ANHELO CELESTIAL

Señor, tú que al mirar destilas belleza y piedad en mí.
Tú que con paciencia esperas porque sabes el final.
Tú, que con tus manos llenaste de inefable belleza tu creación,
y silencioso y manso de bendición mi corazón;
a ti con ruego escribo mi pasión:
Regálame de lo que te salió mejor (a mi humilde opinión),
dadme de aquello que de cerca no he podido ver,
y que al contemplar mi ser parece estremecer.

Señor, merecedor no soy;
pero camino sin rumbo por donde voy;
por eso tú, regálame lo mejor de tu creación...

No quiero riquezas, menos oro ni diamantes,
porque la beldad como dagas cortantes
hieren el corazón cauteloso y la razón.
Por eso Señor, dame lo que mejor te salió de tu creación.
Con anhelo espero, con esperanza quiero,
cuidarla te prometo, y después de ti amarla a ella prefiero.

En súplica, Señor te ruego,
regálame de tu creación lo más bueno;
o que mejor te salió,
lo más hermoso que pudiste crear, Señor.

Considera lo que yo quiero,
atiende lo que prefiero,
es tuya la voluntad,
mas no me dejes en soledad:
¡De tu creación yo quiero lo que mejor pudiste hacer;
una virtuosa mujer, como delicada rosa!
Señor, pero no la que se sienta horas,
afanada en el televisor
viendo la porquería que pasan día a día;
de aquella yo no quiero.
Ni la rubia que ha pintado su cabello,
ni la que vive del esmalte,
ni la que anda elegante
con su cuerpo delirante dibujado en su traje,
aquella no por favor.

No prefiero la artista, la experta en en amantes,
la que el dinero es más importante ni menos la que miente.
No quiero la inconversa, ni la que finge ni la intolerante;
bastaría que te ame y que quiera como yo agradarte.
No deseo la burlona, la cretina la vanidosa,
la que destruye con sus manos el cariño
y la que sin saberlo daño hace.
Yo no quiero mi Señor
aquella que tiene otros dioses,
quiero una mujer que sus promesas cumpla contigo,
y yo ser su mejor amigo
y no su perro ni su amante.

Líbrame de la que fornica,
de la que pretende hacerse rica,
de la ingrata y la ramera,
de la que no sólo a de ser mía.

Yo no quiero mi Dios,
mujer que de tus caminos se haya vuelto,
yo no quiero Señor,
aquella que no tiene remordimiento.

Lo único que te pido de tu creación,
¡lo mejor que hiciste Señor!
Una mujer que a ti más que a nada ame,
y con eso tendré bastante:
una musa hermosa,
perfectamente una mujer virtuosa
¡Ese regalo solo das tú!
Y si no ha de ser así,
déjame en la Soledad
con esta mi maldad.
Manuel E.

 

INMENSO PLACE PASAR POR ESTE BONITO POEMA.
SALUDOS CON CARIÑO PARA TI.