1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

blancanieves y su complice

Tema en 'Poesía Cómica, sarcástica (sainetes y otros)' comenzado por miara, 25 de Febrero de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 704

  1. miara

    miara Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    24 de Febrero de 2015
    Mensajes:
    313
    Me gusta recibidos:
    338
    Género:
    Mujer
    Blancanieves, una tarde
    Anublada y algo tristona
    A su cochero llamó.

    La carroza precisaba
    Pues desde hacía
    Bastantes meses,
    Cuando su marido no estaba,
    Salía hacia un destino
    Que en palacio no era conocido.

    Y no te creas
    Que tenía una aventura
    Que la cosa
    Era tan increíble
    Que se pensaría un chiste.

    Después de viajar
    Hacia el sur,
    Por oscuros recovecos,
    Llegó a un castillo
    Que imponente se recortaba
    Contra el cielo infinito.

    Llamó a su puerta
    A la vez que a su
    Cochero decía:

    “Vete al pueblo más cercano
    Y allí en la taberna
    Pásate un rato
    Y dentro de dos horas
    Regresas.
    Y no te olvides,
    Que de esto no hablarás
    O sin tu lengua
    Te quedarás”.

    El cochero asintió
    Y la carroza partió.
    En ese momento, alguien,
    Con ceremonia abrió:

    “¿Qué deseáis, señora?”.

    “Hablar con la dueña de la casa.
    Pero, ¿a qué preguntar?.
    Sabes muy bien
    Que de visita vengo,
    Como lo he estado haciendo
    Durante todos estos meses.
    Así que, anúnciame,
    Que no puedo esperar
    Que me quiero desahogar“.

    Él, la condujo
    Hacia un salón lujoso
    Donde en un gran sillón
    Una dama se sentaba
    Que a su encuentro
    Se dirigió:

    “¡Querida! ¡Qué alegría!.
    No te esperaba
    Y ya pensaba
    Que la tarde pasaría
    Tediosa y alicaída.
    ¡Esta zona es tan provinciana
    Que nunca pasa nada!.

    Blancanieves suspiró
    Y en la mullida silla
    Que le indicaba,
    Se sentó.

    “¡Estoy harta de mi marido!.
    Si atrás volviera
    Me quedaría
    En mi ataúd de cristal
    Sin rechistar.”

    “Sí, es lo que tiene
    El casarse con el primero
    Que aparece,
    Sin recapacitar.
    Porque, mona,
    Lo aceptaste
    Sin más”.

    “Es que estaba tan aturdida
    Y tú me habías dado la manzana
    Que mis hormonas estaban
    Todas deslabazadas”.

    “Bueno, sí, es verdad.
    No te lo puse fácil.
    Sabes lo celosa que estaba
    Pero era todo por la menopausia.
    Ahora todo ha cambiado.
    ¿Te apetece un helado?”.

    “Gracias. Tomaré un poco”.
    ¿Y como te va el negocio?”.

    “No puede ir mejor.
    ¡Quién imaginaría
    Que cuando me despeñé
    No sólo no me maté,
    Quedándome en un árbol colgada,
    Sino que una mina de oro y diamantes
    En aquel mismo sitio hallé!.
    Eso fue mi fortuna
    Y mi forma de vida.
    No necesito coronas
    Ya que ahora
    Me siento más poderosa,
    Pues la banca
    De todas ellas, soy”.

    “¡Qué suerte tienes!.
    ¡Y sobre todo
    Porque no tienes que aguantar
    A un príncipe ideal!.
    Mi marido se levanta,
    Se mira en el espejo
    Y observa sus cabellos
    A ver si canas le han salido.
    Luego se va a cazar
    Sin apenas reparar
    Si me tiene delante,
    ¿no es sulfurante?.
    Todo el día con el arco,
    El caballo y toda su banda
    De pelotas sin agallas.
    Sólo le importa comer,
    Beber y otra cosa,
    Que no quiero mencionar,
    Pero que puedes adivinar.
    Esa “cosa” se llama Coral.
    La pasea por mi casa
    Diciendo que es su invitada
    Aunque todos en palacio
    No la consideran tal
    Sino que la llaman,
    A escondidas,
    Algo que no puedo
    Por decoro comentar.
    No se dedica a sus deberes;
    El pueblo reclama
    Y cuando quiero
    Encargarme del reino,
    Él va y dice:
    “Tú no, que eres mujer”.
    Para más fastidio
    Su madre ha venido
    Y de aquí no la puedo desalojar.
    Es una viuda germana,
    Mandona y del puño prieto,
    Que en todo quiere dominar.
    Su hijo le dice sí a todo,
    Y yo, con todo esto,
    Creo que voy a explotar.
    Todo mi reino
    Está en manos extrañas,
    Manos incapaces,
    Que, aunque no lo creas,
    A tí buena te hacen,
    Porque es justo reconocer,
    Que a pesar de nuestros roces,
    Tú gestionando, ¡eras la leche!.
    ¡Y todo esto
    Por un maldito beso
    Y una cara bonita!,
    Y que quieres que te diga,
    Añoro mis días de huida.
    En el bosque,
    Con los enanos,
    Mi vida era más divertida.
    ¡Si hasta este infiel e idiota
    Me obligó a dejar de verlos
    Porque no eran de nuestro abolengo.
    ¡Ay, qué furiosa estoy!.
    ¡Si tuviera aquella manzana
    Por la garganta
    Se la metiera
    Hasta que se atragantara!”.

    La madrastra soltó una carcajada.
    Se dirigió a Blanca
    Y sus manos apretó:

    “¡Querida, yo tengo la solución!.
    ¿Hasta dónde quieres atajar el problema?.
    ¿Dentro del paquete metes
    A suegra, marido infiel
    Y amante pizpireta?”.
    “¡Sí, pardiez!”.

    “Entonces, toma este frasco
    Y echa unas gotas
    En la cena de tu suegra.
    Todos pensarán
    Que su glotonería
    Le ha llevado a una gran indigestión
    Y que harta y satisfecha
    Se habrá ido al otro mundo
    Por haberse dado
    Un monumental atracón.
    En cuanto a tu esposo,
    Échale estas hierbas
    Todos los días
    De aderezo en su comida.
    Poco a poco languidecerá
    Hasta su inevitable final;
    Y no te preocupes,
    Que nadie sospechará,
    Pues lo achacarán
    A lo afectado que estaba
    Por la muerte de su madre.
    ¡Ah, y en cuanto a tu rival, Coral…!
    En este tarrito hay una crema
    Que le dirás que hace
    Maravillas con tu cara,
    De ahí la calidad de tu cutis.
    Ella la querrá probar
    Y cuando se la aplique,
    Las avispas hacia ella
    Como a un imán acudirán.
    Todos pensarán que ha sido
    Un desgraciado accidente
    Y por fin, tu vida recuperar”.

    “¡ Oh, cuánto te lo agradezco!
    ¡Podré volver a ver
    A mis enanos del alma,
    Pues no sabes
    Cuánto les echo de menos!”.

    “No es nada, Blanca;
    Siempre es bueno recordar
    Estos mis viejos talentos,
    Y si además, te pueden ayudar…
    Bueno, ya me dirás
    Como te ha ido.
    Estoy ansiosa
    De ver como acaba todo”.

    Y con un beso
    Las dos se despidieron
    Esperando que su plan
    Tuviera un definitivo éxito.
     
    #1

Comparte esta página