Blasfemia, piedad y paganismo

No deseo deleitarme con vuestros huesos vacíos. La nigromancia es cosa de iniciados. Una mano blasfema traería consigo la peste, la guerra, el hambre, la muerte...¡y yo fui siempre un hereje!¡Apostasía, insulto, renuncia!¡A uno mismo, a Dios, a la patria! He sido alguien. He sido nadie. He sido una burla. He sido un bufón. He sido un profeta, un adivino, un charlatán, un filósofo. He enmascarado carcajadas tan terribles que la tierra tiembla.
Y es que yo no deseo deleitarme con vuestras lágrimas. Dejad que el Mar Rojo se abra, seguid a vuestro Moisés, él os guiará. Dejad que vuestros enemigos os crucifiquen: sed mansos en vuestra noche de Getsemaní. Temed a Dios y al Diablo. Anudaos el rosario al cuello y bailad ¡Bailad, bailad!¡Esta vida es un engaño, una ilusión, una treta! Vivid un día más para ver la Tierra Prometida. Tan sólo un día más.
¡Pues bien! A esta alturas, apenas oigo ya los gritos y los rezos. Aquí arriba tan solo se escuchan los truenos. ¡Zeus aprueba mis decisiones! El camino de vuelta ya no es necesario. Circe ha sido siempre buena anfitriona y, a veces, es preciso decidirse por Caribdis.

 

Original puesta en escena...
Me encanta Circe.

Saludos!

Palmira

 

Idem por circe.

Un viaje por tantas ideas y formas. Saludos.