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Aventuras de Don Quijote

Tema en 'Poemas sociopolíticos y humanitarios' comenzado por dilia.calderas, 8 de Agosto de 2008. Respuestas: 7 | Visitas: 1197

  1. dilia.calderas

    dilia.calderas Poeta que considera el portal su segunda casa

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    "La razón de la sinrazón que a mí razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura". Expresión que Don Miguel de Cervantes puso en labios de Don Quijote de La Mancha, obra extraordinaria, mediante la cual transmite un mensaje al mundo, a futuras generaciones, en virtud del encarcelamiento que sufrió en esa época y con motivo de las guerras que observaba, habiendo tenido que enfrentarse él mismo en la "Batalla de Lepanto", guerra en la que perdió su brazo izquierdo.

    Si analizamos ésta expresión y comparamos los acontecimientos históricos hasta nuestra era, podríamos concluir lo siguiente: La razón de la sinrazón, que en nuestras mentes, razón se hace, de tal manera a nuestra razón enflaquece, pues no apreciamos lo verdaderamente bello. ¿Por qué vemos razón en la sinrazón de la guerra?, ¿por qué vemos razón en la sinrazón del desprecio y la injusticia?, ¿por qué vemos razón en tantas cosas banales, con las que no satisfacemos nuestro espíritu ni desarrollamos facultades para ampliar nuestros pensamientos?.

    Analicemos pues las aventuras de Don Quijote.

    AVENTURAS DE DON QUIJOTE

    ¿Habías leído tú a Cervantes,
    en “Don Quijote”, el manchiego?;
    magistral obra y contrastes,
    de la España que aún se ensancha,
    si se une a Sancho Panza,
    del Quijote, su escudero.

    Con tenacidad y atino,
    Cervantes imprime humor fino,
    al Quijote caballero peregrino,
    que, en constante desatino,
    se ubica en espacio y tiempo antiguo,
    embuyéndose en los libros;
    al grado de imaginar,
    que en aquel mundo mezquino,
    todo lo podía arreglar;
    loco, se aprecia en su andar.

    El Quijote aventurero,
    llamado Alonso Quijano,
    vendió Hanegas de sembrados,
    cuando, obseso en su manía,
    libros de caballería,
    le dio por comprar, hermanos.

    De tantos libros que compró,
    uno, demás le interesó,
    el de Silva Feliciano;
    “perlas” veía en su razón,
    además del desafío,
    sintiendo hasta desvarío,
    y fervor en su corazón,
    pues lectura le enternece:

    “La razón de la sinrazón que a
    mi razón se hace, de tal manera
    mi razón enflaquece, que con
    razón me quejo de la vuestra
    fermosura”.

    También lee con premura,
    apreciando con deidad,
    el verso que en realidad,
    ya en su cabeza radica,
    y locura a su juicio aplica:

    “…los altos cielos que de vuestra
    divinidad divinamente con las
    estrellas os fortifica, y os hacen
    merecedora del merecimiento que
    merece la vuestra grandeza”.

    Y es así como comienza,
    con loca imaginación,
    a procrear con decisión,
    y espíritu de grandeza,
    el camino que allí empieza,
    por justicia y equidad;
    veamos que pasó en verdad:

    Armado de caballero,
    llamó a rocín: “rocinante”,
    su caballo compañero.

    Con gran apresto y esmero.
    Iría a desfacer agravios,
    y a enderezar los entuertos,
    que pensó habían bastantes,
    procediendo cuanto antes,
    a cambiar su nombre feliz.

    Optó en llamarse Quijote,
    e inspirado en Amadís,
    que de Gaula, formó su nombre,
    tomó entonces "De La Mancha",
    de su Patria, el sobrenombre.

    Pensó que sin hermosa dama,
    de quien pudiese enamorarse,
    no sería caballero andante,
    pues quería importancia, fama,
    e invocarle en sus combates.

    Cerca vivía labradora,
    llamada Aldonza Lorenzo,
    princesa y gran señora,
    que imaginó en su pensamiento,
    y nombre le dio con gozo:
    Dulcinea del Toboso,
    porque “Toboso” era su pueblo.

    El mes de julio marchó,
    preparado con sus armas,
    en su rocín “rocinante”,
    galgo corredor y adarga.

    De nadie se despidió;
    salió por corral, con lanza,
    y todo el día cabalgó,
    pensando en castillos grandes,
    y en rebaños con pastores,
    hasta anochecer con hambre.

    Cuando en venta, “Castillo” vio,
    pensó en “alcázares de redención”
    y entró a recibir atención;
    pero en la puerta dos mozas,
    las que pensó eran doncellas,
    llenas de miedo esquivaban,
    al verle armado ante ellas,
    porque hasta cara tapó.

    Quijote presto les dijo,
    “no fuyan vuestras mercedes,
    ni teman desaguisado”,
    procurando así entenderse;
    que por orden de caballería,
    no les haría algún daño,
    pues eran altas doncellas.

    Provocando risa en ellas,
    por tal cambio en profesión,
    tuvo que dar explicación:
    por no observar mal talante,
    que el suyo era el de serviros.

    Pero en risas, no hubo giros,
    y por suerte llegó el ventero,
    que al verle en fachas armadas,
    acompañó a las doncellas;
    temiendo ver máquina ante ellas,
    sentó al Quijote en la puerta,
    a la entrada de la venta.

    El peor cocido, bacallao,
    y el pan más negro y mugriento,
    fue el plato al que le invitaron;
    pero por celada y visera,
    no podía comer bocado,
    hasta que una de las damas,
    procuró este menester;
    más, para darle a beber,
    el ventero horadó caña,
    y puesto cabo en la boca,
    le echaba el vino con maña;
    Quijote paciente cuidaba,
    las cintas de su celada.

    Llegó un castrador de puercos,
    sonó un silbato de caña,
    por lo que aún más, Quijote,
    en “Castillo” pensó que estaba,
    con música, pan candeal,
    un ventero castellano,
    y también rameras damas.

    Aunque fatiga tenía,
    quería armarse “caballero”,
    legitimidad que debía,
    para entrar de aventurero.

    Se adentró en caballería,
    arrodillado ante el ventero,
    pidiéndole que le armase,
    al día siguiente caballero,
    y el ventero, socarrero,
    eligió seguirle el juego.

    Velar sus armas debía,
    durante toda la noche,
    metidas en una pila;
    pero sucedió que arriero,
    dar agua quiso a su recua,
    cuando la luna salía,
    quitar las armas debía,
    para utilizar la pila.

    “¡Oh tú, quienquiera que seas,
    atrevido caballero,
    que llegas a tocar las armas,
    del más valeroso andante,
    que jamás se ciñó espada,
    mira lo que haces y no toques,
    si no quieres dejar vida,
    en pago de atrevimiento”.

    Lo que no atendió el arriero,
    arrojándolas gran trecho,
    y Quijote miró al cielo,
    creyendo ver a Dulcinea:
    “Acorredme, señora mía”,
    dijo, en su afrenta primera,
    que a vuestro avasallado pecho,
    le ofrecía, y no desfalleciera,
    en ese, su primer trance.

    Preparado para el lance,
    soltó adarga y alzó lanza,
    dando en la cabeza a arriero,
    derribándole en el suelo.

    Llegaba un nuevo arriero,
    para dar agua a sus mulas,
    no sabiendo del otro arriero.
    Quijote sin medir palabra,
    soltó de nuevo la adarga,
    y sin volver lanza en pedazos,
    cabeza en cuatro abrió al arriero,
    por lo que gente y ventero,
    llegaron a ligeros pasos.

    Quijote embrazó su adarga,
    y puesta mano en su espada,
    esbozó con gran dulzura:

    “¡Oh señora de la fermosura,
    esfuerzo y vigor del debilitado
    corazón mío!”
    ya era tiempo, le dijo,
    de volver sus ojos de grandeza,
    sobre él, cautivo caballero,
    que aventura estaba atendiendo.

    Los compañeros de heridos,
    piedras lanzaban al Quijote,
    quien protegíase con adarga,
    sin desamparar sus armas;
    y el ventero les decía,
    que le dejasen por loco,
    pues por loco, se libraría.

    Optaba luego el ventero,
    por armarle caballero;
    un libro, por paja y cebada
    de sus cuentas con arrieros,
    utilizó con esmero;
    tomó vela de un muchacho,
    y en compañía de las doncellas,
    cual manual, leyó oración.

    En mitad de la leyenda,
    alzó mano y dio en el cuello,
    golpe con la misma espada,
    y un gentil espaldarazo,
    a Don Quijote, el manchiego.

    Doncella ciñó la espada,
    utilizando discreción,
    para no entrar en la risa,
    diciendo luego con prisa:
    “Dios haga a vuestra merced
    muy venturoso caballero
    y le de ventura en lides”.

    Terminada ceremonia,
    Quijote agradeció al ventero,
    por armarle caballero,
    ensillando a rocinante.
    El ventero, ya campante,
    también respondía las suyas,
    sin pedir costa en posada,
    por que se fuese sin bullas.

    Feliz estaba Quijote,
    como caballero armado,
    más en consejos de un huésped,
    con detenimiento pensaba,
    en prevenciones necesarias,
    que debía llevar consigo:
    los dineros, las camisas,
    y un escudero, le dijo;
    por lo que volvió a su casa,
    pensando en labrador vecino,
    que era pobre y con hijos.

    Iba camino a su casa,
    en su corcel “rocinante”,
    cuando avistó un labrador,
    que en camino al criado golpease,
    por lo que le obligó a soltarle;
    el labrador, al ya no observarle,
    de nuevo arremetió con palos,
    contra el criado, y sin pararle.

    Mercaderes toledanos,
    luego, irritando con burlas,
    continúan intimidándole;
    él arremete con palos,
    y terminan apaleándole,
    hasta que, ya sin moverse,
    piensa en remedio ordinario,
    que había estudiado en un libro:
    el llamado Valdovinos,
    de aquel, el Marqués de Mantua,
    herido por Carlota en Montiña;
    historia sabida por niños;
    ignorada por los mozos
    y por los viejos creida.

    Dando vueltas en la tierra,
    Quijote aliento cogía,
    y recordando versos decía:

    ¿Dónde estás, señora mía,
    que no te duele mi mal?
    O no lo sabes, señora,
    o eres falsa y desleal.

    ¡Oh noble marqués de Mantua,
    mi tío y señor carnal!;
    pero, al llegar a este verso,
    se acercaba un labrador,
    vecino de su mismo lugar,
    que traía trigo al molino.

    Al ver al hombre tendido,
    preguntó ¿qué mal sentía?,
    y Don Quijote creía,
    ver al marqués Mantua, el tío,
    por lo que no respondía,
    continuando su romance,
    en fase: "hijo de Emperante".

    El labrador admirado,
    oyendo los disparates,
    decidió quitarle visera,
    y una vez limpiado el rostro,
    le reconoció y le dijo:
    señor Quijana, ¿Quién le ha puesto
    a vuestra merced desta suerte?;
    pero él seguía su romance,
    a cuanto le preguntaba,
    por lo que el labrador optaba,
    montarle en su caballo,
    recogiendo armas y astillas,
    sobre lomo de rocinante,
    a quien tomó por las riendas,
    encaminándose al pueblo
    y oyendo más disparates.

    Llegó a casa del Quijote,
    y la encontró alborotada,
    hallábanse el cura y barbero,
    que eran sus grandes amigos.
    Oyó que su ama expresaba,
    al cura llamado Pérez,
    desgracia de su señor,
    que en tres días no aparecía,
    ni con el rocín, la adarga,
    con la lanza ni las armas;
    aduciendo que los libros,
    le hicieron perder el juicio.
    El cura le aconsejaba,
    quemarle pronto los libros,
    para no dar ocasión,
    de hacer esto a sus amigos.

    Lleváronle hacia la cama,
    y al catarle las heridas,
    no le encontraron ninguna;
    él explicó que a caballo,
    combatió con diez jayanes;
    que solo era molimiento.

    Quemados, y amurallado,
    el aposento de libros,
    por consejos de cura y barbero,
    quitaban causa y efecto,
    planificando plan completo,
    para cuando los pidiese,
    que dijesen, de aposento,
    encantador los había llevado,
    lo que hicieron con agrado,
    cuando los pidió, por supuesto:

    “no hay aposento, ni libros”,
    explicaba así su ama,
    todo se ha llevado el diablo;
    y la sobrina, ayudando,
    le dijo que sobre "sierpe",
    caballero entró a aposento,
    no se supo que hizo dentro,
    dejó humo y salió volando;
    luego no vieron más libros,
    ni tampoco el aposento:
    que era el sabio Muñatón;
    Frestón, respondió Quijote;
    no se si Frestón o Fritón,
    respondía entonces su ama;
    acababa en tón su nombre.

    Así es, dijo Don Quijote,
    grande el enemigo mío,
    que me tiene ojeriza.

    Procedió también a decir,
    que por sus artes y letras,
    sabía tenía que venir,
    andando tiempos, a pelear,
    en batalla con caballero,
    a quien él favorecía
    y le tenía que vencer,
    sin que él pudiera estorbar;
    por ello los sinsabores;
    mal podría contradecir,
    ni tampoco evitar,
    lo ordenado por el cielo.

    Quince días estuvo en casa,
    en graciosísimos cuentos,
    con el cura y el barbero:
    que el mundo necesidad tenía
    de caballeros andantes,
    y de que él les resucitase.
    El cura contradecía,
    pero otras veces, concedía,
    para entenderse con él.

    Sucedió que Don Quijote,
    llamó a labrador vecino,
    que poca sal tenía en mollera,
    por ser pobre, ese era el título.

    Tanto dijo y prometió,
    que el pobre determinó,
    salir con él y servirle.

    Hincapié le hacia Quijote,
    que si aventuras ganasen,
    “Ínsula” a él le dejase
    y gobernador sería;
    Sancho Panza, se llamaba;
    mujer con hijos dejaba
    y a su vecino seguía.

    Malbaratando, vendiendo
    y empeñando muchas cosas,
    acomodóse una rodela,
    que pidió prestada a amigo;
    pertrechó luego celada,
    avisando a su escudero,
    para ponerse en camino;
    le encargó, llevase alforjas,
    y lo que fuere menester.

    Sancho dijo llevar asno,
    porque aún no estaba ducho,
    pues andaba de a pie mucho;
    y Don Quijote pensaba,
    si algún caballero andante,
    traído como escudero,
    había andado asnalmente;
    no recordando en su memoria,
    aceptó que le llevase,
    pues si descortés caballero topasen,
    le quitaría el caballo.

    Provellóse de camisas
    y demás cosas que pudo,
    según como dijo el ventero;
    y ya de noche con Panza,
    sin despedir ama y sobrina,
    ni Panza, mujer e hijos,
    emprendieron su camino.

    Tanto y tanto caminaron,
    hasta estar por fin seguros,
    de que ya no les buscaban;
    Sancho, entre tanto pensaba,
    en su Isla, sobre el jumento;
    con sus alforjas y botas,
    veíase como patriarca.

    Treinta o cuarenta molinos,
    avistaron en un campo;
    Quijote le dijo a Sancho,
    ser desaforados gigantes,
    que él enfrentaría en batalla,
    y vidas, quería quitarles;
    se enriquecerían con despojos,
    quitando mala simiente,
    sobre la faz de la tierra.

    ¿Qué gigantes? dijo Panza,
    y Quijote respondió:
    “aquellos de brazos largos,
    algunos de casi dos leguas”.

    Dijo Sancho a su merced,
    que aquellos no eran gigantes,
    sino molinos de viento;
    que sus brazos eran aspas,
    las que volteadas por viento,
    hacían andar piedra de molino.

    Respondióle Don Quijote,
    no estar “cursado en aventuras”;
    gigantes eran, y que se quitase,
    pues fiera y desigual batalla,
    enfrentaría con ellos.

    Espoleando a rocinante,
    sin atender voz de Sancho,
    que prevenía, eran molinos,
    decía Quijote: ¡Non fuyades, cobardes!,
    viles criaturas, procedió a tildarles,
    “un solo caballero os acomete”;
    y Sancho Panza, no se mete.

    Aspas comienzan a moverse,
    por el viento, su meneo,
    a lo que el Quijote dijo:
    “Pues aunque mováis más brazos
    que los del gigante Brareo,
    me lo habéis de pagar”;
    pasó luego a encomendar,
    batalla a su Dulcinea;
    que le socorriése en trance.

    Lanza en ristre, sobre rocinante,
    y cubierto por rodela,
    embistió al primer molino,
    dando lanzada en el aspa;
    viento, la volvió con furia,
    haciendo lanza pedazos,
    y el caballo, y caballero,
    rodaron maltrechos por campo.

    Acudiendo, Sancho Panza,
    le socorrió con su asno,
    pues el amo no se meneaba;
    ¡Valame Dios! dijo Sancho,
    ¿No le dije yo a vuestra merced,
    que mirase bien lo que hacía,
    que no eran sino molinos de
    viento, y no lo podía ignorar
    sino quien llevase otros tales
    en la cabeza?

    Calla, respondió el Quijote,
    que las cosas de la guerra,
    más que otras están sujetas
    a la continua mudanza;
    dijo, mientras más pensaba,
    que como Frestón robó aposento,
    llevándose todos sus libros,
    volvió gigantes en molinos,
    quitando gloria al vencimiento,
    porque enemistad tenían;
    poco podrían malas artes,
    contra bondad de su espada.

    :::sorpresa1::::::hug:::
     
    #1
  2. Ramiro Deladanza

    Ramiro Deladanza Un mensajero austral. Moderadores

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    una magnifica lección de literatura nos has regalado esta vez, queridísima amiga... Un Gran Abrazo desde Chile... Ramiro
     
    #2
  3. dilia.calderas

    dilia.calderas Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias Ramiro por tu hermoso mensaje. A través de las aventuras de Don Quijote, magistral obra de Cervantes que data del año 1600, podemos notar que desde hace muchos siglos, la humanidad ha perseguido la paz, a través de mensajes como éste y desde el mismo nacimiento, vida y muerte de Jesús de Nazareth, hace 2000 años, quien luchó contra los abusos del Imperio Romano, a través del amor y pidiendo la unidad del pueblo, en paz. Gracias Ramiro, abrazos y besos de Dilia; estaremos en contacto.
     
    #3
  4. dilia.calderas

    dilia.calderas Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias Gabriel por tu mensaje. El caso es que hice este verso como prueba y de acuerdo con el número de comentarios continuaba, pero ya ves, tu lo has rescatado del laberinto en que cayó. Recibe besos y abrazos de Dilia amigo.
     
    #4
  5. j. rafael garcia balcazar

    j. rafael garcia balcazar Poeta adicto al portal

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    Teneis vos razón la locura de la verdad, es mil veces que la cuerda mentira...hermosos versos, ideal realidad.
     
    #5
  6. dilia.calderas

    dilia.calderas Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias Rafael por tu bonito mensaje, las palabras de Cervantes, a través de su magnífica obra "Don Quijote de La Mancha", representan un mensaje rotundo para la humanidad, quiso hacerle entender que el ser humano estaba envuelto en la mentira, que vivía de ella sin utilizar la razón, como analíticamente puede deducirse en este fragmento "la razón de la sinrazón que en mí razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece...".

    Un placer amigo, recibe abrazos y besos de Dilia.
     
    #6
  7. dilia.calderas

    dilia.calderas Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias, amiga "lo siento", tienes toda la razón, el comportamiento de los pueblos, tal cual Sancho, aceptándolo todo, sin el análisis respectivo nos ha hecho dependientes de los grupos poderosos, corruptos que han destrozado nuestras economías. El mensaje de Cervantes en su obra Don Quijote fue para que establecieramos esos diferentes comportamientos, el de Sancho y el de Don Quijote, para que entrásemos en razón, por ello nos habla de la razón de la sinrazón, o sea, hasta en la sinrazón vemos razón. Un placer recitir tu mensaje amiga, recibe besos y abrazos de Dilia.
     
    #7
  8. dilia.calderas

    dilia.calderas Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias por la información, amiga "lo siento", seguramente la escucharé en Telesur esta noche o en el programa Dossier que también es excelente y nos despeja las dudas que tenemos con respecto a Estados Unidos. Fíjate, esa ha sido la crítica de nuestro presidente desde hace 10 años, el dice que el libre comercio, sin igualdad de condiciones no puede ser, porque no se toma en cuenta a las medianas y pequeñas empresas, solo a los grandes magnates; por ello las luchas por unificar a los países de América para que entiendan lo perverso del mercado y se puedan tomar otras alternativas como EL ALBA, EL BANCO DEL SUR, MISIÓN MILAGRO (salud para los pueblos), etc, etc.

    El Presidente Lula es un gran hombre amiga, porque al igual que Chávez, lucha en favor de las grandes mayorías que son los pobres, los que nunca han tenido oportunidad; porque también dice las verdades a EE.UU, y es así como deben ser los mandatarios, pues no hay otra manera de conseguir beneficios para los pueblos, solo unidos y estableciendo acuerdos.

    Igualmente son dignos de admiración los presidentes patriotas que han ganado en buena lid en toda la América Latina, pues como Lula y Chávez, poseen los mismos principios, los mismos ideales, en favor siempre de los más necesitados amiga.

    Gracias por tu mensaje e información amiga "lo siento", estaremos en contacto. Abrazos y besos de Dilia.
     
    #8

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