Apuntes sobre la mujer que soñaba...

Ella realmente no sabía lo que estaba haciendo.
Se movía por instrumentos...
Era como un instinto, algo gutural, primario,
Lo que impulsaba sus acciones.

También sabía del riesgo.
Muchas veces se había equivocado,
Pero prefería equivocarse a quedarse callada,
A luego pagar el precio.

Era verdad que quería querer.
Quería querer y ser querida.
Y su vida ya era lo bastante afortunada,
Considerando la media poblacional.
Y sin embargo quería más.

Habían muchos razgos curiosos en ella.
Su cara era de razgos misteriosos,
De ojos inteligentes, mirada melancólica,
Que retaba silenciosamente a aquello o aquellos que la miraban.

Detrás de esa mirada estaba la muralla.
Contundente.
Enorme.
Con un letrero inmenso que decía: “Prohibida la entrada”.
Nadie realmente había podido entrar.
Ella lo quería.
Lo deseaba.
Pero a veces ella misma cerraba de nuevo la puerta.
Dejando dedos mutilados en el piso.

Y mientras,

Ese corazón esperaba.
Ser cobijado.
Ganarse la confianza de alguien.
Ser tratado con respeto.
Con un cariño y amor a prueba de todo.

Lo que ella no sabía,
Es que en esa misma fortaleza
Vivía su misma debilidad.
En esa debilidad,
Había cabida de alguien.
Que realmente estuviera dispuesto
De querer a una mujer tan grande
Tan complicada
Tan lastimada.

Para poder lograr esto,
Se requería de alguien igual
De lastimado,
De herido,
De necesitado de un ser especial.

Pero,
Era necesario contar con algo más.

Darle a ella la seguridad,
Y la plena confianza?

De que todo esto era viable,
Soñable,
Lograble,
Y realizable.

Lo único faltante?
Es que ella quisiera aventurarse a tomar de nuevo el riesgo,
de dejarse querer.
De no cerrar de nuevo esa puerta.

De volver a confiar.
Con la oportunidad que nos da,
La certeza de que todo es finito.
De que solo se vive una vez,
Y de que si no vienes a servir y a amar,
Ya estás muerto de todos modos.




Bolívar Ruiz Elizondo
3 de Octubre 2016.

 

Una gran decepción y mucho dolor que se trasforman en la principal barrera para un reinicio. Creo que no importa a quien se tenga por delante, lo principal es tratar de desprenderse de esa costra y que los días que sean necesarios terminen por sanar esas heridas. Saludos cordiales para ti Bolo.

 

Muchas gracias por tu comentario Sergio, saludos y sigue escribiendo!

 

Bellas palabras Luzyabsenta, recibe un saludo.

 

Hay gente lastimada que pone murallas muy altas,imposibles de escalar.Por sí mismas deben destruir el castillo porque de otra manera se verán solas.Además todo-as no son iguales.Un saludo afectuoso.

 

Muy cierto Damari, saludos de regreso!