Atada a la ventana

Atada a la ventana

estaba la vecina horas.

Su cara triste y pálida,

observaba la calle

con la cortina en la mano.

Su tiempo pasaba igual que el mío

en la otra ventana.

Muchas miradas buscaron mis quehaceres

en la cocina enredada;

los juegos con los niños,

mis trasiego con las plantas,

mis gritos de enfado

que se enredaban

con los platos y las risas.

Pero siempre su cara estaba triste

cuando la observaba.

Me acostumbre a tenerla enfrente,

la metí entre los tiestos de la fachada,

se quedo allí de vigía

de las noches en vela con mis hijos,

de todas mis idas y venidas,

de mis manías,

de las carcajadas.

Una mañana

al subir la persiana ella faltaba,

la eche de menos en toda la casa,

fui yo entonces quien observaba.

Falto muchos días,

hasta que una mañana

su mano asió la cortina

y clavo sus ojos en mi casa

como tantas mañanas.

Deje de buscarla,

seguí con mi vida.

 

Melancolia sutil, extender el tiempo entre las cosas sencillas,
hacerlas propias en esa ensimismacion que brota des la
imaginacion de unos sentimientos perdidos. excelentes
imagenes que cristalizan en el lector. saludos amables de
luzyabsenta

 

Es un placer recibir tus comentarios, Salvador. Muy alagador para mi.
Un abrazo grande.
maria

 

Son siempre bienvenidos tus comentarios y un placer
Que tengas buen fin de semana
maria