Arrepentirse es una decisión

¿Es la obligación una pertinencia?
¿Es mi temor a ella una elocuencia?
Miedo es el origen de mis locuras,
después, la matrona elige la sabia.
¡Canta monotonía, unas luchadas!
Pues descanso hay en las barreras.


¿Es respeto un deber, una fragancia?
¿O un inocente "debería", encía?
Lo que plantan son las nuevas roturas,
los holgazanes, con su habladuría,
muestran el nuevo progreso: Fachadas.
Algunas son absolutas desventuras.


¿Pies en tierra, o mano que la renuncia?
La consciencia, como pura creencia.
Desplazando la furia a la incultura,
por motivos llanos, la inteligencia.
La vacuna en la rabia es derrochada,
la meditación la cura ternuras.


¿Vieron amanecer la coexistencia?
Una prescripción, remedio, insolencia,
es el origen del pánico, duras.
Vemos las fachadas como justicia,
decoraciones vistas amañadas,
y los amores con muchas conjeturas.


¿Despierta el ruido el nido de la ciencia?
El conocimiento es solo denuncia,
unas veces con pocas estructuras,
y otras hechas como un "probaría".
Pelota de acero da carcajadas,
pues ni la menor daña a púrpuras.


¿Y tú, muestras alguna obediencia?
Aquella que se agotó en una herencia,
y por sencillez acabó a oscuras.
El atardecer como el que inicia,
sin pensarlo, las frases afirmadas,
oculta tras sí las grandes rupturas.

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