Apátrida

A mansalva, disparas la metáfora
del olvido y su acechanza sombría.

Dislocas mi mundo
mientras los perros
desatan sus impertinentes ruidos
esta tarde.
Afuera hay niños solos,
como el corazón de la piedra,
o del poeta enjuto,
huésped sin patria.

A mansalva, atropellas
mis izados campanarios de pueblo pobre,
de noctámbulo guerrero que se desangra,
ya los ojos picoteados por aves y ósculos
que sabotearon el amanecer.

Tránsfuga fui y los poemas me hablaron,
de pequeño, de tan pequeño,
de los trenes partiendo a la ciudad
en míseras barriadas
y residenciales indecorosas.

Tránsfuga yo seguía a la luna
como un adolescente tímido,
seguí las huellas de su estela pálida
por entre los ramajes de la indiferencia,
por entre las ondas color tierra de un riachuelo.

Tránsfuga, sí,
recluta del olvido,
y fui tejiéndote,
entrelazándote,
domeñando los hilos dispersos, amarrándote
a las cadencias inacabadas e imperfectas
de un poema sin frondas,
de un poeta sin patria.

De mi libro inédito LOS ÚLTIMOS CUERVOS
Tercer premio Brunca 2012, UNIV. NAL.

 

Un poema típico en el ser humano.
No es ninguna novedad.
Es una protesta legítima.
Por la belicosidad e indiferencia, tan habituales.

 

Gracias Nomno, por pasar y dejar tus señales, abrazos