1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Camino al destino

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por ATDRIEL, 27 de Junio de 2020. Respuestas: 2 | Visitas: 293

  1. ATDRIEL

    ATDRIEL Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    30 de Mayo de 2016
    Mensajes:
    412
    Me gusta recibidos:
    358
    Género:
    Hombre
    Era una noche de otoño, los dos sentados tomando café. En la calle, la gente deambulaba o muy seria o muy preocupada. El café estaba caliente y sólo les preocupaba su futuro.

    _ ¿Te arrepientes de algo que no hayas hecho?_ le preguntó a Daniel.

    Daniel miró hacía la calle como buscando la respuesta. Cogió su taza de café y bebió.

    _ Sé que soy joven aún y creo que tengo mucho por hacer. Lo cierto es que no me propongo hacerlas. Aunque tenga 35 años y no me haya casado, no significa que no lo haga. Es que no es mi prioridad hacerlo.

    _ Hum… es tu punto de vista y es respetable_ indicó Manuela.

    _ Y ¿Cuál es tu prioridad en tu vida? Si se puede saber.

    _ Para mí como toda mujer es casarse y tener hijos_ respondió con un tono alegre ella.

    _ Bueno si eso te hará feliz, ni modo.Yo aspiro a escribir un libro, y no cualquier libro, si no uno que de que hablar.

    _ ¡Qué interesante! A mí me encanta los libros, sobre todo las novelas románticas. ¿Y de qué va a tratar tu libro?

    _ La verdad aún no lo sé… pero tarde o temprano lo sabré. No tengo apuros. Por el momento leo y escribo mucho.

    De repente alguien entra al local y les interrumpe la conversación. Era un señor obeso con un traje dorado, muy llamativo, y con un sombrero negro. Se sentó al lado de la puerta de ingreso. El camarero lo vio entrar y espero que se sentara.¿Quién sería este extraño personaje? Después de sentarse, sacó del bolsillo de su saco una libretita de notas.Luego apareció un bolígrafo he hizo una señal al camarero. Y se puso a escribir. Los dos le miraban y les parecía gracioso y extraño su llegada al local.

    A Manuela le gusta leer pero no escribía. Medía a penas 1,60 de estatura y era delgada. Tes blanca y un lunar a la altura de la boca. Buscaba en sus lecturas a aquel perfil de hombre con la cual quería casarse. Y en la vida real, el que más se acercaba a ese perfil era Daniel. Por su parte, éste, devoraba todo tipo de libros, como empapándose del material, para lo que mañana más tarde fuera su libro. Daniel era alto y fornido, apenas Manuela le llegaba a la altura de la boca. Extrovertido y carismático. Era muy perseverante con lo que se proponía. Mientras que ella era algo soñadora e idealista. Y del señor obeso con aires de literato, nadie sabe de él.


    Pasaron los días, el otoño abrazaba la ciudad, Manuela estaba leyendo un libro en su sala al lado de una taza de café. Daniel era más activo, deambulaba por las calles de la ciudad, como buscando alguna aventurilla. Hasta que llegó a una plaza y llamó a Manuela desde un teléfono público. Y se citaron para verse en el café de la vez pasada. El primero en llegar fue Daniel. Eran casi las ocho de la noche y hacía frío, entró al local y se sentó en una mesa para esperar a Manuela. Minutos más tarde aparecería Manuela con una cara sonriente. Pidieron su café respectivo y se pusieron a charlar. Media hora después aparecería el señor obeso, ahora con un traje sobrio pero el mismo sombrero de antes, negro. Hizo la misma rutina de siempre: sacó su libretita de notas y se puso a escribir.Sentado junto a la puerta de entrada. A Daniel le intrigaba su actitud, mientras que Manuela lo dejaba pasar. Ella pensaba en su príncipe azul, y Daniel le interesaba que escribiría dicho personaje. El señor obeso estaba tan concentrado en lo que hacía que poco le importaba lo que sucediera a su alrededor. Incluso cuando Daniel y Manuela lo miraban inquisitivamente. Daba la impresión que fuera mudo, jamás se el escucho hablar. Se comunicaba con el camarero con cierta seña que indicaba que le sirvieran el café. Ambos se dieron cuenta que este extraño personaje se aparecía por aquí a las ocho en punto y cuando esperaron a que se fuera, dieron las ocho y media. Pero a diferencia de su anterior visita, arrancó el papel en que escribía y lo dejo en la mesa. Daniel antes que el camarero viniera recoger la taza y el dinero por el consumo del café,el señor, dejaba el precio justo del café y se iba sin decir nada. Cogió lo que lo interesaba: el papel escrito.Lo tomó con curiosidad y lo leyó:

    “Cual ave sin paradero voy recorriendo un destino, mas la vida no le interesa cuando llegue… todo esfuerzo es vano, la pesadumbre de tu ser es más legítima, todos acabaremos bajo tierra… mas tu inocencia de niño es más fuerte que la voluntad calculada… así que sé humilde en tu proyecto pero persistente en tu voluntad…”

    Daniel quedó atónito, regreso hacia su mesa y lo hizo leer a Manuela quien dijo que sí, que era uno de esos extraños poetas o escritores anónimos que deambulan por la ciudad con el fin de ser escuchados o reconocidos. Al rato, ellos también terminaron su café y se marcharon.

    Para Daniel el señor obeso escondía un extraño secreto, su misteriosa aparición en el café, indicaba algo. Estaba así cavilando echado en su cama mirando el techo. Pensaba en la excentricidad de ciertos escritores; pero nunca se ha había topado con alguno, hasta que conoció al extraño señor obeso (presumiblemente escritor). Sentía curiosidad, ¿iría al café todo los días? y quiso saber más de este insólito personaje. Se puso a recordar: en la primera vez que lo vio entró al local casi maquinalmente, pedía su café y escribía sobre su libretita de notas; pero no dejo ningún papel y se marchó. En la segunda vez que lo vio, si dejo un papel arrancado de su libreta de notas. ¿A caso fuese casualidad que lo dejara ese día cuando yo estaba en el café? Pero fui yo quien cogió el papel porque así lo quise yo. Tal vez pudo haberlo cogido el mesero y lo hubiese botado al tacho de basura sin importarle lo que había ahí escrito. No es que crea en el destino pero cuando lo leí pareciera que el el mensaje era para mí. Mañana mismo regreso temprano al café para verlo entrar y para saber si deja un papel escrito. O pueda que no venga pero igual iré. Lo que leí me impactó y quiero saber a donde me lleva todo esto.

    Al día siguiente, Daniel fue al café un poco temprano, con un libro en la mano llamado “Camino al destino”. Esperaría hasta las ocho para verlo llegar y contemplarlo con impavidez lo que haría el señor obeso. Y efectivamente llegó. Esta vez de traje azul oscuro y el sombrero negro de siempre. Tal cual, se puso a escribir, pero cosa curiosa vio Daniel, la mayor parte del tiempo que estaba sentado lo pasaba pensando, como si entrara en trance, y un poco en escribir. De ahí el escueto texto que leyó en el papel de aquella vez. Daniel mientras leía su libro trataba de estar pendiente del señor obeso. Levantaba la mirada con disimulo mientras leía:

    “…y te tocará el corazón cuando lo decidas, sentirás el llamado dentro de ti y él te gobernará, te abrirá un sendero jamás transitado y descubrirás quién eres realmente…lo que hagas a partir de hoy marcará tu destino y tú y sólo tú lo moldearás a tu antojo… serás tu único dueño cuando las musas te busquen y te acompañen en este largo viaje.”

    De pronto, Daniel interrumpió su lectura, miró su reloj y daban las ocho y media. Y exactamente el hombre vigilado por él, se dispuso a retirarse y si, esta vez también dejo un papel sobre la mesa. Pero esta vez el camarero se le adelanto y cogió el dinero de la paga y el papel lo arrugo para arrojarlo al tacho de basura. Daniel se levantó de su asiento y le llamó al camarero para pedirle el bendito papel, que tanto le interesaba y que iba ser desperdiciado. Una vez en sus manos lo desarrugo y se puso a leer:

    “El viaje es en el tiempo y en el espacio… ave solitaria que haz de emprender sin compañía ni maestros… el camino aún no está hecho… te sentirás como recién parido y como todo de a poco empezarás a caminar y algún día a volar…y en ese vuelo infinito sentirás un gozo de los que pocos saben experimentar… estarás en las alturas y bajarás cuando te de la gana… porque serás un triunfador.”

    Al terminar la lectura, Daniel quedó estupefacto, sintió como si en el papel estuviera escrito la continuación del libro que leía. Y en efecto, lo comprobó: cuando abrió su libro comparó ambos textos y coincidían extraña y sorpresivamente. No lo podía creer, lo que estaba pasando ahí era algo extraordinario y mágico. Entonces Daniel se puso a cuestionar: No será este extraño hombre obeso el autor del libro que leía. Sabía de él que vivía por Sudamérica y que probablemente era de Perú. Y no de España donde se encontraba él. De alguna manera lo admiraba, había leído la mayoría de sus libros, y era uno de sus autores favoritos. Sin embargo, no se podía explicar lo que le sucedió en el café. Por qué tendría que ser necesariamente el gordo obeso el autor del libro “Camino al destino”, capaz sea un lector más de los que leyeron o están leyendo el libro y que su aspecto algo estrambótico era sólo para llamar la atención. Daniel le daba vuelta al asunto, le contó lo sucedido a Manuela y ella dijo que lo que te paso fue algo increíble y que tal vez sea una señal del destino. ¿Señal del destino?, se fue con esa pregunta a dormir.

    Pasaron varios días de aquel acontecimiento, Daniel pensó en encarar y averiguar cara a cara con el señor obeso, para eso se dio tiempo para acabar el libro que leía. Quería saber más del libro y como acabaría.

    Cuando regreso una semana después al café, estaba decidido a desenmascarar el misterio del señor obeso. Esta vez no pidió un café como la última vez, si no que llegó minutos antes de las ocho para encararlo antes de que entrará al local. Y el señor obeso no llegaba, eran las ocho y media, y Daniel en su desesperación le preguntó al camarero por el señor obeso: Sabe si el señor obeso que se sienta frecuentemente en esta mesa de aquí es Alberto Ruiz Diaz (autor del libro “Camino al destino) y este le contestó: El señor obeso como así lo llama usted es un escritor,que nunca supe su nombre, por aquí lo llamábamos el escritor, que estuvo de pasada por la ciudad y era un cliente de antaño, antes, se sentaba entre dos o tres horas para escribir. Pero ahora, sólo se quedó un poco rato, él ya dejo la ciudad y el país, y me encargo algo para usted, días después de su última visita. Recuerda la última vez que me pidió el pedazo de papel arrugado, pues no sólo eso dejo el escritor, si no que también dejo,ayer, su bolígrafo que tanto lo usaba para escribir sus libros, pues así me lo confesó, y me dijo textualmente: “Entregue este bolígrafo al joven de lentes de la mesa cercana a la barra, él sabrá porque lo hago”. Y ahora aquí tiene el bolígrafo del escritor, es todo suyo. Con esto comprobé que sí se había dado cuenta de mí. Y si pues yo llevaba anteojos. Era como un legado para otro que fuera como él.

    Entonces Daniel, se dio cuenta que tomaba la posta al recibir el bolígrafo del escritor que tal vez fuera al que tanto admiraba. Pero se preguntaba: ¿Cómo supo de mí que quería escribir un libro?, estaba anonadado. Tal vez la respuesta esté en algún párrafo del libro “Camino al destino”, pensó, pues lo había impactado:

    “Coge el sable y se valiente, tú eres un guerrero. Habrá mil batallas en unas vencerás y en otras serás vencido; pero nunca te darás por derrotado. El camino es largo y tortuoso, lucharas por tu sueño y vivirás los que otros vivieron su propia aventura. La vida es una gran aventura, y en esa aventura está la pluma del escritor para corregirla o simplemente, ser parte de ella. Así pues te digo: una vez aceptado el sable del guerrero no hay marcha atrás, que tu voluntad sea férrea y tu carácter inquebrantable, y verás que cada mañana hasta la noche por cada día que vivirás no será en vano.”

    Al día siguiente, se levanto temprano, como si fuese su gran aventura Daniel se puso a escribir el libro que tantas veces lo había postergado. Se sintió poseído y en cuatro horas de escritura había acabado el primer capítulo de su libro. Y se dijo:”Este es el primer paso, y lo disfrute, fue como un viaje, y ahora espero culminar este viaje, satisfecho, con una sonrisa en la cara.”
     
    #1
    A Gustavo Cervantes le gusta esto.
  2. No tenia que ser obeso... digo, porque yo quisiera ser escritor(creo) pero me aterra la idea de ser obeso,, jeje.

    excelente narrativa.
     
    #2
  3. ATDRIEL

    ATDRIEL Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    30 de Mayo de 2016
    Mensajes:
    412
    Me gusta recibidos:
    358
    Género:
    Hombre
    Jajajaja lo de obeso fue un pequeño disparate lo que interesaba en sí era la originalidad del personaje, tenía que distinguirlo por algo. Saludos.
     
    #3

Comparte esta página