Ansiedad

Aún contemplo tu presencia vida mía,
en los rayos vespertinos de la espera,
invadido de la tenue melodía,
que la brisa me promulga y desespera.

Ansiedades sin medida me aprisionan,
en el lóbrego dolor de tu partida,
esperando que mis ojos que te adoran,
al mirarte resplandezcan a la vida.

La demora que ha surgido a tu retorno,
arrebata la esperanza adolorida,
que se sume en el pesar y en el encono.

Dios permita regalarme tu presencia,
y al tenerte, que mi alma enardecida,
se extasíe con el flujo de tu esencia.