¡Ay, aquella televisión!

Ha pasado mucho tiempo desde que escribí estos versos que pretenden ser humorísticos, inspirados en la televisión de entonces. Admira comprobar, desde la perspectiva del tiempo, cómo se ha transformado un medio que entonces apenas conocían los muy pudientes. Tecnológicamente el avance ha sido sideral; en contenidos y misión educadora... ahí me abstengo de opinar.

¡AY, AQUELLA TELEVISIÓN!



La recuerdo en blanco y negro

con larga carta de ajuste

programas de poco fuste,

sentado junto a mi suegro.



Eran tardes de domingo

digiriendo la paella,

en las manos la botella,

preparados para el bingo.



El Madrid perdía en casa

y ganaba el Barcelona;

mi suegro, buena persona

no podía con mi guasa.



Miguelito, yerno mío,

te estás jugando la cena

o armar la marimorena

si vuelves a decir pío.



Tardes de televisión

las mujeres recatadas

los hombres grito y patada

cuando marcaban un gol.



¿Me traes más cerveza, vida?

Y a mí unas patatitas

y si sobraron gambitas

les daré la bienvenida.



Pero ya se acabó el chollo

y la vida regalada:

si quieres cerveza, nada,

¡quita el fúrgol, que es un rollo!



Ponme a la Teresa Campos

y a sus tardes del cuplé

es un “pograma” hachedé:

tus rollos no me los zampo.



Y así la tele de plasma

ha llegado a nuestras vidas

junto a la fatal movida

de los programas miasma.

 

Pocos años han pasado y la tele mucho a cambiado, ahora cientos de canales y mucha publicidad.

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