Bebo la luna.

La luna, de leche llena entera,
me da las ultimas gotas,
como vaca
con su ternero,
o una relamida
boca de lobo,
gracias a un cordero...
Viento alto,
las nubes se tornan sonambulas,
parasitas, espejos
y nos meten en la cabeza, ¡oh, si!...
esos señores, que debemos ir rectos.
¡Que les den!. Mi misericordia
esta tan alta como la corona de espinas.
Si tengo que acudir a alguien...
voy al baño y, con mi cimbrel apretado,
celebro con mi meada.