Aqcua Toffana

Aqcua Toffana



En la fase aguda

de la toxemia,

da sed, da frío.

Sale y entra el alma

a la sangre.


Es cuando digo

“Te necesito”

y es cuando el aire

no trae tu aroma,

viene vacío.


“Nada es sin veneno,

veneno es la dosis”

desde Paracelso,

pasando por Mozart

hasta este lamento.


Aqcua Toffana,

diles que fue,

cuando pregunten

de la ausencia

de mi fe,


cuando murmuren

de mis labios violetas,

mis uñas azules,

el gélido aspecto,

la falta de tez.


En la fase ocaso,

cuando todos lloran,

recuerdan haberme visto llorar.


Recuerdan haberme oído

en rabia, en ira,

en silencio e incluso “alucinar”.


Cuando todos lloran

yo ya no puedo ni hablar.


Quieren que les diga hoy

lo que les pesaba de mi escuchar.



En la fase de planeación,

el veneno

es la frustración;

alquimia de impotencia

soledad y sumisión.


Es vacío naufrago,

plaga en sembradío,

gritos ahorcados,

aire con esporas

de cianuro y cimbalaria.


Dice la venómica

que veneno es antídoto

pero lo único real es la dosis

de ganas de vivir

o ganas de morir.



N.S. 29 julio 2019
​

 

Niñasantuori impresionantes versos , duros y ciertos tanta rabia , desazón y espantó me producen que espero poder leer muchos de tu pluma que tiene fuego .
Un abrazo

 

Gracias por compartir tu inspiración. Un abrazo y enhorabuena.

 

Amiga, debo reconocer que tienes buena puntería.
La Alquimia consiste en la transformación del plomo, en oro.
Pero la primera forma de Alquimia, es el dinero.
¿ Por qué ? Porque transforma cantidad ( por ejemplo, 20 € ) en calidad ( frutas, verduras, carne y pescado ).
Por ello, el trío de ases más recomendable:


a ) Salud.
b ) Dinero.
c ) Amor.





Claro está que el dinero, a secas, no convierte cantidad en calidad.
O el bachillerato, a solas, no transforma la adolescencia, en Juventud ( divino tesoro ).
Es preciso, pues, enrolarnos. Salir a comprar. Acudir al instituto. Regresar a la escuela. Recorrer el barrio. Salir de nuestro hogar, dulce hogar.


Ahora bien, una vez que damos un paso adelante, ya no podemos echarnos atrás.
Una vez que nos subimos en el tren, ya no podemos abandonarlo, sobre todo si éste ya se ha puesto en marcha.
Es hora de abrocharnos el cinturón.
Sin embargo, que el grupo de viajeros, se convierta en individuo ( el tren ), es arduo.


¡ Todos somos Uno !