1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Aún sin título

Tema en 'Poemas Melancólicos (Tristes)' comenzado por guillermo rasta, 29 de Mayo de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 255

  1. guillermo rasta

    guillermo rasta Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    13 de Agosto de 2007
    Mensajes:
    816
    Me gusta recibidos:
    39
    Género:
    Hombre
    "Este poema va dedicado al amor de mi vida, donde quiera que esté y con quien quiera que esté..."

    Cuando se encontraron aquella lineas...
    nuestros ojos formaron por una vez
    un rayo de concordancia en este mundo,
    tan frío y tan húmedo...
    que tan solo atinamos a sonreir,
    a ver las personas pasar,
    y a no sentir el tiempo,
    esos eran aquellos destellos,
    de que algo debía ser nuestro.

    Debo admitir que la esperanza me dió un impulso,
    esa que siempre me decía que debía mostrar la verdad,
    o que las hojas no se escribían solo con tinta,
    di un paso
    y un empujón,
    tú volteaste en dirección al oeste
    y yo era tan sur,
    tú tenías unos ojos casi celestes
    y a mi que me daba toda la luz,
    eras como una droga
    o eras eso,
    simplemente luz...

    Tu sonrisa fue la más hermosa
    por muchas épocas,
    por muchos días y horas,
    no dejé de contemplar aquellos dientes,
    que me llevaban al Parnaso siempre,
    que me sacaban de este desierto de incomprensión,
    que me hacían tan creativo,
    siempre vivo
    y que me daban sentir que el aire no era todo frío.

    Pero siempre fui yo el aburrido,
    pues no era eso que buscabas,
    lo supuse bien cuando desapareciste de la noche a la mañana,
    y cuando se acabaron todas tus cartas,
    mentiría si te dijera que no te busqué,
    paso algo de tiempo y creía que te encontré,
    pero he ahí donde supe ser fuerte,
    pues el amor era una enfermedad,
    y yo estaba enfermo por ti
    y por las ideas que salían de tu mente...

    Caminar solo, bajo esta humedad
    cerraba mi pecho,
    pero de tanto miedo,
    de tanto dolor
    y de las innumerables lágrimas que creaba mi corazón,
    y ya tan, solo,
    me puse a pensar,
    porque no la podía encontrar...
     
    #1

Comparte esta página