Bajo el árbol milenario (soneto)

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Bajo el árbol milenario​

Quedé bajo la rama y esperándote,
y me dijo el árbol que ya estampada,
"Cae la tarde en rostro de tu amada,
quizá la halles en otro recordándote"

¡Qué sabio era el viejo árbol milenario!
Cambié de rama; rama que la esperan
despidos en lo amado escarnecieran;
y allí en compaña oramos un rosario.

De orar enredos fieles fornicarios,
me encontré galopando en potra vana;
si se guisa ingrediente en otra lana
olvido sea aquella en relicarios;
grité "Eloísa", se llamaba Juana,
y observé en los cielos otros santuarios.​

 

No te preocupes Maramin, a mí... también me pasa ja, ja, ja, ja, un abrazo, y como ahora todos desean felicidad, pues que lo seas, pero siempre