Angelica.

Angelica,
tu nombre llaman mis labios.

Pequeña mía
de dulces latidos,
te escribo mi canto con amor
que nace de mi paz.

Esa paz que me das
cuando nace el sol
y cuando eres flor,
las mismas que te encantan
cuando corres por las montañas altas.

Cuando naciste,
me olvidé del llorar,
pues vida de mi vida eres,
mi Angelica
de libertad.

Sigue firme por el camino mi Angelica,
y que nunca vean tus ojos
la Soledad de la María.

Sigue alta y feliz cantando
la canción de los felices recuerdos.

 

Expresión preciosa del sentir que se experimenta hacia un ser muy amado y único. Un gusto visitar este poema. Un abrazo fuerte, poetisa.