Asquerosidades del estercolero.

La gente me pregunta,
muchas veces, por la calle:
¿ Tú tienes amigos, entre rejas,
o por qué no te dedicas a pastorear


ovejas, en lugar de besar y abrazar
a tanta vieja adinerada, rey pasmado ?
Gigoló, pues se me da bien el ascenso,
y predomino como el Cóndor de los Andes.


Gigoló, si bien, es cierto
que algunas monjas bellas
me han lanzado bolas de nieve a las alforjas.
Más de un arcángel-querubín





puso inyecciones, en esta piel
del hipopótamo gordo y sumergible,
en los lagos y lodazales africanos.
Mi respuesta es muy sencilla:


No tengo amigos, entre rejas,
sino que entre oreja y oreja:
¡ Colleja ! O guantazo en la nariz,
si la mano viene por delante.


Y así me muevo: Una mano, delante,
y otra, detrás; emulando a Adán y Eva.
Impala, guepardo, jirafa,
cebra, jabalí, suricato, hiena...


¿ Por qué seguir hablando ?
¿ Por qué escribir más versos ?
Al principio, era la Nada y era el Todo.
Ni tanto cristiano católico,


ni la firme convicción,
en el judío converso.
¡ Ten con ten !
Ni tanta vieja adinerada,


ni matrimonios de conveniencia.
Es solamente una manera
de aprovechar el Tiempo.
¿ Oficio o afición ? ¿ Lujuria, tentación ?


Templanza: Posponemos el placer.


Ceniza que me deja ceniciento...
Y en una enorme bolsa de basura,
elaboro la mezcla, con pasta dentífrica,
para una argamasa grisácea, sucia y pegajosa


de cemento fresco.

 

Buen alimento para los cerdos, que siempre revuelven allí donde hubo muerte.

 

Pues sí, amigo Cam.
O bueno, quiero decir Cris.
Sea como fuere, Cristóbal Colón, en el arca de Noé, en lugar de en sus tres carabelas.
Bueno, ya me dirás cómo saltaste hacia atrás, en el Tiempo.