Cambiamos y volvemos a creer

Un día pasa que cambiamos, ya no somos los mismos.
Nos lastimaron tanto, nos fallaron de la peor forma que se puede fallar a alguien. Y ahí es cuando uno cambia. Ya no somos los mismos, ya no somos los de antes. Somos diferentes y ya no hay manera de volver. Luchamos de todas las maneras posibles para volver a ser eso que fuimos alguna vez, pero no se puede. El corazón pende de un hilo, un hilo fino que en cualquier momento se puede romper. Cuesta respirar, y el corazón late lento, muy lento. Sentimos el odio, la bronca correr dentro nuestro, y queremos sacar todo eso que nos lastima, pero no podemos. Queremos y luchamos para que no nos domine, pero no podemos. Aunque parezcamos fuertes, somos débiles.
Todo se siente vacío, oscuro. La vida se nos vuelve nada.
Por momentos intentamos recordar lo que fuimos. Esos días llenos de sueños, de tenerlo todo y ser feliz.
Días de llorar hasta reír a carcajadas, y de reír hasta llorar, pero de alegría. Donde el amor y la felicidad eran los protagonistas de todo. Y aunque la tristeza ahí estuviera, no podía entrar. No tenía lugar. Pasaba un rato a visitarnos, pero no la invitábamos a quedarse por mucho tiempo. Solo era para recordarnos que ahí estaba, y nada más.
Pero un día despertamos, y todo cambio. Ya no viene de visita, el dolor se hace parte de nosotros, ella vino a quedarse, no sabemos hasta cuándo, solo que cada día que nos levantamos ella esta acá con nosotros.
Cuesta abrir los ojos cada mañana, cuesta salir de la cama y ver como los días se vuelven iguales a los demás. Duele cada respiración, cada latido de nuestro corazón duele. Y hay que respirar un día más.
Y vamos por la vida sintiéndonos invisibles, llenos de vacío. Buscando algo que nos llene el alma, aunque sea un poco para no sentir tanto dolor, un motivo para tener que sonreír sin tener que fingir por una sola vez.
Duele ver como cambia todo, como detrás de un “estoy bien”, “No pasa nada”, una "sonrisa fingida", nos volvemos mentira, nos volvemos engaño.
Y llega ese momento que sentimos que ya no podemos más, que no somos capaces de seguir aguantando tanto peso. Nos vamos quedando sin fuerzas.
Y es ahí, como si pasara algo de repente que nos hace ver de manera diferente, que nos va sacando las vendas de los ojos poco a poco, en el momento justo, en el momento que más lo necesitamos, llega ese día que sentimos algo especial, algo distinto, quizás eso que buscamos por mucho tiempo y no encontrábamos, y sentimos como una pequeña voz dentro nuestro nos dice: dale! Párate y seguí la pelea. Sos fuerte, y aunque te parezca que no, sos importante para mí, yo estoy acá con vos, asique dale, párate y seguí. Y aunque nos vamos quedando sin fuerzas, aún sabiendo que estamos a mitad del camino, es como una pequeña cuota de fe que nos hace volver a creer y que aumenta día a día. Es saber que siempre estuvo ahí y no sabíamos verlo.
Sentirte cerca es saber que no estamos solos y que aunque todo parezca perdido todavía el partido no se terminó. Sentirte cerca es saber que cuando parece que todos te soltaron la mano vos nos sujetas con fuerzas para no dejarnos caer. Sentirte cerca es saber que cuando parecemos invisibles para todos los demás, para vos somos las personas más importantes y aunque pase lo que pase ahí estas. Es saber que podemos confiar en alguien que jamás va a fallarnos, que no juzga, que nos entiende más que nada, que sabe perdonar, que nos ama por sobre todo.
Aunque a veces sienta que no merezco formar parte de vos, sé que tu amor es infinito, es para siempre. Y yo sé que cerca tuyo es la manera para sanar el alma. Cerca tuyo es la manera de volver a ser feliz. Y que a pesar de todos los errores y tropiezos ahí estarás para sujetarme la mano, sanar mi alma y no dejarme vencer. Para darme cada día el motivo de seguir.
Serás mi calma y mi paz. Serás mi fe y esperanza. La base del amor infinito y la felicidad.
Sos mi fuerza de cada día, el que no me abandona. Yo sigo por vos.

Gabriela​