Broche de Sueño

Camino de objetos, valle de los llamados
a elegidos, una simple oscuridad
de groseros vientos y embustes,
disciplinado paso grande
de letargos amarillos
de piel compacta,
la dormida pierna de los mueras
a unos vivas artificiales,
santa sangre salida de la solemnidad,
veneno del cuarto de siglo
elevado a los picos del tiempo
y plumas de espacio exterior,
insectos gigantes colgando
de algún alarde.

Las flacas poses enmascaradas
de años con muchos nacimientos,
cortantes expresiones
de apagados teléfonos para huir,
acercarse por aquel fragmento,
cuenca de objetos navideños
en un desaire de botadero
al cargo de una injusticia,
válgame Dios, venga también
el Diablo a comer con nosotros
como una túnica
de conquista llena de contrastes.

Por la otra oscura bengala
van apareciendo los náufragos,
dejando las pistas
de cuantas autóctonas reformas
tuvieron que crispar
tanta chispa de drhogares apagados,
hay uno de más
que reduce su cómo
a la comida que va creando
tal reencuentro trágico
con la comedia en trazas
de un pragmatismo ininteligible
a la hora
de cuantas uñas largas
y suciedad de cabellos
bajan por los pies
a agarrarse con los dedos
en la playa,
la oscura bengala sorprende
a la otra de los juegos
del pintarrajeo de colores,
georreferenciados por la esperanza.

Al poco descuido, tan cómodo
de sangre para arriba,
viene sangre para bajo,
fuera de los tubitos
puestos a caminar
por donde aplanan las dos alturas
en una misma muestra de vidrio,
tipo volteado de las dos opuestas.

Al mudo pormenor
se apretujan los párpados labiales
y se muerde un poco la angustia
de lo que pesa por extraviado,
un rincón de instantes agudos
sobre el duro fin de un concreto
se descarta a besos claros y trémulos.

Venda por ahí al ok
y vaya más prontamente,
no diciendo sulfuros
para evitar los atoros
y desplantes.

Al rumbo de los exorcismos,
un hilillo de beba trascendental
convoca el poco generoso aparte,
quite conjunto de una unidad,
la perspectiva
comiendo de una mochila llena
transparentes transgénicos
de eternidad voluminosa,
bordeando los valles
de la locura
se asemeja a un desperdicio
y un sueño
de otra vez bogar,
apartarse del ínfimo
de los regalos repudiables,
de las cuentas cerradas
a una fila de olvidos
y rocambolescas agitaciones
de recuerdos desiguales,
a una chatura
de afectos sumergidos
en una eterna Atlántida
para hundir con desenfreno.

En la bengala del fondo
de la estepa marina
ha sido
por fin flota rara, reumática,
un caldo de cultivo salado
con bolsas negras fondeadas.

 

Muchas gracias julia , espero que puedas comentar mas de mis trabajos , seria un honor ¡¡¡¡¡¡¡¡