Año Viejo, Año Nuevo

Pasaron las horas tan raudas y esquivas

llevando en su vientre la luz de esperanza,

quedaron ancladas en gran lontananza,

dejando recuerdos de formas tan vivas

con cuyos fulgores asoma añoranza.



En pálidos sueños se queda dormida

el ansia de amores, la sed de justicia,

y siento en mi rostro la noble caricia

de fuerza indomable del alma aguerrida,

que pena profunda, con fe la desquicia.



El año termina, mas sigue la vida,

su curso fluctuante, sin miedo miremos,

y mientras vivamos, y mientras soñemos,

por siempre tengamos la luz encendida

que nuestros ensueños así alcanzaremos!



Habrán nubarrones que nublen la meta,

con grande coraje, luchando vencemos,

y nunca a rendirnos dispuestos estemos,

y no permitamos se forme la grieta

que pueda impedirnos que el triunfo logremos.



Oigamos al viento que sopla violento,

que tiembla la tierra tranquilo observemos,

mas nuestra esperanza jamás enterremos,

es fuerza que vence tristeza y tormento,

es dura coraza que siempre tendremos!



Por siempre adelante por ese camino

de inciertos futuros tan bien escondidos,

que brillen sus almas con rayos prendidos

de fe inquebrantable, que a negro destino

vencerlo podremos al ser decididos!



Autor: Aníbal Rodríguez.

 

Aníbal, todos estamos acabados.
Estamos fundidos, en cada Momento.
Es un cuarto de hora, bastante tenso.
Porque hay mucha presión, en cada mundo.


Entonces, la Fe mueve montañas. Pero esas montañas son los ricos y poderosos.


Por supuesto, no van a transformarse en esclavos.
Ni una colina se convierte en una sirvienta.
Claro está que el Servicio es la misión particular de cada espíritu.
Independientemente de los demás. Que digan lo que quieran...


Y el Servicio es amor en acción. Ser útil al prójimo, para levantar al caído, estando uno, previamente, en pie.


Así, nos movemos, en este lodazal, como Adán y Eva.
Embarrados, en esta Divina Comedia, procurando ser graciosos.

 

Querido amigo el drama de la vida supera las espectativas de una novela de ficción.
Muchos creyentes oran a un Dios que no ven, y que en miles de años no ha hecho nada
por el ser humano. Por eso mi poema. Nosotros tenemos el poder de minimizar los problemas
sin ayudas divinas. Naturaleza nos dotó de inteligencia, no solo para utilizarla dañando a los
demás seres humanos, si no ayudando a que en el mundo haya menos miseria y dolor.
Si despertamos en nosotros al gran ser humano que llevamos dentro, nos superamos nosotros,
y ayudamos a otros a que lo hagan. Debemos descubrir el poder de nuestra fuerza de voluntad
y nos daremos cuenta que sin ayudas divinas podemos superar nuestros problemas.
Gracias por estar en mis letras y comentarlas tan filosoficamente.
Fraterno saludo.