autorretrato

Tengo un espejo interno
triste imagen dentro de mi piel
resposante en el delirio
de lo que fui, soy o temo ser.

Tímida en el silencio
Tierna desde el ombligo hasta la punta de mi juventud
y diecinueve pétalos resecos que buscan la resurrección.

De oscura cabellera
desteñida por el sol
Torpes ojos negros
que brillan sin razón.

Mirada perdida
Abandonada en el olvido
Con pestañas que se incendian
Sobre el vuelo de algún libro

Delicada razón
Ausente por opción
Amante del amor
Aunque frágil de corazón

Blanda nariz
Labios caramelo
Amiga de la luna
Enemiga del ensueño

Oyente melancólica
de Piazzolla y sus romances.
De las estrofas de Pizarnik
¿Qué decir?
si cada vez que invoco un verso
mi estatura de niño bueno se libera ante un lenguaje sombrío
que enternece a mil demonios
en hastío.

Ahora observo a la distancia e interrogo a mis incrédulos fantasmas:
-Con diecinueve pasos leves,
Próximos a los veinte
¿Habita la esperanza en mi?

Esperanza juvenil:
Me gusta el café,
También el mate y sus costumbres
Los cuadros a la deriva,
El orden de las sillas
y el desorden de mis días.

Coleccionista de antigüedades
de reliquias de besos de abrazos de sexos de cantos de cuentos maternos de juegos de abuela de sueños y llantos.

Pero pronto creceré
Para convertirme en otro ser
O simplemente moriré
en el intento de fielmente persuadir,
y cuando mi lengua se retuerza dejándome sin voz
y cuando la tristeza se adueñe de mis pensamientos obligándome a decir adiós
Entonces,
Entenderé
que el reflejo interno se ha debilitado.

 

Eres muy completa, pero estás desordenada.
Pareces una habitación con vistas al Mar.
Después de la llegada de los niños.
Creo que mereces estabilidad, en tu vida. Porque te esfuerzas, por conocer tu momento.
El Ahora.

 

Bienvenida!
creo que inicias con un buen pie derecho en esta casa de poesía,
y espero seguir leyendo la senda de tu ser,
un abrazo

Lois