Aquel tejido intenso…

No estremece ni agita el pecho mío
el ruido estrepitoso y enconado
del bárbaro cañón que en la batalla
de semblante agresivo y abrutado
ráfagas mil escupe por la boca
de fuego devoraz y vehemente
con furia irresistible, ciega y loca;

no en la bóveda adusta y renegrida
el súbito y temible fucilazo
a quien con un sonido retumbante,
cual superior y recio aldabonazo,
segunda un grito que se vuelve trueno
que a su vez estampido que lesiona
todo estado melífero y sereno;

no del león salvaje y despiadado
que en la grandiosidad de la sabana
muerde afanosamente su captura,
de quien lo rojo a borbotones mana,
el ejemplarizante resoplido
previo a un chocar de dientes tremebundo
y a un potente y altísimo rugido,

mas una prenda fina y delicada
que, circunnavegando tus caderas,
es a los ojos néctar y ambrosía
y medio con que alivias y aligeras
las incontrovertibles soledades
padecidas del hombre ayuno y falto
de claveles y rosas lisonjeras.

Qué singular, ansí, saberse inmune
a turbaciones y tormentas tantas
mientras que desvalido e indefenso
bajo las líneas de tus suaves plantas
cuando con movimiento subrepticio,
acompasado, grácil y mollicio
rasa tu mano aquel tejido intenso.​

 

Un bello trabajo, de calidad plena, palpapable y muy original, cada versos deja muy claro sus matices, excelente. Saludos y estrellas desde Chile!!!