Blanco sobre azul marino

Estela de argenta.
Blanco sobre azul marino.
Artificio de olas que pretenden ser caderas de mujer.
(Yo sé que si me concentro,
si me quedo mirando fijamente,
veré un pez).

Brecha de salada espuma
y guacamayos translúcidos
pescando a mi lado.

Esta tarde es todo blanco,
hasta el sol...
Blanco sobre azul marino.




Noviembre y mar, 2017. César en el barco armado.

 

Estimado César...
tus versos retratan una hermosa postal marina, que me trajo de recuerdo una fotografía en espejo de ese azul marino con el azul del cielo. Como siempre nos dejas de regalo una bellísima poesía que disfrute leerla. Un cordial saludo con mis deseos de que tengas una linda tarde de Domingo.

 

Desde el palco de ese barco armado es admirable el paisaje que recreas César, la mixtura de los matices dejan cierta placidez, y el toque surrealista en esos guacamayos es espectacular, me gusto mucho esta inspiración, original ¡Preciosa!
Sigue concentrado y luego nos cuentas del pez Un abrazo.

 

Tuve la tarde de domingo. No tan bella, no tan fea, mejor porque tú estuviste en ella, aquí en el poema.

Gracias por haber venido.

Yo sé que si me concentro veré el fondo del mar.

 

Te cuento que iba a bordo de una fragata de la Armada... con un gripón de quinto piso y el corazón dolido porque se me moría una trabajadora. Le escribí ¿sabes? Vano consuelo de bobos que más nada pueden hacer:

"De desamparo y dolor
la negra se está muriendo.
Olvidada y sin amor,
la negra se está muriendo.

De una enfermedad curable
la negra se está muriendo
y de indolencia insalvable
la negra se está muriendo,.

¿Por qué seremos tan mierdas?
La negra se está muriendo
¿Por qué seremos tan mierdas?
La negra se está muriendo..."

Y sí, vi guacamayos pescar, eran iguales a pelícanos y a gaviotas... pero guacamayos.
Y vi el pez. Muchos, en realidad, viviendo sus vidas misteriosas, mojadas, saladas.
Yo quería ser uno de ellos y besarme con Alfonsina
hundido en el mar.

Muchas gracias por tu abrazo, poeta. Más preciosa serás tú.

 

César gracias por el honorable gesto de contarme esta historia, el escribir tiene ese don tan preciado que al drenar lo que llevamos por dentro parece que al corazón le dan entuertos y ...chico, llega hasta a parir el sentimiento sea cual sea, dejando algo de alivio, y digo algo porque en este caso es como llorar y llorar y quedar con la resaca del llanto en el garguero, pero aliviados de habérnoslo confesado aunque sea a nosotros mismos.
No se que carajo hacías tu en una fragata de la Armada y en esa condiciones de salud, pero te hizo escribir un exquisito poema que ahora que me das contexto aplaudo con mas fuerzas. Mi padre fue marinero e historias como estas nos contaba muchas, claro, cuando le daba la gana, hasta llego a escribir poemas y el muy pendejo no nos lo dejaba leer jajajja pa´naa porque ahora los tengo en mi poder.
Bueno, a mi padre también le gustaba mucho la música y a juro la escuchábamos, no se porque pero tu tema me trajo una canción, tal vez nada o todo tenga que ver, aquí te la dejo a ver si el puto internet te la deja escuchar.
Un abrazo.

 

Una jornada de trabajo; por eso estaba en la fragata. Es todo muy místico y poético ¿sabes? Pero también todo tiene una especie de olor a amenaza latente que da miedo. Esos barcos no están tan armados como deberían. Y a bordo llevan casi puras personas jóvenes, muy jóvenes. Muchachxs entre 20 y 35 años a lo sumo. Solo el capitán de la fragata lucía algo mayor. Son barcos lentos. Tardamos una noche entera en llegar desde La Guaira a Margarita. Cualquier avión podría desaparecerlos con un par de misiles. Me dio mucho miedo ver a todxs esxs jóvenes en esa frágil embarcación.

Es una canción muy hermosa, zuliana bella. No la había escuchado nunca. Gracias.

Disculpa la tardanza. Se me hace complicado entrar ahora.

 

Un placer la lectura de tu poema bañado de mar. Un saludo cordial,
El Regreso de Alfonsina

 

¿Entonces estás aquí de nuevo, Alfonsina? ¿Puedo?

 

Nunca me fui, puedes, César.
¿Y yo? ¿Puedo sumergirme de nuevo en tu hermoso poema?

 

Sumérgete en él cuanto-cuando quieras. Tal vez seas la pez que mis ojos buscan entre el agua desde esta baranda que separa a los seres de aire de los seres de luz.

Y si quieres, solo si quieres, déjame ver tus poemas. Intenté visitarlos y no pude.

 

Tal vez...o quizá no, pero lo que sí te aseguro es que hay peces, ¡y de colores!.
Esperaremos y confiaremos.
Vuelvo a nadar entre tus versos, César, gracias.
Creo haber solucionado ya lo que me dices. Un saludo cordial,
Eva

 

Eva, gracias por nadar entre mis versos. Gracias por dejarme ver los tuyos. Un saludo cordial, compañera.