Canción del horizonte

Un nudo se desata
pero para lograr tal acto se necesita de mucha fortaleza,
más aún si tal lazo es añejo,
y si las fuerzas de su formación
han sido movidas por el más puro sentimiento...

Sin embargo tal acción es necesaria
tal desapego importante,
los ciclos son lo que son y la vida se resume en ellos,
la existencia está conformada por el fin y el comienzo,
por la risa y el llanto,
por el perfume de la flor,
por el hedor del desconcierto...

Pero más allá de lo intenso y polarizado
desagradable o feliz,
como puede ser el camino,
los afectos ganados dejan otros lazos,
pequeños abrazos, tan pequeños,
que inmensos, no caben en las estrellas,
tan fuertes como la brillantez de lo sempiterno
tan líricos como los árboles en la orilla del río,
tan atemporales como un beso de niño...

Los nudos se atan y se desatan,
la vida se acaba,
vuelve a nacer,
el tiempo es solo una medida,
la existencia es la respiración del universo,
los verbos son los que importan,
la esencia es la que se guarda en el amor...

Nuestra verdad es la que baña la creación,
lo demás es mera ilusión,
lo que se ata acá,
se atará en la eternidad...

Seremos...

¡Somos eternidad...!

 

Y eso, duele.

 

Duele mucho...