Antes de perecer con el olvido

Como danzan las almas al olvido,
no hay cruces en nuestro camino,
el caballo ya cansado,
pobre el destino del gaucho,
que ahora espera a las orillas del Paraná,
el amor que nunca recordó.

Voy a leer en las historias de la piel,
el hielo poseído de encanto,
que te ha traído aquí,
para disfrutar las pausas de la vida.

Danzan infinitamente,
tu semblante sobre el mío,
en la roja tarde de verano,
la chicharra se divierte
junto con tu sonrisa,
el mar Egeo despierta.

Si he bailado tanto en mi vida,
que las flores marchitas resucitan con mi recuerdo,
otro momento ya es un cuento,
no perdono aquel engaño,
que aprisiono mi corazón,
pero no dudaría de su arrepentimiento,
si en verdad el dolor proviene de su misma fe.

¿A quien le doy las gracias?
Si mi vida se va con mi mente,
por que no entregarle flores,
si la muerte aunque no ronde,
siempre acechara tu destino.

¡Fiebre de espanto!
No hay augurio en el presagio maldito,
otra vez he caído ante la piel de su voz,
¿Qué podría hacer yo?
si solo soy un simple humano,
al cual le gusta danzar,
para no caer en el olvido.