Anfibia.

Tu palabra se escurre y en mí flota,
la siento como lengua derretida.
Se me eriza la piel adormecida,
se condensa el deseo en suave gota.

Lentamente el salterio eleva nota,
melodía en crescendo sostenida.
La noche se dilata sin medida,
oscila desde la ele hasta la jota.

Las letras desordenan el espacio,
se pintan de colores fluorescentes
y en zumbidos estallan mis oídos.

Siento el cambio de piel cual un batracio
que respira deseos indecentes
sumergido en el mar de los sentidos.​

 

El terceto de cierre es "para alquilar balcones", no paro de sonreír. Me imagino el sapo cambiando su piel, casi bufando como un toro, presa de sus deseos indecentes. Me encanta.

En el primer verso, ese "combate a muerte" de acentos contiguos que nos diera un rato de qué hablar con el amigo musador la semana pasada, se lo haces ganar a flo. A alguno le ha de sonar como "míflota". A mí me suena bien lo tuyo, aunque a veces no es solo acerca de cómo nos suena.

Pero bien, entretenido y con una rima no del todo trivial (-ota).

Un gran saludo.

 

Gracias, Tommy, por tus amables palabras, celebro que te gustará. Un abrazo.