo mismo
    muy propio de una república eminentemente democrática”.

    Comprendiendo Santander, por la actitud de Bolívar,
    que expuesto estaba a perder lo negociado en sus cartas,
    ya que en su propuesta trata pactar con Páez y él,
    optó entonces convertirse en problema, igual que Páez.
    Uso al partido y la Prensa y en Bogotá abrieron fuego
    contra el gran Libertador; le acusaban “coronarse”
    y con abierta apología “tiranicidio” aludían.

    Bolívar, en Popayán, tuvo noticias del giro
    político de Colombia, por lo cual lanzó advertencia
    fuerte al Vicepresidente.
    En la misma le expresaba, que el pueblo por asirse a él,
    y ellos, por enajenarlo de su persona y, “aupando”
    necedades en Gaceta, con oficios insultantes
    a quien en él ponía confianza.
    Que salvarían a la Patria con Constitución y leyes
    que redujeron a Colombia a Palacio de Satanás,
    pues ardía por sus ángulos; decidió no se encargaba,
    por su parte de la empresa.
    Que si para el 2 de enero, no se reunía el Congreso,
    el mando entregaría el 1º y marcharía a Venezuela,
    para dar su última prueba, consagrado al País nativo.
    Consultar bien la materia fue su recomendación
    y que una vez en Bogotá se produjera su entrada,
    decidir quien se encargaba del destino en la República,
    “si usted o yo”, le expresaba.

    Alarmado Santander, por términos de Bolívar,
    se apresuró a recibirle en el pueblo de Tocaima
    para evitar rompimiento;
    5 años habían pasado, desde la última vez
    en que ambos se encontraron.

    Dominando desconfianza, recuerdos y palabras duras
    de los escritos pasados, difícil conversación entre estos
    hombres se daba;
    contraria a la de otra época, en que estuvieron unidos
    por la sincera amistad, mutuo respeto adquirido.

    Santander, rompiendo el hielo, presentaba sus propuestas,
    diciendo que eran mejores por conciliar opiniones,
    contra otras inconciliables que dividían a Colombia.
    Restablecido el ambiente, cordialmente ambos entraron
    a tratar todos los puntos, los de máxima importancia,
    tal como eran las reformas de instituciones vigentes;
    proceder para lograrlo y proponer el momento.

    Santander manifestó no poder modificar aún la carta vigente,
    hasta no restablecer el orden constitucional;
    que marchase a Venezuela, para extinguir la revuelta
    acaudillada por Páez.

    Al ver la disposición de aquel Vicepresidente,
    para llegar a reformas de instituciones vigentes,
    Bolívar manifestó, por tanto la conveniencia,
    de mantener siempre incólumes principios de autoridad
    e imperio en Constitución, en pro de modificación
    de política vigente, contemplando realidades sociales
    con peligro eminente, por sucesos ocurridos en
    el Sur y en Venezuela.

    Carta posterior enviaba Santander para Bolívar,
    con intención de aceptar Presidencia Vitalicia
    y mostró no estar de acuerdo con la Vicepresidencia
    hereditaria propuesta.
    Por tal, de allí en adelante, se perdía el carácter áspero
    “de otrora” en la discusión, logrando el entendimiento
    y adquiriendo compromisos.
    El primero: Santander aceptaba la propuesta de la Carta boliviana,
    dejando claro lo acotado sobre Vicepresidencia.
    El segundo: cooperar en unión con su partido por la Confederación
    de Colombia, Perú y Bolivia.

    Asimismo, el Libertador se obligó a restablecer
    el orden Constitucional, con advertencia oportuna
    a alzados en Guayaquil, en Quito y en Venezuela.
    Partiría inmediatamente, para arreglar el problema,
    para que no “impunemente” se tratara a los facciosos
    de Caracas y Valencia.

    Convocar debía el Congreso para la Constituyente,
    a fin de que interpretara el artículo 199.
    Rechazar la dictadura, que ofrecida fue a Bolívar
    por otros de la República, limitándose a tratar
    las circunstancias tan graves que vivía la nación;
    declarándolo investido con facultad extraordinaria,
    que artículo 128 de la carta estipulaba en casos de conmoción.
    Que Santander continuara como Vicepresidente
    en Poder Ejecutivo, sirviéndole a la República
    una vez partiera Bolívar.

    Con el acuerdo en Tocaima, podría salvarse Colombia,
    por ser paso decisivo de acuerdo continental al proyecto de Bolívar;
    pero faltaba reacción de Páez en Venezuela;
    se vería sacrificado por acuerdo de Bolívar con el Vicepresidente
    y orden constitucional.

    Terminado ya el acuerdo, Santander fue a Bogotá y Bolívar le siguió,
    por conocer la opinión de todos los pobladores.
    En la ciudad ya existía una gran agitación por campañas
    de la prensa contra el gran Libertador;
    aludiendo otras aristas “los proyectos Cesaristas”.

    Hubo un memorial que Azuero, redactó a ser entregado,
    con críticas a Bolívar por su Carta boliviana.
    En el se manifestaba, inconformidad del pueblo
    contra las contemplaciones facciosas de Venezuela,
    y “Santander” ya de acuerdo.

    Recibido fue igualmente y de nuevo arcos triunfales
    para el gran Libertador;
    pero los balcones fueron ataviados con letreros
    “!Viva la Constitución!” y los mismos colocaron en
    cuarteles de Santa Fe.
    La acción provocaba que, el notarlo Pedro Alcántara
    arrancara un gran letrero, el que allí, violentamente,
    se dispuso a destrozar ante el grupo de exaltados.

    Era 14 de noviembre del 826, llegaba el Libertador
    al caserío Fontibón.
    Le recibió el gobernador Don José María Ortega,
    autoridades locales y gran número de amigos,
    pero la contrariedad surgió en él, al observar,
    a los famosos letreros.
    Allí el Coronel Ortega con un grupo de personas,
    se adelantó a recibirle con un discurso alusivo
    a los hombres respetuosos y leyes de la República;
    asimismo le aclaraba, que los cundinamarquenses,
    sólo estarían dispuestos a obedecer
    al gobierno que antes habían jurado.

    Interrumpiendo un momento, el Libertador le dijo,
    que ya era hora de hablar, no tanto de violaciones
    de aquella Constitución, sino de la iniquidad
    que existía en algunas leyes.
    Luego montó su caballo, hizo ademán e invitó,
    “seguirle” a su comitiva, dirigiéndose a Bogotá,
    ante la consternación de toditos los presentes.

    Llegaba a San Victorino, hubo honores militares,
    pero en aquellos lugares de nuevo el mismo letrero
    “!Viva la Constitución!”.
    Asimismo, la ovasión, no tenía el mismo entusiasmo
    de las épocas pasadas, pero convencido estaba
    de la unidad granadina; por ello espontáneo vino,
    se empinó sobre el caballo con su astucia que era única,
    gritó: “!Viva la República! ¡Viva su digno Vicepresidente!
    ¡Viva la Constitución!
    El Libertador mantuvo, sus conferencias formales
    con el Vicepresidente y Secretarios legales.
    Formalizando el acuerdo, rechazó ofertas expuestas
    en actas de Venezuela y Departamentos Sur,
    por restablecer el orden, expreso en constitución.
    Asimismo decretó que el Poder Ejecutivo referente a Venezuela,
    reservado estaría a él, y que el Vicepresidente
    mantendría jurisdicción del resto de la República.

    Santander agradecido se mostró al Libertador
    por conservarlo en el mando en momentos de protesta
    que vivía la República.
    Ratificó lo pactado en acuerdo de Tocaima y agradecido le dijo:
    “…Un rasgo de V.E. impone más en la opinión pública
    que todas las declaraciones envenenadas de los calumniadores…
    V.E. quiere que no me separe del gobierno y yo debo hacerme
    el honor de pensar que V.E. estima este paso conveniente
    a la salud pública”.

    En noviembre le escribía, Bolívar, a Santa Cruz,
    manifestando entusiasmo, pues Santander aceptaba
    la Gran Confederación, y que Colombia abarcaba
    seis estados de la región:
    Bolivia, Perú, Arequipa, Quito, Cundinamarca y Venezuela,
    aceptando que adoptaba la propuesta boliviana
    y unida a un Jefe común;
    que mandaría fuerza armada, dirigiendo relaciones,
    propias con el exterior.
    Lo referente a la hacienda con la justicia interior
    y también legislación, correspondería al Estado;
    casi absoluta sería la legal independencia.

    Entretanto, Santander, también escribía a Santa Cruz
    sobre Confederación: que el no haber estado antes,
    fue por no saber a fondo sobre aquel plan en cuestión;
    que ese proyecto tenía inconvenientes y ventajas,
    opinando, las ventajas y utilidades podrían,
    compensar inconvenientes, para recoger el fruto
    de sacrificios habidos por libertad e independencia;
    que no le desagradaba la idea en grande, y prometía,
    poner también de su parte para hacerla popular
    y lograr verificarla.

    LA COSIATA: año 1826.

    Una vez conoció Páez, el acuerdo de Bolívar, firmado con Santander,
    se sintió amenazado; proponiéndose a incitar a toda comunidad;
    buscando apoyo a su causa.
    Asumió el papel de Jefe de una rebelión armada
    que lanzó contra el gobierno, estimulando pasiones
    “populares” e “intereses” de las clases enfrentadas.
    Su espíritu guerrillero, surgió en él con el ahínco,
    de otra época, “obedeciendo”, la intriga de un Consejero;
    “Peña” era su apellido y trabajaba en Caracas,
    con los sectores sociales que interesados buscaban,
    separar a Venezuela de la Gran Nueva Granada.

    Páez marchaba a los Llanos, levantando las banderas
    de aquel Boves, “el tirano”; “odio de clases y colores”
    con consignas de venganza; “pardos” y “minorías blancas”.
    Volvió a vestir además, como los rudos llaneros;
    dejó a un lado su uniforme de buen General sincero.
    En Calabozo y Apure reunió hordas de guerreros;
    grito de revolución tuvo resonancia en pueblos
    divididos por el odio.

    El sentimiento prendió en Cumaná y Maturín,
    donde en otrora prendiera, gesta fascista de Piar.
    Atacar a seguidores de Bermúdez decidieron,
    por ser fieles al gobierno, reviviendo los sangrientos,
    espectáculos de Boves.

    Gobernaba en Carabobo, Don Fernando Peñalver;
    alarmado envió un informe con Austria, el Capitán,
    que al gobierno hizo saber la desconfianza existente.
    Las tropas de línea al mando contaban con 2.000 hombres,
    de los cuales “comandantes” y nueva creación de oficiales,
    aún tenían el espíritu de orden constitucional;
    pero autores de revolución acogerían clase antigua
    dominante de los pardos,
    o se echarían en los brazos de otras clases españolas;
    informaba de calumnias contra el gran Libertador
    y también contra el gobierno.

    Empeñado estaba Páez en levantar a Venezuela
    contra Bolívar y gobierno existente en Bogotá;
    por tanto emitió un decreto, mediante el cual convocaba
    un Congreso Nacional, que pudiese decretar
    separación definitiva de Venezuela y Nueva Granada,
    librándose de un rival como era el Libertador;
    sin recordar que poco antes le ofreciera la corona
    con ideas monarquistas.

    Difundió entonces la idea, diciendo, el Libertador,
    por caraqueño y mantuano, además de blanco era autor
    de los planes monarquistas, con los cuales pretendía
    sojuzgar al pueblo en pro, de una minoría aristócrata,
    más dura y cruel a la española.

    “La Cosiata” se llamó al insurrecto movimiento;
    surgió en Caracas y Valencia, en el 826.
    El grupo separatista proclamó a Páez como “Jefe”;
    pidió la convocatoria de Convención Nacional
    y reformar constitución.

    Enterado pues Bolívar, en Cúcuta, el 19,
    de giros que en la política, de su Patria conociera,
    escribió a Páez con dolor: “Conmigo ha vencido usted;
    conmigo ha tenido usted gloria y fortuna y conmigo
    debe usted esperarlo todo. Por el contrario, contra mí
    el general Labatut se perdió; el general Castillo se perdió;
    contra mí el general Piar se perdió; contra mi el general
    Mariño se perdió; contra mí el general Riva Agüero se perdió
    y contra mí se perdió el general Torre Tagle.
    Parece que la Providencia condena a la perdición a mis
    enemigos personales, sean americanos o españoles;
    y vea usted hasta donde han elevado los generales
    Sucre, Santander y Santa Cruz”.

    Ordenó el Libertador, trasladar las guarniciones,
    granaderos y cazadores, desde Junín hasta Mérida,
    así como hacia Trujillo; para mantener a Páez,
    en territorios del Llano; luego partió a Maracaibo.

    Una vez que iba en la nave, en su camino del Puerto,
    informaba a Santander, graves acontecimientos;
    decía que si ellos no actuaban, activos, obrando a tiempo,
    todo estaría perdido; que la guerra sería cruel,
    tres a cuatro años, más o menos; igual que con españoles;
    ya que hoy serían derrotados, mañana serían más fuertes;
    esto porque él conocía, a los guerreros de Oriente;
    que muy cruel y desastrosa, aquella guerra iba a ser,
    por ser gentes de color, puro, sin duda, el origen;
    así informó su deber.

    Dos posibles soluciones, quedaban para Bolívar,
    ante extrema gravedad, de los acontecimientos:
    negociar con el caudillo, dejar a un lado el compromiso,
    suscrito con Santander; o, debelar rebelión, como segunda solución.
    Si optaba por la segunda, Páez emplearía las tácticas,
    que con éxito usó Boves.
    Por otra parte pensaba, que además los congresistas,
    en Bogotá esperaban, que rebelión debelara, pues era su obligación;
    aún cuando ellos no tomaron, a tiempo la decisión, al comenzar
    la rebelión; cuando él estaba en Perú.
    No era cuestión de principios, pensaba el Libertador;
    esto era cuestión de hombres; pues al enfrentarse a Páez,
    no contaría con caudillos, de guerra emancipadora;
    los que no estaban dispuestos, para defender gobierno,
    de Santander en Bogotá, por considerarlo hostil,
    contra fueros, privilegios, de todos los militares.

    Comenzó a pensar Bolívar, en posible revisión,
    del acuerdo de Tocaima, por considerar a Páez,
    más peligroso en Colombia, y dijo a Perú de Lacroix:
    “….por tener medios de ejecución, resolución y prestigio
    entre los llaneros, que son nuestros cosacos”.

    Analizando que Páez, se hallaba identificado,
    con reformas federales, pensó ganar simpatías,
    en los partidos políticos, que interesados estaban,
    en la reforma inmediata, de aquellas instituciones;
    para luego liberarse, en cuanto a jurisdicción
    del gobierno en Bogotá; y pensó mejor dictar,
    aquel famoso decreto, el 19, diciembre del 826;
    convocar a los “colegios”, que deseaba “electorales”,
    para acordar reunión, “Convención Constituyente”.

    Cuando Páez se enteró, del decreto, comprendió,
    que ganaba la batalla, “inicial” a Bogotá;
    pues obligado Bolívar, apresuró convocatoria,
    en pos de la Convención; sin informar al Congreso,
    que atento esperaba en Cúcuta; decidiendo desarmar,
    la indignación de Bolívar y dictando otro decreto,
    que firmaba el 2 de enero del 827; mediante el cual anulaba,
    Convocatoria al Congreso Nacional de Venezuela.

    Al conocer el decreto, emitido ya por Páez, Bolívar regocijado,
    generoso dijo a él ”Si usted quiere venir a verme, venga.
    Morillo no desconfió de mi lealtad, y desde entonces somos amigos…”

    Aún cuando desagradaba, lo generoso en Bolívar,
    ante aquella insurrección, de los Llanos y de Oriente,
    difícil era debelar, rebelión en Venezuela.
    Páez mandó un emisario, el cual notaba en Bolívar,
    decisión de transigir; aunque era incompatible,
    con acuerdos de Tocaima y también de Santa Fe.

    Páez como Santander, esperaba solución,
    que contemplara permanencia, de su persona en el mando,
    en su tierra, Venezuela.
    Aceptando petición, Bolívar acordó diciendo,
    que contemplaría en decreto, la propuesta y se marchó,
    viajando a Puerto Cabello; Páez se acercó a Valencia.

    Llegando a Puerto Cabello, se tomó la decisión, más difícil de Bolívar,
    al emitir un decreto, declarando la amnistía, de los autores rebeldes;
    y tener que designar, a Páez con autoridad, “suprema”, ya en lo Civil,
    y también lo Militar, de su Patria, Venezuela;
    rompiendo con lo pactado, en Bogotá con Santander.
    Por ello, con gran dolor, le escribía a Santander, explicando los motivos,
    de lo que decidió hacer. Le dijo, “Mi querido general…”,
    que de Maracaibo, no había escrito a él, pues marchaba
    hacia esa plaza, que en guerra abierta encontró, “con Valencia”,
    le aclaró.
    Que noticias tuvo de Oriente y Occidente de Venezuela, donde
    ya se combatía; que Silva le dio noticias, del Llano, que también ardía.
    Que últimos tres días en la plaza, los empleó en comunicaciones,
    con Páez, el general; quien por fin, reconocía, su autoridad
    de Presidente, en territorio de Venezuela; sometiéndose él a ella,
    como jefe superior; no tendría otra atribución, que la que fuere
    concedida, solo para ese destino.
    Que por su parte no pudo, menos, que emitir decreto;
    evitar guerra civil, que devoraba a Venezuela;
    calmar furor de partidos; triunfo era para la Patria,
    también para la República.
    Que no podía imaginarse, fermentación de partidos;
    serie de males delante; la que tan terrible era,
    así como dilatada; que a poco hubiese encontrado,
    escombros, en sangre anegados.
    Que en fin, la guerra civil, por tanto estaba evitada;
    su autoridad, reconocida; ¿podría desear más completo triunfo?
    De otro modo, cada pueblo, escombro o sepulcro habría sido.

    Conocida por Santander, la solución de Bolívar,
    al problema en Venezuela, no pudo disimular,
    la indignación, que ya suelta, se propuso estimular,
    en granadinos, por defensa, y en contra de los decretos
    de “Maracaibo” y “Puerto Cabello”;
    firmó entonces memorial, que un día redactara Azuero;
    y el que por tanto firmaron, otros miembros del gobierno.
    Con los fondos oficiales, compró parte en la edición,
    distribuyéndola al pueblo, por conducto de organismos,
    administrativos luego.
    Sin embargo procedió, a realizar nuevo esfuerzo,
    por la unidad colombiana; preparando igual los ánimos,
    para el caso de ruptura.
    Se dirigió a Bolívar, en dos comunicaciones,
    reconociendo en la primera, la fatal necesidad
    que obligó al Libertador, a efectuar pactó con Páez;
    en la otra le ofrecía, bases para último acuerdo,
    encaminado a salvar, la unidad de la República.
    Que celebraba noticia, sobre cesación de guerra,
    con repiques de campanas, música y demás, etc;
    pero el público, que esperaba, las medidas expiatorias,
    no sabría colocarse, en posición del que manda,
    mostrando poco contento;
    pero persuadidos fueron, de oportunidad en medidas,
    de acuerdo con la Gaceta.

    En la otra comunicación, 9 de febrero, indicaba,
    que en la “Gaceta de antier”, alusión se hacía al partido,
    que tomaría el Congreso, tal vez en agitaciones.
    Que parecían contentos, con la opinión, y dispuestos,
    con intención de adoptarla; pero que con el decreto,
    de Maracaibo se hallaban, aseguró “embarazados”;
    que el motivo era, había hablado, solo él como Presidente
    y en ausencia del Congreso.
    Que al retirar su palabra, una vez fuese instalado,
    el Congreso y empleando, sus oficios, poder moral,
    pudiesen luego adoptar, el proyecto de Maracaibo;
    que el Congreso no dudaría y cooperaría con él,
    no haciéndole quedar mal. Si sostenía su palabra
    y mandaba a convocar, colegios electorales,
    se pondría en pugna con ellos, “los cuerpos representantes”,
    y sería de mal agüero, para su reputación.

    No obstante estas advertencias, que Santander indicaba,
    preocupaba al Libertador, llegar a acuerdo con Páez,
    en cuanto a las disidencias.

    No esperó en puerto Cabello, dirigiéndose a Valencia,
    enviando carta primero, lanzó a Páez una advertencia:
    Que le daría un bofetón, en la cara, yendo él mismo,
    a abrazarle allí en Valencia.
    Le recordó cuando a Morillo, fue a encontrar con su escuadrón,
    yendo él solo a la audiencia, porque la traición tan vil no
    entraría en el corazón, del grande hombre que era él,
    ahí termina su advertencia.

    En el Cerro Naguanagua, el dia 4 de enero,
    León de Apure y Libertador, se reunieron para hablar,
    ya después de tantos años.
    Por fin el distanciamiento, fácilmente fue superado,
    cuando Páez, satisfecho, le obedecía con agrado.

    Una vez llegó a Caracas, el pueblo rindió a Bolívar,
    impresionante homenaje.
    El 10 de enero fue el acto, que significó en su vida,
    última entrada triunfal, después de la “Gran Jornada”
    que la historia quiso llamar.
    Jornada que comenzó, en Lima el 3 de septiembre,
    del 826, y, terminaba en Caracas, 10 de enero del 27;
    con recorrido a caballo, que durara cuatro meses;
    1346, en leguas fue el recorrido;
    corto intervalo en descansos, en camino había tenido.

    CONVENCIÓN DE OCAÑA: Año 1828.

    Encargado Bolívar del mando, en Venezuela notó,
    que existían graves problemas: el desorden en la Hacienda;
    actitud de militares, que fieles a Santander, sometían ferozmente,
    a disidentes de ayer.
    Censuras hizo Bolívar, por actitud contra rebeldes;
    buscaba el acercamiento y pensó más bien ascenderles con
    cargos a amigos de Páez;
    pero censuró la Hacienda, por mal manejo en la misma;
    lo cual enfadaba a Peña, insinuando que “Santander”,
    lo hizo de igual manera, con fondos y empréstito Inglés.

    Enterado Santander, de la actitud de Bolívar,
    pensó que no vacilaba, en sacrificarlo a él
    y olvidó el entendimiento.
    Un frente antiboliviano, en el partido formaban
    y se sumó a las protestas, en Bogotá, organizadas.
    En marzo escribía a Bolívar, mostrando resentimiento;
    aludiéndole que Páez, debía estar agradecido, y adicto a él,
    por ser el ancla, que salva en comprometimientos.
    Referencia hizo a obsequios y a las consideraciones,
    que Páez había ganado.
    Recalcó que el pueblo estaba, atento por distinciones,
    a contrarios del partido y por variar el sistema,
    que propondría en Convención;
    pensaba se adoptaría, por dar gusto a Venezuela.
    Dudas tenían del País, por la opinión hacia ellos;
    temiendo ser la colonia, que, en forma disimulada,
    podían ser de Venezuela, perdiéndose su prestigio.
    Vaticinaba castigos, por no usar la dictadura;
    llegarían a ser ilotas, dijo de venezolanos;
    por grado o fuerza les darían, Constitución de Bolivia.

    Se agudizan diferencias, entre Vicepresidente y también Libertador,
    por las justas preeminencias, que el poder daba a Bolívar,
    para reforzar sus planes.
    Siendo que ya eran rivales, Santander dispuso entonces,
    del arma que cegaría, de conocer, a sus fuentes,
    éxitos del adversario y el Congreso utilizaría.

    Sucedió que el 2 de enero, no hubo Quórum al Congreso,
    por disturbios en Venezuela y Departamentos (Sur),
    en Colombia Sublevados;
    diputados no hubo a tiempo, para plantear las reformas
    y Santander se dio cuenta, de maniobra-impedimento.

    Tomó como cosa propia, instalar Legislativo,
    sin desperdiciar esfuerzo, en Junta preparatoria.
    Les informaba sucesos, que en Venezuela se daban
    y gravedad daba a ellos.
    Agentes en el País, colocaba activamente;
    aupando por que viajaran, congresistas necesarios
    y que el Quórum completaran, favoreciendo su causa.

    No obstante la voluntad y notoria actividad,
    sus amigos no lograron el Quórum reglamentario,
    con la premura deseada.
    Más su causa fue activada, al llegar Bravo y Lerzundy,
    Oficiales del Perú, con noticia inesperada.
    El oficial Bustamante, de ejército colombiano,
    que en Lima era destacado, le remitía una carta.
    En la misma le informaba que en rebelión se enfrentaba,
    con sus tropas, a altos mandos, pues querían desconocer,
    Constitución Colombiana.

    Regocijo en Santander y en la población se vio;
    aún sin llegar a saber, el fondo de tal acción,
    sólo lo que hicieron creer.
    La mentada insurrección, fue contra Jacinto Lara,
    a quien Bustamante enfrentara, aludiendo consecuencias
    de los actos subversivos, en Guayaquil, Quito y Valencia.

    Respondiendo a Bustamante, Santander hizo hincapié,
    a su suerte y de Colombia, al defender constitución;
    y que, dentro de ocho días, informaría al Congreso,
    el referido suceso, de aquel 26 de enero;
    su suerte decidirían, ofreciendo garantías y ponerlos en cubierto.

    No alcanzaban a entender, que era un juicio apresurado,
    del gobierno en Santa Fe; y que la rebelión fue,
    tramada por Bustamante, quien comprado hizo el pare,
    con la aristocracia en Lima.
    Su intención era salir, de las tropas colombianas,
    que aplaudían Confederación, de Colombia y el Perú,
    ya propuesta por Bolívar.

    Aprovechaban el deseo, de soldados colombianos,
    que querían regreso a Patria;
    con ello la aristocracia, implantaría el feudalismo,
    sin sentirse amenazada, por avance de Bolívar
    y sus fuerzas en el Sur.

    El ejército partía, ya de Lima hacía Colombia,
    por orden de Bustamante, quien también avanzó al Sur;
    con pretexto de defender, Constitución Colombiana.
    Destituyó autoridades que dejó el Libertador
    y en Guayaquil se produjo, régimen federalista;
    declarando independencia, en todas esas provincias.

    Elegido fue La Mar por la Junta del Cabildo, Jefe Civil y Militar,
    de aquella “republiqueta”.
    Bustamante, con su acción, se apoderaba de Guayas;
    estratégica Provincia, que en riqueza era mejor.

    Sucre escribió a Santander, sobre lo ocurrido en Lima,
    criticando aceptación, que demostró Bogotá,
    a favor de Bustamante.
    También refirió progresos y espíritu del partido,
    por papel ministerial; conducta que habían tenido,
    con su aplauso en Bogotá.

    Refirió también la nota, con que el general La Mar,
    el 12 de mayo a Torres, justificó pretensiones,
    de sustraer a Colombia, departamentos del Sur
    y agregarlos al Perú, pagándole a Bustamante.
    Trascrito un fragmento dice: “…La nota del secretario
    de guerra a Bustamante aprobando la insurrección
    es el fallo de la muerte de Colombia.
    No más disciplina, no más tropas, no más defensores
    de la patria. A la gloria del ejército Libertador
    va a suceder el latrocinio y la disolución”.

    Al no apreciar estos hechos, el Congreso de Colombia,
    por “pasiones partidistas”, que aludían como defensa,
    intento de Bustamante, a favor de Constitución,
    Santander con más renuencia, resistía al Libertador.
    Esperanzas albergaba, de futuras rebeliones,
    que apoyo proporcionaran.

    Escribiendo abiertamente, ya sin reparos revela,
    que la insurrección en Lima, tenía el mismo carácter
    de Páez en Venezuela, con gobierno en Santa Fe;
    aunque en cuanto a fin y objeto, deferente era el suceso.
    Repetición de sucesos, tales como en Guayaquil,
    en Quito y en Cartagena, consideró eran ultrajes,
    que soportó su autoridad.
    Que Bolívar sufriría un ultraje semejante,
    con deposición de jefes y oficiales asignados,
    por los sucesos de Lima.

    Indignación en Bolívar, provocó el comunicado,
    por complacencia de Santander, a traición de Bustamante
    y se expresó duro de él.
    Solidaridad mostró, con quienes en Venezuela,
    acusaban a Santander, del mal manejo que dio,
    ante un empréstito Inglés.

    No bien supo Santander, optó rechazar su cargo
    y a Bolívar solicitó, aclaratoria al respecto.
    Bolívar no reafirmó, la acusación comentada,
    difícil era probar, el dolo que el pueblo habló
    y prefirió no hacer nada.
    A partir de ese momento, Santander, con más encono,
    no economizó el esfuerzo, de agrupar Nueva Granada,
    en completa oposición, al plan del Libertador.

    La prensa de Santa Fe, llevó al extremo el dicterio,
    contra el gran Libertador; y en forma abierta, Santander,
    rechazó Constitución de propuesta boliviana,
    por incumplirse el acuerdo, que firmaran en Tocaima;
    participando a Urdaneta, no votaría en forma clara.

    Enterado el Libertador, la indignación le aumentaba,
    pensando que Santander, sobrepasaba ya el límite,
    con traición de Bustamante y su actitud declarada;
    escribiendo al mismo tiempo, que se ahorrara la molestia,
    de escribirle nuevamente; que no quería cartas suyas
    y a Urdaneta le expresaba: “Santander es un pérfido,
    según se ve por la carta que ha escrito a usted,
    y yo no puedo seguir más con él; no tengo confianza
    ni en su moral ni en su corazón”.

    Santander se enteró de ello, pero para su fortuna,
    Quórum alcanzó el Congreso, y seguro, “ya de una”,
    insistía en su renuncia; irrevocable, decía,
    igual que la de Bolívar; medir sus fuerzas querían,
    el Congreso decidiría.
    Con gran aplomo y atino, se propuso responder
    la carta que envió Bolívar, negándose a cartas de él.

    Según Vicente Lecuna, la hizo con tanto cuidado,
    que sus letras no tenían, lo irregular de otras cartas,
    enviadas por Santander.
    En la misma se refería, a su amigo del ayer;
    después de expresar respeto, que le quería agradecer,
    lo expresado en esa carta y el no querer ser su amigo;
    que más valía un desengaño, a perniciosa incertidumbre.
    Que enemigos trabajaron por separarlo de él;
    y que ya lo habían logrado,
    pudiendo cantar su triunfo.
    Que no escribiría a él; silencio, condena y suerte,
    aceptaba resignado;
    y al calmarse las pasiones, él se desengañaría,
    pues pérfido no había sido.
    Que por chismes y calumnias, rivalidad y partidos,
    había perdido la amistad que sin bajezas ganara
    y sufriría último golpe, sereno y con inocencia.
    El favor de la indulgencia, pedía, por la libertad,
    que había empleado en sus cartas;
    y había tomado el lenguaje, debido para el amigo,
    tan bondadoso consigo.
    Que no dudaba en que él, impartiría esa gracia,
    con la bondad impartida, a enemigos de su patria;
    y merecía más que ellos, por ser constante patriota
    y compañero eficaz de sus gloriosas empresas.
    El fragmento final reza:

    “Mis votos serán siempre por su salud y prosperidad,
    mi corazón siempre amará a usted con gratitud;
    mi mano jamás escribirá una línea que pueda perjudicarle,
    y aunque usted no me llame en toda su vida,
    ni me crea su amigo, yo lo seré perpetuamente
    con sentimientos de profundo respeto y de justa
    consideración. Besa las manos de V.E., su muy atento
    y humilde servidor, Francisco de P. Santander”.

    Una vez escrito eso, su atención fijó en Congreso,
    por el Quórum completado, pero faltó un diputado,
    de Tunja, por enfermedad; por lo tanto elaboró,
    proyecto que iba a ofrecer en Junta preparatoria.
    Luego aconsejó al Congreso, que se trasladara a Tunja,
    pues representante enfermo, no viajaría de inmediato,
    por no estar en condiciones.

    El cuerpo Legislativo, se instaló en esa Ciudad,
    en el día 2 de mayo, del 827, En Tunja inició secciones,
    con toda formalidad y al mejorar la salud del diputado integrante,
    volvieron a la Capital, donde “en forma” comenzaron
    trascendentales tareas:
    considerar las renuncias, que ya Vicepresidente
    y Presidente habían dado.
    Sometidas a votación, las mencionadas renuncias,
    50 votos contaban, para no aceptar renuncia
    que planteó el Libertador, 24 si la aceptaban.
    Al contarle a Santander, los votos que había reunido,
    4 fueron a favor de aceptarle su renuncia.

    Ganaba así la batalla, de enorme significado,
    pues contrastaba al comparar, la votación de Bolívar,
    en el año veinticinco, por dimisión presentada;
    el Congreso en forma unánime, la misma había rechazado.

    Así comenzaba el duelo, de Santander y Bolívar,
    en aquel quinto Congreso.
    Santander sabía que el pueblo, quería un cambio de régimen,
    y ventajas derivaban las propuestas de Bolívar.
    Por tanto planteó al Congreso, aceptarle sus propuestas,
    hechas al Libertador en acuerdo de Tocaima, o sea,
    interpretación de artículo 191, y anticipar reunión
    a “Convención Constituyente”.

    Varios días duró el debate, amigos de Santander
    y con Soto a la Cabeza, defendían la conveniencia,
    lo legal de esta medida.
    El Congreso decidió, se reformara la carta,
    en el plazo de diez años, fijó fecha a reunión,
    para efectuar Convención, que se instalarla en Ocaña.

    Segunda etapa de acción, aplicaba Santander,
    cuando el Congreso emitió, solemne declaración;
    atribuyendo el carácter del cuerpo legislativo,
    “perpetuo e irrevocable”; “condición insustituible”,
    de unión de La Gran Colombia;
    el modo institucional; poder público y su origen,
    naturaleza y división, declarados “incompatibles”
    con Código boliviano.

    Otros giros daba en Lima, la aristocracia Peruana;
    “partido anticolombiano”, lograba ya en el Congreso,
    el declarar sin valor, “Constitución boliviana”
    y elegía un Presidente, sustituyendo a Bolívar.
    Nombró al mariscal “La Mar”, el que inspiró en Guayaquil,
    rebelión contra Colombia, con su apoyo militar,
    además de financiero.

    Tomaba el poder en Lima, aquel 22 de junio,
    ya del año veintisiete;
    importantes contingentes, en linderos de Bolivia, y
    en fronteras de Colombia, puso para estimular,
    insurrecciones latentes, en provincias de Ecuador;
    y obtener de Bustamante, levantamiento de tropas,
    pues tenía las de Colombia, que también mandaba Sucre
    y se hallaban en Bolivia.

    Para ejecutar la empresa, designado fue Gamarra,
    el intendente del Cuzco; a fin de que él escogiera,
    a sargentos y oficiales de ejército colombiano,
    sensibles a las ofertas, para acciones insurrectas,
    dentro de sus mismas fuerzas, lograr su disolución.
    El traidor fue José Guerra de ejército colombiano,
    escogido para el daño.

    El 25, diciembre, numeroso contingente,
    se reveló contra jefes y autoridad de provincias,
    poniéndoles presos a ambos.
    Reunió a la soldadesca en la plaza principal,
    al grito ¡Viva el Perú!, forzando las arcas públicas
    y en fuga “al Desaguadero”, en busca de protección
    del intendente Gamarra.
    Alcanzados los rebeldes, ejército colombiano
    leal a constitución, les derrotó en Ocumito,
    totalmente exterminados.

    Cuadro de calamidades, enfrentaba el Libertador;
    insurrecciones diversas; protesta en Nueva Granada;
    y últimos preparativos, para Asamblea de Ocaña,
    que Santander terminaba.

    La Prensa de Bogotá, aupada por Santander,
    elogió la rebelión, de José Guerra en La Paz y Bolívar se enteró.
    Por ello turbado cruzó, a marchas aceleradas;
    se encaminó a la Capital, en busca de terminar la radical división.

    No obstante, esta decisión, no contó con la energía,
    que en otro tiempo aplicara, nuestro gran Libertador:
    personalidad y vigor, en los acontecimientos,
    adelantándose a ellos; siendo siempre superior.
    Faltaba continuidad; hubo cambios de entusiasmo;
    "vertical”, caía el ánimo, motivado a su salud
    y magnitud del problema, en que se hallaba enfrentado;
    ver que su obra política, casi se había derrumbado.
    Su gran sensibilidad, le animaba a proseguir,
    aún con inmenso cansancio y profunda decepción;
    con la desesperación, del náufrago por salvación.

    Al saber que ya Manuela, en Quito estaba hospedada,
    pues había sido expulsada, por el gobierno de Lima,
    decidió escribirle a ella: “El hielo de mis años se reanima
    con tus bondades y gracias. Tu amor da una vida
    que está expirando. Yo no puedo estar sin ti,
    no puedo privarme voluntariamente de mi Manuela.
    No tengo tanta fuerza como tú para no verte;
    apenas basta una inmensa distancia. Te veo aunque lejos de ti.
    Ven, ven, ven…”

    Bolívar llega a Bogota, un día 10 de septiembre;
    le recibe Santander, con frialdad y hostilidad,
    al tomar la Presidencia; en el Congreso aprobaban,
    ya con su sola presencia, todo lo hecho en Venezuela.

    Por fin llega su Manuela y se reúne en Santa Fé;
    feliz estaba otra vez, con exaltación suprema;
    más, esta etapa sería, la última en que podría,
    darle sentido a su vida.
    Manuelita se alojó, frente a la Iglesia San Carlos,
    que cercana era a Palacio, para evitar murmuración.

    La sociedad le acataba, aunque, a regañadientes;
    aquellos ya vinculados, a política boliviana.
    Decía Boussingault, “visible”, Manuela se presentaba,
    mostrando sus atractivos; hablaba poco y bordaba;
    daba y acogía noticias;
    de día vestía de oficial, y de noche el colorete,
    que la metamorfoseaba;
    expresiones arriesgadas; complaciente y generosa,
    en eso era ilimitada.

    Aparente calma había, de controversia en partidos;
    calma que no duraría, pues, a finales de octubre,
    el oriente en Venezuela, fomentó pronunciamientos,
    con profundo odio racial, que alarmaron a Bolívar.
    Declaró turbado el orden, y se encaminó a los focos,
    gravemente amenazados;
    preservaba su poder, de Ejecutivo, y evitaba,
    que se encargara Santander.
    Se estima que su partida, de Bogotá a Venezuela,
    también tuvo la intención, de contrapesar la influencia,
    que en Ocaña ya tendría, Santander en la Convención.

    En Cartagena, Padilla, se sublevó ante Montilla;
    Bolívar pensó mejor, llegar a Bucaramanga, vigilando en esta Villa,
    focos posibles de Ocaña, Cartagena y Venezuela.

    La elección de diputados, llegó a su culminación,
    para la Constituyente, y los pueblos granadinos,
    prestigio daban, relieve, para el Vicepresidente;
    partido Santanderista, triunfaba ya en Bogotá.

    De Pamplona a Bogotá, Bolívar escribía a Arboleda,
    que toda Nueva Granada, confederada contra él,
    triunfo buscaba en enemigos, sobre su opinión y nombre,
    y que Santander ya era, el ídolo de aquel pueblo.

    Entretanto, en Venezuela, y Departamentos (Sur),
    partidarios de Bolívar, alcanzan notable éxito.
    Amigos y consejeros, le aseguran el dominio,
    del partido en “Convención”;
    poco duró su optimismo, cuando conoció los nombres,
    de personas elegidas, por ser tan federalistas,
    no adictas a sus ideas.

    Con aguda previsión, de lo que iba a suceder,
    a Páez dirigió una carta, en la que le hacía saber,
    que Guzmán iría en función, de informarle el pormenor,
    de elecciones, pues Santander, manejaba diestramente,
    con su intriga a partidarios, de toda aquella Nación.
    Por ello anheló que Peña, junto a Aranda y Peñalver,
    con su firme carácter, se opusieran a los Sotos
    y también a los Azueros;
    lo que no pudo suceder; teniendo que atravesar,
    por el dolor de ver formar, allá y allí un mismo cuerpo.

    Los Sotos y los Azueros, asesorando a Santander,
    con detalles prepararon el plan para deshacer,
    al partido boliviano.
    Alojamiento en caminos, a partidarios de causa;
    tanto era, decía Bolívar, escribiendo a Carabaño,
    que ese celo y desenfreno, anhelaba en sus amigos.

    Bolívar se lamentaba, de habilidad en Santander,
    quien sabiendo bien que hacer, calma en extremo mostraba;
    recomendando prudencia, a todos sus partidarios,
    con partido boliviano, pues resentimiento había,
    en militares aunados.

    Santander escribía a Azuero, lo que era el plan ideal;
    evitar batalla campal, con poderoso enemigo,
    por hallarse bien situado;
    destruirle con sorpresas, hostilidad y emboscadas,
    por creerlo absolutista.
    Que el modo que hasta el momento, habían ellos utilizado,
    eran la razón y justicia, que en la imprenta y las ciudades,
    los cuerpos habían sacado, por la causa, libertad.

    Llegó el momento en Ocaña, de instalar Constituyente;
    9 de abril del veintiocho; diputados: setenta y ocho;
    cumpliéndose en un ambiente, de crítica exaltación,
    entre los Santanderistas, con partidos bolivianos.

    Dudas por las credenciales, desconfianza e impresión,
    de que el gran Libertador, procurara intimidarles;
    pues cerca, en Bucaramanga, se hallaba junto a sus fuerzas;
    cuando éste solo quería, comprobar sus decisiones.

    Dijo pues Francisco Soto, al momento de instalar,
    la esperada Convención, “…yo espero que la seducción
    y el terror no podrán penetrar en este recinto…”.
    Pero el mensaje sucinto, que enviaba el Libertador,
    les sorprendió por su ahínco; “no proponer constitución”,
    fue su firme convicción.

    Reformas en la de Cúcuta, proponía a la Asamblea,
    por lo radical que era, la opinión de no adopción; a
    fin que se permitiera, llenar vacíos en la acción.
    Cuadro de las aflicciones, que vivía la República,
    se disponía a enumerar, decía, sin exagerar,
    sin misterios, y a la luz, del gran escándalo real.

    Analizando la historia, dijo que la decadencia,
    surgió porque la Colombia, que en un tiempo se dio vida,
    exánime y con renuencia, no estimaba su deber.
    A los mismos que en la lucha, contentaba la pobreza,
    no adeudando tres millones, para mantener la paz,
    vergonzosas deudas más, cargaron por consecuencia.
    El pundonor y virtud, sacrificios y servicios,
    mantenidos frente a “huestes”, insensible dijo, padece,
    el descrédito Nacional; reclamando los derechos
    y olvidando sus deberes.

    Que expuesto a interpretaciones, daba cuenta a la Nación,
    aunque leyesen ambición, en palabras, pensamientos;
    más consagraba a Colombia, su vida y reputación.
    Gobierno mal constituido, decía, habían conformado;
    sin considerar “coyunda”, que acababan de lanzar;
    dejándose deslumbrar, de aspiración superior,
    no acorde a naturaleza.
    Engañosa guía extraviaba; no seguían orden de cosas;
    el fin era compararan, partes de Constitución,
    costumbres, educación, y experiencia para evitar,
    caer en proceloso mar.

    Se refirió a los poderes, por falla en distribución;
    Legislativo soberano, no miembro del soberano,
    sometido al Ejecutivo, “más parte” en administración,
    legítima y permitida;
    fuerza había en la voluntad; flaqueza, en el movimiento y
    acción del cuerpo social.
    Ejecutivo, con fuerza; del lado extremo, flaqueza,
    para “invasión” o “sedición”, sin revestir “dictadura”.
    Exceso en atribuciones, por “falta” en Constitución;
    “fuente mezquina en salud o torrente devastador”,
    al gobierno consideró.

    Destruida seguridad; imposible “agricultura”,
    no la había ni “deplorable”; destruyendo así la industria
    y moral de albergue rural; disminuyendo sus medios;
    desoladora miseria.
    La independencia primitiva, recuperada en cantones,
    sin liga con la sociedad, les convertía en enemigos.
    Misma escala que la industria, seguía el comercio exterior;
    apenas, lo indispensable; fraudes con favor de leyes,
    favorables a los jueces, a los que seguían las quiebras,
    alejaban la confianza, en el crédito y la fe;
    sin cambios y sin provecho, “no existiría comercio”.

    Ardua y grande era la obra, para los legisladores;
    que salvarían compromiso, salvando pues a Colombia.
    Mirar en los corazones, de aquellos constituyentes;
    leer su angustia, agonía, por “seguridad, reposo”;
    un gobierno firme y justo, además de poderoso,
    era el grito de la patria.
    Habló de ruinas, desierto, del espanto y despotismo,
    en que dejaron la patria, con muertos, quinientos mil,
    cuya sangre fue sembrada y hacía nacer sus derechos.

    “…Si, legisladores: muertos y vivos, sepulcros y ruinas,
    os piden garantías. Y yo que, sentado ahora sobre el hogar
    de un simple ciudadano y mezclado entre la multitud,
    recobro mi voz y mi derecho, y que soy el último
    que reclamo el fin de la sociedad, yo que he consagrado
    un culto religioso a la patria y a la libertad,
    no debo callarme en momento tan solemne.
    Dadnos un gobierno en que la ley sea obedecida,
    el magistrado respetado, y el pueblo libre”.

    Bolívar aspiró cambiar, la desconfianza existente,
    presentando su propuesta, pero no logró afectar
    la estrategia en Santander; quien pretendía despertar,
    simpatía en Venezolanos y departamentos (Sur).

    Proyecto “Federalista”, superaría al “Centralista”,
    que Bolívar proponía; por ello el proyecto Azuero,
    suprimía las facultades, esas extraordinarias,
    que gozaba el Presidente;
    dividía a la República, en veinte departamentos
    y en cada uno, “Asambleas”, con facultad legislativa;
    autorización de escoger, gobierno en Departamentos,
    más un Consejo de Estado, que aconsejase al gobierno,
    importantes decisiones y elegidos por Congreso.

    Santander se dedicó, a mostrar a diputados,
    las cláusulas del proyecto, sin interés de sojuzgar,
    a ninguno en Venezuela;
    ofreció absoluta igualdad, al manejar sus intereses.
    Licenciar fuerzas armadas, prometió, pues ya sabía,
    que resistencia existía, contra algunos militares,
    “al terminar plan de Bolívar”;
    su ambición continental, impuestos les exigía.
    Disminuiría el ejército, igualmente la Marina,
    para ganar simpatía, del elemento civil, reduciendo los impuestos.

    Limitado pues Bolívar, se sentía ante Santander,
    éste se podía mover, y alcanzaba así sus fines.
    Un momento decisivo, América confrontaba;
    instituciones soñaba, sólidas, para encauzar,
    a las fuerzas disolventes.
    Por ello ante el adversario, que hablaba de los derechos,
    obligado él estaba, a hacerlo por los deberes;
    Santander no quería impuestos, ni nuevas intervenciones,
    de Colombia, el hemisferio.
    Bolívar sólo podía, exigirles sacrificios, para la gloria y grandeza,
    del futuro que vendría; y despertaba entusiasmo,
    en sectores limitados.

    También dijo en su mensaje, Bolívar a la Nación,
    comparasen resultados, de los años anteriores, a 1822,
    con aquellos posteriores.
    Los diversos ciudadanos, obedeciendo a la ley,
    y el sobrante de su industria, para el gobierno sostener.
    Virtudes había en el pueblo; freno al vicio y corrupción;
    estímulo, cimiento y orden, era firme convicción.
    Que hablaban de sus derechos; ninguno, de sus deberes;
    el relajo, el vicio, el crimen, ya se habían multiplicado;
    que el recuerdo en “días heroicos”, fue el que les detuvo al borde,
    de aquel mismo precipicio, sin perecer la República.

    Diputados bolivianos, junto con Castillo Rada,
    un proyecto presentaban, igual que Azuero,
    y fijaban, el mensaje de Bolívar.
    El mismo recomendaba, suprimir las facultades,
    de Asambleas Legislativas;
    facultado el Presidente, nombraría libremente,
    por ende al gobernador;
    influir en constitución del gran Consejo de Estado,
    esto fue lo estipulado.

    Pero el progreso alcanzado, que ya tenía Santander,
    propició que diputados, venezolanos y afectos,
    al partido boliviano, contemporizaran pronto,
    con ideas de Bolívar.
    Comprendió Castillo Rada, que con batalla perdida,
    el Libertador debía, venir a la Convención;
    la influencia equilibraría; y consultó a Santander,
    hacer llamado a Bolívar.

    Santander y sus amigos, presintiendo ya el peligro,
    para el éxito logrado, si intervenía Bolívar,
    desataron ofensiva, por que no fuese invitado.
    En sus discursos decían: “tirano” en Bucaramanga,
    amenaza a diputados.
    Muy tranquilo, Santander, cerró un discurso elogiando,
    con palabras a Bolívar, por su causa en nuestra América;
    pero expresaba temor, de que el gran Libertador,
    influyera en diputados, desarmando su discurso,
    como a él le había pasado.
    Concluyó recomendando, negar la proposición,
    de Castillo, su intención, de convidar a Bolívar;
    para que los diputados, atendiésen al llamado,
    que dictara su conciencia, sin aquella gran influencia.

    Santander vio el resultado, de su influencia en diputados,
    cuando unos venezolanos, se anexaron a su causa;
    y en asamblea votaron, contra moción de Castillo.
    Santander, dueño y con brillo, ya en la Constituyente,
    imponía sus criterios, sus odios y sus ideas.

    Enterado ya Bolívar, no pudo disimular, aquella inmensa amargura,
    y carta a Páez escribió, diciendo que sus amigos,
    hacían todo lo posible, por formar Constitución,
    pensando llamarlo a Ocaña.
    Treinta y ocho diputados, habían librado el debate,
    y hubo moción sin efecto, por cuanto venezolanos,
    todos estaban opuestos; solo “tres o cuatro”, excepto.

    Castillo desesperado, intentaba algún acuerdo,
    al tratar con Santander;
    sólo fracasar lograba, mientras Bolívar libraba,
    en su espíritu gran lucha; ¿Seguiría sus instintos,
    como conductor de hombres, sin tener contemplaciones?
    o conducirse en sus actos, sin que fuesen susceptibles,
    de aparecer en la opinión, de la América y Europa,
    como déspota arbitrario, indigno a ser Libertador.

    A Urdaneta le escribía, que se sepultaba vivo,
    ante la ruina en la patria; por ser complaciente y dócil,
    a consejos de los tontos, y también de los perversos,
    debiendo romper con el mal.

    Lo último era tiranía, lo primero, debilidad, la cual él no poseía.
    Si combatía, triunfaba y salvaría al país, pues combate no aborrecía.
    Entretanto se decía: “¿Por qué he de combatir contra la voluntad
    de los buenos que se llaman liberales y moderados?”
    Que quizás le responderían, no haber consultado a buenos,
    y tampoco a liberales, para destruir españoles,
    despreciando opinión del pueblo; y finalmente agregaba:
    “…pero los españoles se llamaban tiranos, serviles, esclavos
    y los que ahora tengo al frente se titulan con los pomposos
    nombres de republicanos, liberales, ciudadanos.
    He aquí lo que me detiene y me hace dudar”.

    Decidió por fin Castillo, retirarse de Asamblea,
    para privarla del Quórum;
    y el Libertador aceptó, por juzgarlo menos grave,
    que adoptar proyecto “Azuero”.
    Castillo quiso denunciar, a promotores del mal,
    al abandonar la Asamblea, acompañado de amigos.

    Se esfumaba el pesimismo, y el cansancio de Bolívar;
    esperanza aún tenía de no haber perdido todo.
    Por tanto les escribía, a Méndez y a Castillo,
    “me han vuelto a la actividad”, y por consiguiente dijo,
    que no temiesen abandono, como lo habían sospechado;
    que cumpliesen su deber, que él haría lo suyo.

    Ya veinte convencionistas, en Ocaña, se ausentaban,
    y el 10 de junio informaban, las causas de su retiro;
    a la Asamblea indicaban, que sin Quórum reglamentario,
    no podrían continuar, ejerciendo la función.

    Informado fue Bolívar, quien se encontraba en Socorro;
    al llegar a Bogotá se le entregó un comunicado,
    de manos de un Oficial.
    Decían que en la Capital, movimiento había ocurrido,
    el 13 del mismo mes y se había desconocido,
    con Acta, la Convención; por tanto habían decidido,
    designarle Dictador.

    El ejemplo, ya extendido, en la República actuaba,
    contra aquel orden legal, y abrogó Constitución,
    con acta en las plazas públicas, de ciudades de Colombia;
    proclamando al Libertador, como único y dictador.

    El “Continentalismo”, o democracia de Bolívar,
    luchaba contra propuesta, de los dirigentes criollos,
    que decían “Nacionalismo”, expresado en Rivadavia
    y aristocracia Peruana; en fracaso en Panamá,
    cuando se instaló el Congreso; en la insurrección de Páez
    y el “civismo” granadino.

    Gobierno Continental, se proponía Bolívar, por conservar la unidad,
    en pro de un “no retroceso”, sino un progreso efectivo.
    Al faltar conocimientos, energías y recursos, el camino era agruparse,
    en los vastos territorios.
    El rango continental, compensaría inicialmente, falta de industrias
    y técnica, topografía, educación y realidades económicas.
    Mismo idioma y religión, además se profesaba,
    y fronteras naturales, eran costas “dos océanos”.
    Naturaleza, hombres-tierra, eran formidables fuerzas,
    para lograr la unidad, de pueblos emancipados,
    por ser “no privilegiados”;
    abolir la esclavitud y emancipar a los Indios;
    igualdad de razas jurídica.

    Nacionalismo implicaba, quebrantar los privilegios,
    convertir regionalismo, en nuevo nacionalismo;
    con el tranquilo disfrute, de modales y costumbres,
    sin las reivindicaciones, ofrecidas por Bolívar,
    Además de tradiciones, en folklore o religión,
    diferencia había en las clases, del gran cacique o patrón;
    caudillos vernaculares, con ideas importadas,
    utilizaron dirigentes, nacionalistas peruanos, granadinos,
    argentinos y también venezolanos.

    Políticas verticales, impedían “continentalismo”,
    horizontal de Bolívar, comenzando el feudalismo;
    y las clases populares, pronto quedaron aisladas,
    por los marcos fronterizos, frente a las elites criollas,
    fraccionando el hemisferio.

    Persecución del poder, por caudillos de la guerra,
    que eclipsaban con Bolívar, por su “Continentalismo”,
    diciendo “Nacionalismo”, con ideas liberales,
    constituidas en Europa;
    los actos electorales, de unos pueblos sin conciencia
    de lo que eran sus derechos.
    Un sistema rusoniano, trasplantado al Nuevo Mundo,
    sin ninguna precaución.

    Por tanto la solución, solo era Dictadura, para libertad segura:
    La distancia geográfica, con concentración urbana,
    y localizar las masas, en poblados, llanos, sierras;
    porque pueblos en sus tierras, se apegaban al “terruño”,
    que llamaban “patriecita”; donde cualquiera conquista,
    realzando lo folklórico, signo del “nacionalismo”
    que utilizaban los criollos; para ordenar lo atractivo,
    con el fin conservador.

    Por ello había fracasado, el Congreso en Panamá
    y el Código boliviano, había sido rechazado.
    Se requería de un Estado, muy firme para salvar,
    con un proceso ordenado, lo político y social.
    Urgía un Poder Estatal, con dirección y unidad;
    organizar la metrópoli, con independencia real;
    que el pueblo no fuese a buscar, de pronto en el extranjero,
    metrópolis para llenar, el vacío que iba naciendo,
    después de su libertad.

    No obstante, la dictadura, a Bolívar no alentaba,
    por su personalidad; respetaba opinión pública,
    temía a la prensa por censura; dado que se le acusaba,
    como déspota y tirano; haciendo decaer su ánimo;
    fácil no era gobernar, cuando no había voluntad,
    en algunos gobernados.

    La poderosa energía, que un día convirtió a Bolívar,
    en el famoso caudillo, gravemente quebrantada,
    estaba por desengaños.
    El no abandonar el mando y continuar con la insistencia,
    lo hacía porque no llegara, su dramática sentencia,
    que en otrora pronunciara:
    “La independencia es el único bien que hemos adquirido
    a costa de los demás”.

    Sus palabras nos comprueban, que en su ánimo había aflicción,
    cuando al asumir el mando, a un fiel amigo describió,
    lo que según su opinión, a Francia conmocionó:
    El tener que someter, a un orden fuerte y estable,
    la mayor revolución, que tuvo la vida humana,
    celosa y con ilusión; la cual decayó en 8 años,
    de experiencias con dolor.
    Revolución Nacional, propiedad de los franceses,
    que un hombre pudo terminar al dirigir contrariamente.
    Que el doble tiempo empleado, en nuestra revolución,
    lo necesitaron porque, con un hombre habían contado,
    más infinito y pequeño, de lo que era Napoleón;
    y que diez veces, más tiempo, para hacer menos que él,
    necesitaban, expresó; causa que no imaginaban, sus enemigos,
    aclaró, de la precaria existencia y prolongada revolución.
    Temía perder a Colombia, por su falta de ambición:
    Jefe, sin amor al mando, y a la gloria inclinación;
    que aborrecía lo ambicioso, más que a muerte y tiranía.

    Al asumir dictadura, en su proclama esbozó,
    lo que le dolía en verdad: “!Colombianos! No os hablaré de libertad,
    porque si cumplo mis promesas seréis más libres, seréis respetados;
    además, bajo la dictadura ¿quién puede hablar de libertad?
    ¡Compadezcámonos mutuamente del pueblo que obedece y del
    hombre que manda solo!”

    Informado fue en Perú, el Mariscal José La Mar,
    sobre conflicto en Colombia; disponiéndose a expulsar,
    a fuerzas republicanas, de aquella Colombia hermana,
    del Centro del Continente; para imponer su dominio,
    en Bolivia y Ecuador.

    Dichas tropas se encontraban, con desprestigio moral,
    desde que el Libertador, a Colombia regresó;
    no pudiéndose evitar, los abusos en su acción;
    un hosco nacionalismo, anti-colombiano se dio.

    Comprendiendo Sucre el daño, para evitar mal mayor,
    ya desde principios de año, regreso a Colombia planeó,
    de toda fuerza en Bolivia; a La Mar se lo informó,
    allá en el Desaguadero, para evitar intervención,
    de Gamarra o de La Mar, en región altoperuana.

    El efecto fue contrario, a lo que Sucre pensó;
    poco dispuesto Gamarra, a cancelar intervención,
    invocando a Chuquisaca, cuando motín se formó,
    y en que Sucre herido fue, por bala en brazo derecho,
    pasó línea y entró de hecho, en terreno boliviano,
    simulando de antemano, proteger al Mariscal y
    a la Nación libertar, de la anarquía y facción.

    Con sólo éxito podría, Gamarra el País tomar,
    pues quien lo podía evitar, era el Prócer de Ayacucho,
    el que en Chuquisaca mucho, se pudo decepcionar,
    y viajó hacia Guayaquil; no sin antes convocar,
    un Congreso y renunciar, entregándole a Urdininea.

    El ejército invasor, sin mayores resistencias,
    entró a La Paz, la ocupó, el ocho de mayo en puertas;
    luego continuó hacia Oruro, persiguiendo a Urdininea,
    quien sorprendido se apegó, a las duras exigencias.

    Relaciones con Perú, alcanzaban gran tensión;
    diplomático en Bogotá, exigía en reclamación,
    el retiro de las tropas, en las regiones del sur;
    sin atender a exigencias, por lo ocurrido en Bolivia.
    Por tanto el Libertador, en julio dictó proclama,
    procediendo él a retar, a aristocracia peruana.

    Refería en la Proclama, la perfidia del gobierno,
    que en Perú pasó los límites, hollando todo derecho,
    a vecinos de Colombia y también los de Bolivia.
    Referirles el catálogo, de crímenes del gobierno,
    en Perú era demasiado y sufrir sin escuchar,
    horrible grito, venganza; por no querer excitar,
    indignaciones o avivar, las dolorosas heridas.
    Les convidaba a alarmar, contra aquellos miserables,
    los mismos que habían violado, el suelo de aquella hija,
    refiriéndose a Bolivia.
    Que intentaban profanar, aún, seno de la madre,
    “de los héroes” (de Colombia).
    Armarse, le dijo al Sur y volar a las fronteras,
    esperando allí vindicta.
    Que esperasen su presencia, como señal de combate.

    Procedió entonces La Mar, a ordenar movilización,
    en fronteras de Colombia e instruyó escuadra peruana,
    para abandonar sus bases, dirigiéndose a los mares
    y en Colombia bloquear puertos; la guerra iba a comenzar.

    En Hatogrande se instaló, el general Santander,
    muy próximo a Bogotá; apreciando desde allí,
    que bajaba el descontento, que hubo en convención de Ocaña,
    ante la inminente guerra.
    Por tanto escribía a Azuero, que andaba de arriba abajo,
    como tranquilo y seguro, inspirado en su conciencia.
    Lo hacía muy sobre sí, procurando no ser víctima,
    decía de algún malvado.
    Que no veía al Presidente; que recibía atenciones,
    sin desdeño a hablar con él, en la calle o visitarle
    y sin recibir insultos.
    Mejor y más general, dijo ser la opinión pública,
    ante decretos u órdenes y los que no habían medrado,
    les reclutaba el partido.
    Fiestas nacionales frías y también desanimadas,
    pero aplaudía tranquilidad, sin papeles incendiarios,
    o insultos, nada irritante, observaba en lo social
    y no era poca fortuna. Decía que sumido estaba,
    a ruinas, Constitución, del 821,
    después que en agosto acabó, con su Vicepresidencia.
    Que consultó si en suspenso, o destituido de ella,
    el podía considerarse; ante lo que respondieron,
    suprimido del empleo.
    Como voto de confianza, ministro plenipotenciario,
    le había nombrado el gobierno, en los Estados Unidos
    y pidió tiempo a pensarlo.

    Menor exacerbación, del ánimo en Asamblea,
    provocaba el descontento en los grupos exaltados;
    actuaban desesperados, aunque eran pequeños núcleos,
    de estudiantes, hombres “letras”, leyendo tiempos heroicos,
    de Revolución Francesa.
    En secreto y subversivos, con pompa a ellos llamaban,
    “Sociedades de Salud Pública”, tales como las francesas.

    En ellos surgió una idea; dar muerte al Libertador;
    decían liberar República, del tirano abominable.
    Vargas Tejada, más ciego, hasta una estrofa esbozó,
    contra el nombre de Bolívar, cambiándolo por la “Oliva”,
    o supuesta paz que ansió, sin comprender que “mala espina”,
    era la “intriga y traición”.
    Fue Florentino González, integrante en la conjura,
    quien declaró la locura, al momento en que el juicio se abrió:
    “…ya no podíamos lisonjearnos de triunfar sino con la impresión
    de terror que causase en nuestros contrarios la noticia
    de la muerte de Bolívar, y ella fue resuelta en aquel
    momento supremo”.
    Asimismo, declaró: Que el grupo buscó sin freno,
    adeptos en fuerza armada, no lográndolo alcanzar;
    sólo alcanzaron lograr, que oficiales y sargentos,
    expulsados de la fuerza, se les pudiesen juntar;
    adeptos ya resentidos, con vulgares criminales,
    confundiéndoles aún más.

    El grupo de conjurados, consultó con Santander,
    vagamente lo acordado; el crimen que iban a hacer;
    éste, oponiéndose fuerte, juzgó contraproducente,
    la acción para su partido.
    Días después de lo inferido, notó que sería imposible,
    detener a la conjura; les dijo que esa locura,
    no debían intentar antes, de que el hubiese partido,
    a los Estados Unidos.

    El 25, septiembre del 828, según contó Florentino,
    el Capitán Benedicto Triana, a quien se le había indicado,
    que estuviese preparado, para trance en cooperación,
    palabras había trabado, con oficiales del Vargas,
    “contingente-batallón”, y lo hizo por estar tomado.
    Injuriado por los mismos, él procedió a amenazarles,
    diciendo que en pocos días, tendrían merecido castigo;
    por ende fue denunciado y a prisión fue reducido.
    Guerra era un Coronel, Jefe de Estado Mayor,
    involucrado en traición, recomendando en la acción,
    hacerlo esa misma noche.

    Conformaban pues la Junta; Agustín Hormet y Carujo,
    quien fungía como ayudante, en el Estado Mayor.
    Batallón de artillería, puesto fue sobre las armas,
    municionado, advertido, de lo que iban a hacer;
    los conjurados armados, se reunieron con Tejada,
    justificando corriera, “sangre”, cual insurrección,
    de pueblos contra tiranos.

    Decía también Florentino, que ante crítica situación,
    abrazó esa resolución.
    Que eran doce ciudadanos, con veinticinco soldados,
    bajo el mando de Carujo;
    que a las doce de la noche, forzando entrada a Palacio,
    les ordenaron coger, vivo o muerto al Libertador.

    A Manuelita, esa noche, Bolívar llamó a Palacio,
    y presenció el atentado, contra vida del gran hombre;
    dijo, que los conjurados, asesinaron centinelas,
    hirieron a edecán Ibarra y penetraron a Palacio.
    A las doce de la noche, mucho latieron los perros,
    que tenía el Libertador, oyéndose un ruido extraño,
    tal vez por los centinelas.

    Manuela le despertó; el tomó espada y pistola,
    y trató de abrir la puerta; ante lo que le contuvo,
    y le aconsejó vestir, sereno y con prontitud,
    siendo su paso a seguir, la exclamación y pregunta,
    que de seguida exponemos: “Bravo, vaya, pues,
    ya estoy vestido; y ahora ¿que hacemos?
    A lo que ella contestó: ¿Hacernos fuertes?
    Quiso luego abrir la puerta, de nuevo ella le detuvo,
    ocurriéndosele idea, que un día le escuchó decir,
    y por tanto recordó: “¿Usted no dijo a Pepe París
    que esta ventana era muy buena para un lance de estos?”
    y Bolívar respondió: “Dices bien” y avanzó hacia la ventana;
    le impidió que se botase, al ver que gente pasaba,
    hasta notar que “no había”, y ya la puerta forzaban.

    Sin cerrar puerta y ventana, Manuela se enfrentó a ellos,
    le agarraron, preguntaron, que ¿dónde estaba Bolívar?
    Ella dijo que en Consejo, lo que se ocurrió primero,
    y registraron la pieza.
    Al pasar por la ventana, que aún abierta estaba,
    exclamaron preocupados “¡Huyó, se ha salvado!”;
    ella les decía que no, que él estaba en el Consejo”,
    a lo que le preguntaban: “¿y por qué está abierta la ventana?”,
    a lo que ella respondía: “yo la acabo de abrir,
    porque deseaba saber que ruido había”.
    Unos creían, otros no, pasando hacia el otro cuarto,
    tocaban cama caliente y más se desconsolaban,
    por más que ella aclaraba, que allí había estado acostada,
    esperando que él saliera, del Consejo y darle un baño.

    Seguía contando Manuela, que el Libertador se fue,
    con una pistola y sable, que regalada fue en Europa;
    una vez caer en la calle, le acompañó un repostero;
    y luego en Puente del Carmen, mandó a éste por el río
    a averiguar en los cuarteles;
    al recibir la respuesta, al batallón Vargas fue.

    Por no ver curar a Ibarra, Manuela se fue a la plaza,
    y encontró al Libertador, a caballo y con la tropa,
    que en “vivas” le ovasionaba.
    Ya de regreso a la casa, en aquella mejor hora,
    él, satisfecho le dijo, que del “Libertador”,
    ella era la “Libertadora”.
    Luego se cambió de ropa, disponiéndose a dormir,
    pero no se concentraba; cada rato preguntaba,
    algo sobre lo ocurrido; decía “No me digas más”,
    ella callaba y él aún más, preguntaba conmovido;
    cuando aclaró, ya con “fiebre”, Manuela había amanecido.

    Molestia mostró con Cronfton, por apretarle el pescuezo,
    a un insurrecto en Palacio; benigno se comportó,
    con quien usurpó su espacio y hasta ropa le ordenó.
    Pepe Paris, motivado, por la actitud sinigual,
    dijo a los conspiradores “¿Y este hombre venían ustedes a matar?”,
    respondiendo ellos a la par: “Era al poder y no al hombre”.

    El Libertador furioso, a Cronfton su acción afeaba,
    y aconsejó a conjurados, no hablar a jueces del plan,
    que traían para matarlo; respondieron, “no negarlo”;
    pruebas “tantas” dio el General, de sensible humanidad,
    que sería nunca acabar.
    Perdón pedía para todos, pero la causa ya estaba,
    entre Córdoba y Urdaneta, y el Consejo sentenciaba,
    a todo el que entró a Palacio.

    Zuliavar, Hormet, Azuelito, héroes de conspiración,
    confesaron con valor y los demás se negaron;
    presentarlos a Manuela, a fin de reconocerlos,
    fue decisión que tomaron.

    Furioso el Libertador, discrepó con voz sonora,
    diciéndoles: “Esta señora, jamás será el instrumento
    de muerte ni la delatora de desgraciados”.
    Descripción que, “autorizados”, personajes de la historia,
    muestran, del primer impulso, con que el perdón de Bolívar,
    arropó a conspiradores.

    Ministros y Consejeros, con urgencia encarecieron,
    no ceder a los impulsos, evitando impunidad;
    resguardar el orden público; llevándole a autorizar,
    apertura de los juicios, con imposición de penas,
    de acuerdo con lo expresado por las leyes del Estado.

    Santander se refugió, en la casa de Urdaneta,
    al ver que la población, fúrica se dispersó,
    a castigar los autores, de tamaña conmoción.
    A Urdaneta le tocó, como Ministro de Guerra,
    dirigir la investigación, y luego aplicar las penas.
    Duda había de Santander, pero en la investigación,
    bolivianos exaltados, por delito cometido,
    mostraban pasión de secta;
    sumarios mal instruidos; juicios por anticipado,
    daban ya por descontada, la incursión de Santander,
    y el castigo fue descartado.

    Bolívar escribía a Sucre, diciendo haber abortado,
    el plan de conspiración; “cómplices” serían castigados;
    sin embargo, Santander, siendo que era el principal,
    más dichoso era por ende, al punto de considerar:
    “…porque mi generosidad lo defiende”.

    Días después, su salud, sufría grave quebranto;
    amargura y desilusión; susceptible era ante agravios.
    Expuesto al frío y humedad, había estado en Puente el Carmen;
    sus pulmones afectados, síntomas daban, alarde,
    que a la tumba querían llevarle.

    El Doplomático Moyne, que a Francia representaba,
    optó por entrevistarle. Manuela le recibió; le dijo,
    que aún enfermo, anunciaría su visita.
    Cuando apareció Bolívar, su cara larga, amarilla,
    tenía apariencia mezquina; gorro de algodón y bata,
    pantalón de ancha “franela”, en que sus piernas nadaban.

    Al preguntar por su salud, mostró brazos enflaquecidos,
    y con gran desilusión, ante Moyne y su “sorpresa”,
    dijo con actitud expresa: “No son las leyes de la naturaleza
    las que me han puesto en este estado, sino las penas que me
    roen el corazón”;
    y expresaba la razón, del dolor por sus hermanos,
    dijo: “Mis conciudadanos, que no pudieron matarme a puñaladas,
    tratan ahora de asesinarme, moralmente con sus ingratitudes
    y calumnias.
    Cuando yo deje de existir, esos demagogos se devorarán entre sí,
    como lo hacen los lobos y el edificio que construí con esfuerzos
    sobrehumanos se desmoronará en el fango de las revoluciones”.

    En la instrucción de procesos, a los insurreccionados,
    participaba gran parte, de militares venezolanos.
    Pruebas e indicios buscaban, por dudar de Santander,
    sin lograrlas obtener; más sí las hubo en Padilla, “Almirante popular”,
    en el pueblo granadino, que merecía ejecución.
    Descontento y división, surgió como consecuencia,
    en civiles, bolivianos, militares y santanderistas;
    aumentó la oposición, en Colombia y Venezuela.

    Guayaquil era atacado, por el General La Mar,
    quien con su escuadra peruana, de ocho mil quinientos hombres,
    avanzaba a Cuenta y Loja, en la Nación Colombiana.

    En Cauca se levantaron, José Obando, Hilario López,
    después que decían defender, Constitución de Colombia;
    provocando insurrecciones, entre el foco amenazado,
    por invasión extranjera, y los propios nacionales,
    dentro de la capital; para impedir a Bolívar,
    la defensa en las fronteras.

    Bolívar marchaba al Sur, para enfrentar rebelión,
    de Obando e Hilario López, pero una vez en Bojacá,
    su ministro de Exteriores, Vergara, le envió una nota.
    En la misma le informaba, que el Consejo de Gobierno,
    elaboraba un proyecto, aún sin consentimiento,
    después de la conspiración;
    autorización solicitaban, para su continuación.
    El proyecto consistía, en un plan de monarquía,
    por cuanto el Republicano, por ser representativo,
    consideraban, no servía.

    Conversación informal, se inició con diplomacia,
    que representaba a Francia y también a Gran Bretaña;
    solicitando opinión, ante posible sustitución,
    de régimen en Colombia, por monarquía de aquel tipo.
    Conformaban el proyecto, integrantes del Consejo,
    tal como Castillo Rada, el general Urdaneta,
    con José Manuel Restrepo y Estanislao Vergara.

    El problema que el proyecto, discutido presentaba,
    era que el Libertador, aquella idea aprobara,
    pues nunca se prestaría, a su propia coronación.
    Surgió como solución, proponer al Libertador,
    una especie de Regencia, mientras durase su vida;
    luego, un Príncipe Europeo, coronarían a su muerte.

    El representante Inglés, se opuso a nombrar un Príncipe,
    y que éste de Francia fuese;
    no así opinaba el Consejo, por ser la Casa de Francia,
    la que bien representaba, al Latino y al Católico.

    El 14 de diciembre, Bolívar respondió nota,
    manifestando a Vergara, no intervenir en proyecto;
    lo dejaría al gobierno, al sucesor o al Congreso,
    que en Bogotá convocaran;
    en libertad decidirían, la delicada materia.

    Por tanto decía a Vergara, que su opinión particular,
    para con ella arreglar, instrucción al Señor Madrid,
    era por considerar, que la materia era ardua,
    espinosa y aventurada.
    Que anticipar resolución, comprometería al gobierno,
    ya precario y vacilante; el que no podía tener,
    aquellas miras extensas:
    “Mañana u otro día sucederá una administración
    a la presente y ella o el Congreso resolverán
    lo conveniente sobre los compromisos en que
    pueda empeñarse Colombia”.

    Rumor llegaba de Pasto, decían que Obando se ufanaba,
    coordinando operaciones, con ejército peruano.
    Bolívar determinaba, acabar revuelta en Cauca.
    Orden le giraba a Córdoba; ir de Antioquia a Popayán,
    y ocuparlo, mientras él, al Centro de la República,
    podía concentrar las fuerzas, que conduciría al Sur,
    ante la agresión Peruana.

    Al tiempo que el Libertador, salía de Bojacá,
    tomando camino al Sur, La Mar con fuerzas del Perú,
    invadía Provincia Loja y avanzaba hacia la Cuenca.

    Sucre organizó sus tropas, aunque en número inferior,
    y a encontrar al enemigo, se dispuso con valor.
    La Mar forzado salía del territorio ocupado,
    situándose a defensiva, donde estaba el río Saraguro.

    Bolívar ordenó a Sucre, pacífico avenimiento
    y éste enviaba condiciones a La Mar en el Perú;
    en las mismas proponía, pagar la deuda de guerra,
    para demarcar fronteras, según división política
    y civil de Virreinatos de Perú y Nueva Granada;
    reducir fuerzas peruanas, número igual a Colombia
    en departamentos (Sur).

    La Mar en contrapropuesta, reparaciones de guerra,
    solicitaba a Colombia;
    que Guayaquil y Provincia, entrara en demarcación,
    con las mismas condiciones del ochocientos veintidós.

    Aún con las contradicciones, La Mar aceptó el acuerdo;
    pero mientras disponían, “emisarios”, su tarea,
    abandonó posiciones, con movimiento en flanqueo
    y se encaminó a Girón;
    a la espalda del ejército de Colombia se situó.

    Oportuna información, tuvo Sucre de maniobra
    y con gran celeridad dos compañías envió,
    a atacar los contingentes de La Mar en Saraguro;
    consiguiendo su objetivo, pasó luego hacia Girón;
    conservando comunicación, con Colombia, más seguro.

    Encuentro desventajoso, evitaron los ejércitos,
    haciendo hábiles maniobras.
    La Mar ocupó en febrero el Portete de turquí,
    esto fue el día 26.
    Divisados el 27, por las fuerzas de Colombia,
    se inició el cruento combate;
    filas peruanas rompieron, iniciando desbandada,
    destruido fue el ejército, en la tierra colombiana.

    En Girón firmaba Sucre, el veintiocho, un armisticio,
    exigiéndole al Perú, el cumplir lo establecido,
    en el acuerdo suscrito.
    La Mar, pretexto buscaba, para no cumplir el pacto;
    cuando Bolívar llegaba a recibir las banderas
    del Portete de Turquí, que Sucre recuperaba; “
    en Piura”, La Mar trataba, reunir el otro ejército
    para guerra continuada.

    La dirigencia peruana, temiendo la intervención,
    ante ineptitud mostrada, por La Mar, en la Nación,
    con Gutiérrez de La Fuente, acordó una rebelión;
    así en Piura le apresaban y Gamarra aplicó expulsión.
    Gamarra asumió el poder y escribió al Libertador,
    anunciándole el propósito, de cumplir el armisticio,
    que firmaron en Girón, con alguna modificación.

    Santa Cruz, el fiel amigo, que tenía el Libertador,
    desde Bolivia informaba, que la Carta boliviana,
    ya estaba recuperada, que él del mando se encargaba.

    Relativa calma había, buen negocio en la política,
    hacía el Sur, tenía Bolívar;
    pero al entregar Perú, las plazas que había ocupado,
    se supo algo inesperado:
    Sucedió que José Córdoba, gran general afamado,
    por su valor de Ayacucho, ahora se había revelado,
    en la Provincia de Antioquia, sumándose al adversario.
    En la acción había razón: Córdoba se había enterado
    de gestiones del Consejo, para Régimen Monárquico,
    con detalles preparado.

    Santander y su partido, que desprestigio alcanzaron,
    cuando ocurrió el atentado, encontraron nueva vivas,
    con gran milicia a su lado.
    La misma prensa europea, recogía la información
    de Córdoba en rebelión, que ya acusaba a Bolívar
    de tirano y desleal.

    En el Diario Courier Francais, el publicista Francés,
    llamado Benjamín Constant, a Bolívar acusaba,
    ante opinión europea, de plan para coronarse,
    traicionando sus ideas.

    En Quito y en Guayaquil, Bolívar no refutó,
    las consultas formuladas, sobre el plan que se indagó,
    al no sentirse autorizado, por cuanto iba a renunciar
    y a los nuevos personajes dejaría la decisión.
    Esta actitud imprecisa, produjo complicación,
    cuando en Guayaquil, Campbell, interés de Gran Bretaña,
    por proyecto demostró, en nota oficial firmada,
    que a Bolívar dirigió.

    Se imponía la diplomacia en respuesta de Bolívar,
    ante la grave consulta:
    Aspiraciones tenían los imperios como Francia,
    o como la Gran Bretaña y los Estados Unidos,
    por el desorden social que en América observaban.

    Régimen Republicano, imponía Estados Unidos;
    la Restauración de Francia, al igual que Gran Bretaña,
    imponían la Monarquía, buscando expansión política,
    predominio, ideología, por sus altos intereses.
    Los Ingleses y Franceses, veían con gran simpatía,
    instaurar la Monarquía, en nuestra América hispana
    y en el Sur del hemisferio.

    En la América del Norte, Régimen Republicano,
    miraba a antiguas colonias, con “Destino Manifiesto”,
    de organizar los estados, en forma republicana;
    garantizando su influencia, cerrarían camino a imperios,
    de naciones europeas.

    Resistencia franca había, en las ideas de Bolívar
    a posible solución que incluyese Monarquía;
    pero al decidir se exponía a desautorizar Consejo
    y lucha contra Córdoba había.
    Por otro lado pensaba la secreta simpatía del partido
    y Santander con los Estados Unidos.

    Pensó entonces exponer, en su respuesta a Campbell,
    posibles inconvenientes, mostrando imparcialidad
    y aplazando su concepto; para aclarar en detalle,
    acuerdo que tenía Francia, conjunto con Inglaterra
    para elección de dinastía.
    Con su actitud diplomática no enajenaría amistad,
    con gobierno en Gran Bretaña, ni se solidarizaba
    con el proyecto monarca.

    Por ello el 5 de agosto de Guayaquil contestaba:
    Que lo del Príncipe Europeo, no le resultaba nuevo,
    pues ya se le había anunciado, con misterio y timidez,
    por su modo de pensar.
    Que miles inconvenientes, aquella idea encerraba;
    por su parte, no los habría, pues el mando iba a dejar;
    más no se podía mitigar, la ambición de aquellos Jefes
    y el temor de desigualdad que existiría en aquel pueblo.
    Por tanto le preguntaba:

    “¿No cree usted que Inglaterra sentiría celos por la elección
    que se hiciera de un Borbón? ¿Cuánto no se opondrían
    los nuevos estados americanos? ¿Y los Estados Unidos,
    que parecen destinados a plagar la América de miserias
    a nombre de la libertad…?

    Por lo mismo reservaba, dictamen definitivo,
    hasta saber que pensaban, gobiernos de Inglaterra y Francia,
    sobre cambio del sistema y elección de dinastía.

    Evadido el compromiso, ya con el ministro Inglés,
    de inmediato consideró, elegir constituyentes,
    sin influencia del gobierno;
    al ministro de Exteriores, envió comunicación,
    por ser autor de gestiones, con gobiernos europeos.
    En la misma le aclaraba, que si hasta ese momento,
    el “sí” daba a lo propuesto, era por el no atreverse,
    a dar opinión verdadera; temiendo que interceptaran
    sus cartas y prevalieran de ellas para hacer la guerra,
    al gobierno, y alarmar, multitud contra el Consejo.

    Dijo ser su opinión vieja, y haber meditado mucho,
    procediendo pues, muy ducho, a enumerarla certero:
    En su artículo primero, el no poder continuar
    a cabeza del gobierno, presintiendo que al faltar,
    dividido ya el País, entraría en guerra civil,
    en desorden espantoso.
    Segundo: para impedir, los daños tan horrorosos,
    que en el lapso de 10 años, o antes debían suceder;
    preferible era dividir, con legalidad al país,
    en paz y buena armonía.
    En su artículo tercero, consideró que si el pueblo,
    aceptaba providencia, propuesta por el Congreso,
    lisa y llana deberían, por tanto verificarla,
    declarando al mismo tiempo, intereses y derechos.

    Como quinta solución, dijo que si no adoptasen,
    ninguna de estas medidas, solo debería pensarse,
    en vitalicio de Bolivia, con senado permanente,
    como el propuesto en Guayana.
    La estabilidad juzgaba, “quimérica” en Venezuela
    y también Nueva Granada, por no vencer antipatías,
    ya que en Partido de Páez, así como de Santander,
    en ello estaban de acuerdo, aunque el resto se opusiera.
    Pensar monarquía extranjera, para sucederle al mando,
    por ventajosa que fuera, tal vez en sus resultados,
    veía mil inconvenientes, si conseguirla quisieran.

    Enumerando de nuevo, marcaba el punto primero:
    ningún Príncipe Extranjero, admitiría patrimonio,
    anárquico y sin garantías.
    Como número segundo: que las deudas nacionales
    y pobreza del país, no ofrecían por tanto medios
    para mantener a Príncipe, aduciendo que sería,
    “Corte miserablemente”.
    Como tercero, decía, que las clases inferiores,
    justo pues, se alarmarían, por temer a los defectos
    de desigual aristocracia.
    En cuarto punto indicaba, que generales ambiciosos
    de todas las condiciones, no podrían soportar
    la idea de verse privados, decía, del mando supremo.
    Finalmente le expresaba, el no hablar de inconvenientes,
    que suponía de europeos, porque pudieran no darse,
    si raras se combinarán las circunstancias felices.
     
    #1
  2. hectormaxx

    hectormaxx Moderador de FORO de GENERALES

    Se incorporó:
    26 de Agosto de 2007
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    Uf escribiste un libro y por demas muy bien enunciado y con mucho saber de la historia.Escribes muy bien y es un gusto aprender de quien sabe tanto por que igual uno se instruye.
    Yo digo estos paises nacieron debiles y permanecen aun debiles y estan siempre sujetos a dictados extraños.Hablar de libertad plena nunca abra por estos lados pero igual ahi se vive.Colombia no perdio Panama si no que los pobres corruptos gobernantes que siempre han manejado esto como fincas vendieron sus almas y perdio fue el pais.No hay caso nunca abrir debate publico por que siempre la historia castigara a estos paises.Un saludo y gran tematica.
    Te dejo un link de un poema para que entres y me dejes comentario:

    http://www.mundopoesia.com/foros/poemas-de-amor/148408-compartiendo-tus-penas.html
     
    #2
  3. dilia.calderas

    dilia.calderas Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    9 de Diciembre de 2007
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    35
    Hola Hector, gracias por tu comentario.
    Con relación a que la historia siempre
    castigará a estos paises, es todo lo
    contrario, el conocimiento de la historia
    nos salvará; justamente, por ese
    desconocimiento es que hemos sufrido
    tanto; gracias a Dios, en mi País,
    ahora se puede analizar.

    Un beso y transmitela a todos nuestros
    hermanos.

    Te aprecia, Dilia.
     
    #3

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