Calderas de resplandores ya cegados.

Arrástrando va la doncella
su ritual de un nunca jamás,
que se destierren los dioses,
que se amanse la fiera.

¡No hay voces!...¡No hay oscuridad!
Que se destruya la pradera de la soledad;
que se riegue el desierto,
vendra prósperidad.

¡Que se volteen los impíos,
que se eleven los puros!
¡La verdad como escudo,
la mentira no nacera!

Morirá el manantial,
correrá la impureza
más la doncella
jamás perecerá.

¡Vientos huracanados!

Minutos de sosiego,
ojos cerrados
el que no quiere ver.

¡Luz de plenitud!...En tierra del olvido,
el regalo divino bendita será...la doncella
del camino que sus dioses no tendrán...

 

En la trama se requiere siempre del opuesto. Un anhelo nuestro es que lo adverso desaparezca, pero y entonces qué sucede con el referente nuestro de la virtud. Vemos rostros, y los rostros contienen las muecas descritas por nuestras pesadillas, nace la presunción del mal que se asocia y agrupa hasta volverse legión que confronta a sus adversos. Cielos e infiernos.
Buena propuesta, mejores resultados en esta ronda.
Saludos poeta.

 

gracais señor poeta un honor su presencia