Aquellos dos...

El amor de aquellos dos
sin pensarlo, sin presentirlo de pronto se perdió,
como estrella fugaz que después de mil destellos
en la oscuridad se apagó.

Las sonrisas ya no se escuchan
y cuando sus miradas se cruzan por casualidad
muestran lo contrario que sus rostros desencajados
llenos de confusión al no saber lo que es el perdón.

Cada uno, solito en su rincón
se mueren por dentro de dolor
al pensar que juntos ya no volverán a estar
y con llanto dejan volar lejos sus sueños para que no duelan más.

Ambos quisieran, anhelan estar ahí de nuevo
uno entre los brazos del otro,
son tan ciegos y tan necios los dos
que se niegan a aceptar el beso del perdón.

Que tontos son, se quieren tanto
pero tratan de demostrar que no,
uno dice –si me amas quiero regresar-
deberían intentarlo, pues el amor no del todo se ha perdido.