Asistolia

De las preguntas recurrentes, rumiantes
De los faltos de fe en los interminables trenes
De Ciudades anegadas en delirios necios


¿Vida, qué bien puede haber entre estos, más que dolores, lamentos y lágrimas perdidas?


¿A dónde se acude cuando el café es pálido y sin aroma, cuando el abismo no lo llena ni la rima dulzona ni la prosa infértil?
¿A dónde se huye cuando el verbo es estéril?

Condenado a la vigilia y eludido por el sueño

Mas levanté de la tierra el velo
Y mis pies anduvieron por esta arena blanca
Sostuve entre mis brazos la eternidad
Quizás sea otro profundo sueño
O quizás toca a mi puerta la vida eterna


Que si fui autor, arquitecto o artista,
De mi desventura, vida y sepultura


Porque ¿Quién más faltó de fe? o ¿quien más necio que este? que ¿entre rima dulzona y prosa infértil agoniza?