Angelical.

Estábamos juntos, los cuatro.
Éramos muy felices.
Comíamos una misma ensalada.
Porque todos somos uno.


Partí el pan y ofrecí el vino. Os enseñé las heridas, en las palmas de mis manos.


Tomás me tocó el costado, y vio que se abría mi herida.
La corona de espinas, junto a los paraguas.
La cruz estaba en el garaje.
Y Elvira dijo: ¡ Se mueve el crucifijo !


Andrea pensaba en la inmortalidad del cangrejo visigodo. En las musarañas.





Tomás se lavó los dientes, con pasta dentífrica.
Y Jacinto llegó el último, pero no hay quinto malo.
Nos pusimos a saltar en la cama elástica.
Nos queríamos. Éramos sensacionales.


Formidables; no mezquinos. Éramos como niños, veteranos...

 

Éramos como niños, veteranos... jejeje, eso es angelical, me alegra leerlo estimado poeta, aunque yo no es que le entienda muy bien, pero igual disfruto la lectura, le dejo mis saludos cordiales

 

ingenioso

 

¡ Gracias ! La energía del hogar, es la mujer varonil. La que tanto buscó el rey Salomón, y que creyó encontrar en la Reina de Saba. Que es lo mismo que Elsa Pataky, por ejemplo. Una mujer varonil. Y la familia angelical está asociada a la energía del hogar. Entonces, hay mucho amor, broma, erotismo y humildad. Mucha vida.

 

Tiene algo de biblico su hogar, pero me gusta. Buen tema. Saludos

 

Gracias, compañero.
La Biblia es un libro de libros.
Entonces, no es tan grave.
Si la vida es como una novela...