Cáliz íntimo

La noche pasó miserablemente,
El silencio me ha ensordecido…

Tu voz se ha acallado,
Mi corazón sangra amargamente,
Lágrimas caen por mi rostro
¿Dónde estas?

Mi amada que levanta el telón de la angustia y melancolía,
¿Acaso te has olvidado de quien nombra tu imagen?

¡Este demonio arrepentido que ama con pasión y celo!
Es mi fuego el que limpiará tu alma y cuerpo,
Bebe de mí y purificaré tu ser de pasiones desconocidas y malsanas,

¡Demonio de lujuria soy!
¡Serás mía!…

La luna como testigo mudo será de mi ardiente sed de tu pasión,
Que no se apagará hasta haber consumido la última gota de tu sangre,
Hasta el último suspiro y ardor lujurioso de tu intimidad profanada por mi oscuridad eterna,

Por mi lujuria, por mi amor,

Déjame beber la miel de tu rosa,
Dulces susurros pronunciare,
Encantos y sortilegios que llenarán tu alma,
Mientras bebes mi sangre como lo hago con el néctar divino…

Así sea ahora y así será para siempre…

Lord Vélfragor

 

Lord Vélfragor:

Un bello cáliz, como siempre la pasión inusual que reflejas en tus escritos se impregna y atrae, porque es tan cierto que dentro de los extremos de la escala de valores y sensaciones bien lo dijo Khalil G.., hay placeres por inventar y luego que se peleen Ángeles y Demonios para clasificarlos dentro de su respectivo campo.

Un saludo

Jaime