1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Bailando en el Marconi

Tema en 'Poesía realista (sin premios)' comenzado por licprof, 3 de Enero de 2025. Respuestas: 1 | Visitas: 141

  1. licprof

    licprof Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    31 de Marzo de 2020
    Mensajes:
    768
    Me gusta recibidos:
    801
    Género:
    Hombre
    Soledad, llovizna, frìo ...
    y nosotros los muchachos bailando en ese lugar lòbrego
    y sucio.

    Sexo, droga, rock:
    todos los comunes lugares habidos y por haber
    todos sitios màs o menos siniestros, patèticos, bàsicamente
    grotescos, impresentables francamente.

    De todas maneras, concurrìamos a dichos salones de baile
    a los efectos de levantarnos una señorita
    de ser posible
    y de no ser posible, tambièn, quiero decir,
    digamos.

    Con el objeto de encamarnos
    acostarla
    dormirla
    descansarla
    rescatarla
    guardarla.

    Oscuridad, llovizna, frìo:
    calentados por un cuerpo desnudo
    entre los brazos, abrazos, brasas.

    Ojos que nos miraban
    ahora ya no
    las namis me ven
    e inmediatamente
    desvian la mirada
    dan vuelta la cara, la cabeza toda.

    Y es que ya no soy hace rato
    un joven vagamente hermoso
    sino un jovato
    que se cae a pedazos.

    Ahora me toca a mì.

    Pero entonces no: bailaba sin parar
    todo el santo dìa
    volteaba muñecas que daba miedo!

    Me felicitaban "por mi nueva conquista"!

    Tenìa que hacer malabares
    "para que no se me juntara el ganado".

    Era decididamente, sin saberlo,
    un machista empedernido
    un machirulo empecinado.

    Me apodaban
    por aquel entonces
    "el gordo siniestro".

    Lo cual me causaba
    muchisima gracia, desgracias.

    Aventuras, venturas y desventuras
    del dogor ominoso ...

    Ya a los 23 pirulos
    gozaba de una panza ubèrrima
    que desde entonces
    no he podido aplacar jamàs
    a pesar de haber hecho
    toda clase de dietas, ejercicios fìsicos de toda laya.

    Pero todo era inùtil.

    Y todo eso mientras escuchaba
    a Igor Stravinsky.

    De todas formas, adoraba
    aquellos antros màs o menos siniestros
    aquellos hoteles alojamiento de mala o buena muerte
    aquellos salones de pacotilla
    cuyas paredes estaban friamente descochadas
    y cuyos espejos ya enmohecidos
    apenas alcanzaban a reflejar
    nuestros rostros sonrientes
    y vagamente demonìacos, malditos poèticamente
    aquellos exquisitos cadàveres.

    De todas maneras, bailàbamos unos buenos tangos, milongas
    valses llamados criollos (no vieneses).

    No vieneses: aquello quedò para algunos años despuès
    cuando
    por algunos pesos
    daba clases particulares de baile
    para padres padrinos madrinas madres
    y cumpleañeras de 15
    o novios sencillamente, novias, arqueros
    de futbol
    por las tardes del domingo o del sàbado
    a cambio de algunos pocos pesos.

    O sino daba clases particulares de rock and roll
    a parejas, a mujeres u hombres solos
    que deseaban aprender aquellas enloquecedoras danzas
    a los efectos de, en rigor de verdad, ir a bailar a un boliche
    los sàbados a la noche
    y conocer sonrientes damiselas, secretas viudas
    negras
    o
    blancas.

    Misteriosas mujeres con sus ojos brillando en la oscuridad
    entre el ruido ensordecedor y el humo de decenas de cigarrillos
    mientras los comensales bailaban y charlaban
    o se atragantaban
    con exquisitos manjares
    o soberbios copetines.

    Ello solìa suceder
    en la vieja New York City
    mientras yo miraba a las pendejas que bailaban
    arriba de un parlantes
    retorciendo sus cuerpos
    en una suerte de transe vertiginoso
    una especie
    de locura extàtica y danzante
    o rodante
    o radiante.

    Mientras las luces giraban alrededor
    como ojos desorbitados y enloquecidos
    y una mùsica primitiva y ensordecedora
    nos rompìa los tìmpanos para siempre.

    Esto no es todo: a la salida
    nos dirigìamos con rumbo desconocido
    hacia los hoteles y albergues màs grotescos y pròximos
    con el objetivo evidente
    de alcanzar ese relàmpago inaudito e interno
    ese rayo interior, ese dulce cataclismo: el

    orgasmo

    que como un dulce placer intenso y efìmero
    daba sentido a nuestras vidas plenamente absurdas
    grises y medianamente rutinarias
    transcurridas durante la semana
    en oficinas, escuelas o simplemente en las calles
    procurando vender toda clase de baratijas
    como corredores inmobiliarios
    o corredores a secas

    Y ciertamente corrìamos la coneja!

    Vaya si la corrìamos!

    Pero tambien nos corrìan
    literalmente hablando!

    Porque muchas veces
    pagàbamos el pato justos por pecadores
    ya que algùn desfachatado estafador
    habìa llegado y pasado
    poco tiempo antes de nosotros ...

    Casi nos recontracagan a trompadas!

    Eso durante la semana.

    Los sàbados por la noche
    otra vez a bailar sin parar toda la noche
    hasta que las velas no ardieran
    procurando levantar y encamarnos
    con alguna hermosa
    con alguna futura ex novia ...
     
    #1
  2. goodlookingteenagevampire

    goodlookingteenagevampire .

    Se incorporó:
    6 de Septiembre de 2019
    Mensajes:
    9.903
    Me gusta recibidos:
    9.762
    Género:
    Hombre
    Aquel en el avatar muy probablemente seas tú
    en pleno safari.

    Un abrazo, licprof.
     
    #2

Comparte esta página