Buscándome.

Siempre me había asustado pensar sobre el tiempo, reflexionar sobre los numerosos hechos que convierten el transcurso de los años de una persona en algo a lo que llamamos vida. Tan corta y a la vez tan larga, con demasiados intereses de por medio.
La libertad es buena hasta cierto punto, pasado un límite puede ser realmente intimidante y yo me he pasado todo este tiempo pensando en cómo sería ese momento, en el que me enfrentara cara cara a ella.
Ahora la perspectiva es distinta, me encuentro frente a un abismo de emociones que no hallan su sitio, pero lo desean con ansias, y ¿qué hay más desesperante que no conseguir ni siquiera encontrarte a ti mismo? Ya no sé ni lo que siento, y solo deseo volver a tener esas cadenas (las que me quité en busca de libertad) y recuperar mi seguridad, recuperarme a mi.

 

No hay que confundir libertad con libertinaje porque el libertinaje siempre te destruye y la libertad te construye; y no hay que encadenarse a nada, nunca, pues todo debe volar por su cuenta, aunque sea nuestro ser querido.

Buena prosa.

 

Tómatelo con calma y no te agobies demasiado (no merece la pena), encontrarse a uno mismo (al igual que encontrar la verdadera libertad) puede llevar una vida entera, probablemente una sola no sea suficiente... y como dice el señor Évano, no hay que encadenarse a nada; las cadenas puede parecer que dan seguridad y resultar hasta cómodas, pero impiden crecer.

Un buen escrito, compañera. Un cordial saludo.