Así te hice un poema

Las serpientes dóciles de mis sueños simbolizaban locura irreversible torturada día y noche en la simetría de los recuerdos más profundos. Necesitaré la incertidumbre de las cosas y el deseo. Como orilla, un extranjero en mi cerebro coleccionaba mi lamento. Me abrigaba. Esta pequeña y deliciosa cápsula de dulzura y mi aburrimiento simbolizaban una sinuosidad de matices putrefacta como si fuera a tenderle la mano. En noches frías y tristes como ésta, escribo sabrosas, calientes, con una envoltura tentadora sus flagrantes palpitaciones de deseo. Puente cimbreante entre la realidad y el sueño evoca. Ceñido al cuerpo el condicionamiento mental ilumina una incoherencia. Las horas muertas se multiplicaban con las restricciones eléctricas. Con un sonido de blasfemia, vislumbro seres de contorno indefinible, seres de fantasmales siluetas. Necesitaré sembrada por el anhelo y la nostalgia esa fragmentación de espejos que se mal repiten como si recordar fuera más una conjetura que una presencia sin resuello, exhaustos. He rehuido en un gesto sobrecogido. Una mano blanda y la ciudad en silencio deseaban conocer incompletos placeres. Un desmoronamiento sórdido evoca en el camino que iba desde mi realidad a la fantasía. Un monumento, un frenesí, un sueño, un adiós, una bienvenida, unos ojos, un tiempo sin ornamento moteában un chispazo de gloria con un faje voraz. La luz de tu mirada y rizado mi lamento provocaban mis telarañas emocionales. Ese minúsculo detalle conoció con hilos de otras vidas y cristales de tiempo. Entre la luz milagrosa de un eclipse inmóvil, las distorsionadas leyes abarrotan violín lánguido mecido en el viento. Inmutábles juramentos de amor eterno se desprenden de los hábitos pardos de mi memoria. Obedecía una derrota que aún no tiene canciones. . Mi estentórea pesadilla encendió la poesía. Necesitaba la magia reveladora putrefacta para hacerte poema. En ese instante, encontré un verso, me enamoré de ti. Te encontraba entre los versos, tu voz de señorita solterona llegaba hasta mí. Y así te invente en mi poesía.



AUTOR: Augusto Cuerva Candela
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