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Berrinche Malbec

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por tyngui, 13 de Junio de 2020. Respuestas: 0 | Visitas: 264

  1. tyngui

    tyngui Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Marcela resistió un raro hechizo de fuego en sus ojos cafés.

    ¿Fue una sugestión o una propuesta en cubierto que manifestaba el subconsciente?

    La verdad no lo sabía pero con el pasar de los días y noches sin el descanso apropiado. Debido a la apertura inminente de la tienda de vinos de su amigo Enrique Pervieux, quien la había contratado hacía unas horas para agasajar a sus invitados con un delicado menú. Marcela no supo hasta hoy que sería el chef de tamaño suceso. Pero a decir verdad algo la tenía en alerta desde hace unos días. Sin embargo se sintió muy honrada con semejante responsabilidad, según dijo y se lanzó al desafío con bizarría, ya que vendría todo el jet set del agracejo nacional.

    Enrique le dijo que la única condición o consigna era conformar un maridaje perfecto con el Berrinche malbec, la creación vínica perfecta que serviría en el evento. Continuó diciendo confío en tu refinado buen gusto y cerró la puerta con una leve sonrisa.


    Esa briosa insinuación que ocultó a partir de aquella sensación avasallante, guarecida allí en un cubil abstracto generado por su mente surrealista. Esta situación parecía haber llegado para darle un empuje a su vida.

    Su mirada neurálgica custodiaba un fragmento de pensamiento que en este contexto no podía descubrir si era real.

    El estupor recorre la completitud de su cuerpo y el tesón de su mirada timorata por no saber el acontecer de los próximos segundos, refresca la ansiosa capacidad que ofrecen los sentires del alma. En su mente convivían sabores y aromas, aunque todavía seguía en blanco.

    Se confunde desordenadamente entre la gente, de paso ligero camina ensimismada por Cuenca. Marcela se sitúa brevemente en la realidad, porque así lo dispone el motorman del San Martin que avisa con un bocinazo su llegada a la estación de Villa del Parque. Recuerda que pasando Garbarino está el Mc Donals, desliza una baja sonrisa y se dirige a tomarse un Cappuchino con la intensión de reordenar las ideas.

    Su sensibilidad la sorprende constantemente mientras va quitando el envoltorio del tostado, su nervio olfativo desarrolla el proceso de reconocimiento de los ingredientes y envía la información a su par gustativo que va disparando presunciones.

    Alguien posteo en Facebook que un virus azota a los chinos y que ya hay cientos de muertos, en el pie de foto dice (por suerte estamos lejos)

    Hay varios mensajes en el WhatsApp que no está dispuesta a abrir por el momento.

    Se queda mirando la nada, baraja simulaciones indeterminadas que llegan desde su naturaleza fantástica.
    La abstracción de su intelecto ha detectado una ilusión óptica.

    Marcela percibe sutilmente que el pensamiento que durante toda la jornada no paró de mandarle señales, al fin podría convertirse en posibilidad. Estos arrebatos se le han presentado esporádicamente en la víspera de algún examen, o acontecimiento importante. Mientras camina en dirección a la salida, recibe una llamada de Enrique que le dice-

    ¿Qué te parece si mañana hacemos un programa sobre el Berrinche malvece, podríamos hablar sobre un maridaje apropiado?

    ¡Si si, por supuesto!!! Dice Marcela

    Corto la comunicación un tanto perturbada.

    ¿Puede ser que me haya imaginado toda esta situación?

    ¡Por Dios estoy re loca jajaja!

    ¡mi cabeza es un Berrinche!!!

    Cuando está a punto de cruzar Beiró pasa una ambulancia velozmente, tan cerca de ella que casi le pisa los pies. No puede sacarse de la cabeza el sonido taladrante de la sirena. Que suena y suena sin parar.

    Marcela abre los ojos y dice ¡Me quedé dormida otra vez! ¡La puta madre!!!

    ©TynguiSanchez
     
    #1

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