Arturo

Amor,
nostálgico de risas ancladas en el viento,
susurro nocturno que otra noche te envuelve,
Amor, amor,
de aquella luna rojiza
que te hizo ver bello aquella noche,
bello mío,
amado nocturno de esta carne y de este cuerpo
que ya no es cuerpo sin ti.
La brisa burlona de otras tierras
reciben la pureza de tus caricias mustias,
y yo, antojo tenerte,
te escapas como los gorriones silvestres
enredado en una selva que no te pertenece...
y yo antojo tenerte,
te flecho en mis cautivantes pasos
y pregunto al viento
donde quedaron tus besos,
besos que siendo tan míos, tan míos
duermen en la espuma ya gastada,
en esos brazos que oprimen tu pecho
y que hacen como una cárcel
tus días que son solo míos,
tu tiempo y tus pensamientos
que van mas allá de la lógica,
es por eso que te siento y te pienso
en esta hora de nostalgia,
en esta hora bendita,
en estas lagrimas
sin esperanzas.

Amor, ven,
sin temor al cuidado de mis brazos
a sentir la frescura de esta tuya mujer,
de esta loca visionaria
que hace germinar orquídeas
y pensamientos verdes
oh, dulce esperanza mía,
príncipe de mis castillos desolados,
amado entre los amados
terso amor de horas ocultas,
eres tu, Arturo mío,
tan mío como tu.

Soledad de la Costa
17 de Agosto de 2002

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Bello escrito poetiza, muy bello, un poema que destila pureza y amorrr, por tu amado, escrito con tanta sutileza y mucho cariño, me gusto mucho el ultimo parrafo.
Mis saludos.
DIego Balestrini