Balas anónimas

Balas anónimas


Escucho los disparos a lo lejos

y siento que la piel adolorida

se contrae dejándose la vida

reflejada en el grito y los espejos.


En las tumbas anónimas y ocultas

se revuelven con huesos de animales,

dejando que el final de los finales

se borre por las manos más incultas.


Las misas de difuntos no se bastan

pues lloran las campanas toda tarde.

Nuestro sistema, trágico y cobarde,

disfruta el ruido cuando nos aplastan.


¿Qué será de mis hijos, que será?

Si nuestras calles claman por sonidos

y por juegos que fueron confundidos

por la bala que ignora a dónde va.


Autor: Jorge de Córdoba​

 

Fuerte y claro el grito de denuncia querido amigo... sobrecoge por esa realidad cruel que cada día viven tantos y tantas...
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Bellas letras que protestan, con voces quebradas de martirios. ¡Muy buen tema, tratado con la vehemencia del Poeta,
que sabe usar su derecho de levantar cantos rebeldes de dolor! Abrazos afectuosos, Cesarfco.

 

La desigualdad y la injusticia campan a sus anchas, la gente en general solo quiere tener y tener de todo cada vez más, no todos somos iguales en nuestras mentes, hay gente más débil que son carne de cañón y acaban en la marginalidad, eso si las ventas del último modelo de automóvil suben como la espuma y el nuevo invento tecnológico arrasa en las ventas, todo es una pura y dura hipocresía. Lo siento me he calentado amigo César, bello y necesario poema el tuyo. Un abrazo. Paco.

 

Por mucho que hemos gritado... al parecer lo hemos hecho en otro idioma pues no cayó en oídos sordos, no. Más bien cayó en almas rotas.

Gracias Darkness por estar entre versares.

Un abrazo.

 

Si todo se resumiese en esperar... seguiríamos esperando.

Pero es tiempo de clamar, y con canto es mejor, pues el tiempo de crecer ha llegado a donde tiene que llegar.
Lamentablemente ha sido pasado por alto más de una vez.

Gracias Francisca por leerlo y comentarlo.

Un abrazo.

 

Nuestra actualidad es la consecuencia, es el diagnóstico... pues aunque gozamos de reiteradas advertencias... pasamos por alto cada síntoma y dejamos que nos estallase en la cara toda la furia retenida y ahogada por ignorancia.

Gracias, mi buen Maramín por leerlo y comentarlo.

Un abrazo

 

El desahogo... pareciera tan inconsecuente, como gritar en la montaña donde tal vez se robe un eco disminuido de las rocas.
La pregunta radica, mi amigo Luzyabsenta, en que si DEBEMOS soportar a una sociedad inmersa en su propia pantomima y ajena
al clamor de las personas. Porque, como bien sabemos, la "sociedad" no está formada de ciudadanos, sino de una publicitada élite
que mangonea a su antojo a los consumidores (nosotros)

Saludos desde mi México.

 

El negocio radica, precisamente en hacer negocio. No importa si es a costa de la sangre, de la propiedad o de la vida de las personas ajenas al primer círculo de poder económico del planeta.
Sabemos que a nadie le importa que las mineras áureas contaminen con mercurio los ríos. El valor está en el oro, no en las personas envenenadas; en los ecosistemas destruidos; en los mantos acuíferos contaminados.
Como lo escribió Federico Bastiat: El hombre no puede ser vulnerado en su PERSONALIDAD, en su LIBERTAD, y en su PROPIEDAD. Y sin embargo... para algunos gobiernos, (incluido el mexicano) lo que importa es la clase social ALTA.
La clase social media y la baja... son peones en un tablero de ajedrez; entiéndase "Sacrificables" o como dijo Rambo: "Expendable"

Ya ves... estos temas calientan la sangre a algunos.

Un abrazo, Paco, desde estos lares.