Bruma gris. Almas de camino.

Niebla incandescente, bruma gris, escarcha blanca sobre la verde hierba salvaje de la vega, al lado del río cercano al cementerio del cual sus árboles que lloran enraizados en el suelo lavan sus lágrimas de savia en la corriente subterránea freática; un río verdoso de aguas opacas donde se bañan las almas espectrales antes del amanecer creyendo besar el final de su impía vida, y creen que la corriente fría al alba las conducirá en vaporosa niebla, bruma gris...pero se vuelven escarcha y nievan sobre la invernada hierba con su lamento débil y decadente.

Los árboles en sus ramas no albergan pájaros pues desnudos de hojas se hallan este invierno y duermen pacíficamente hasta un nuevo despertar estacional. Como la elipse cíclica de su naturaleza y sus inmortales plantas, los espectros errabundos que en su antigua vida no supieron apoderarse de la belleza de su propio cuerpo y no supieron confiar en el eterno deseo de la propia belleza, no quieren abandonar jamás el terrenal llamamiento. Del desconocido y natural paisaje que al descubrir realmente se flambean en manos del demonio; pasadas las ciénagas del cementerio existió un mundo infernal de visiones y mortajas vivas en sí pero yacientes al ojo humano.

El inframundo alberga su sabiduría escondida en un rincón, una luz hallada que por bondad endemoniada se ha de elegir en un espejo de aquella imagen tan humana; un yo bello y sabio o un yo bello y vacío. A elección de mi espectro abracé con ojos cerrados todo el espejo y me hice a elección, que ambas son parte de mí, es mi balanza entre lo etéreo y lo mundano, entre mi alma colmada. Y ambas me pertenecen sabiendo que la diferencia no me dejará arrastrada por una corriente fluvial ni abandonada en pedazos de dispersa niebla.

Elegí vivir, elegí volver al mundo abrazada en un beso eterno contigo y tu sangre en las venas, con un corazón de guerra. Elegimos la noche para pasear, el día para merodear y el mundo para medrar.

Elegimos amarnos libremente para siempre y dejarnos llevar contracorriente.

 

No soy muy de los cuentos, salvo excepciones soy más de la poesía, sin embargo tu cuento es de verdad sublime ! Te felicito porque está notable !

Saludos cordiales amiga poeta!