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Canto enfermo I

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por Khar Asbeel, 9 de Noviembre de 2018. Respuestas: 0 | Visitas: 256

  1. Khar Asbeel

    Khar Asbeel Poeta fiel al portal

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    17 de Julio de 2015
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    Género:
    Hombre
    ¡Les hablo a ustedes,


    aquellos que erigen los pasos de su peregrinación


    sobre la efímera huella del polvo,


    herederos sin trono del Reino de Ceniza!


    Ustedes,


    que fijan la ebullición de sus agitaciones


    entre la aséptica seguridad de las líneas,


    ustedes,


    que no aventuran jamás un pie


    sin antes marcar el destino del paso


    ni extienden un brazo


    sin esperar estrellarse con la solidez,


    ustedes,


    los que prefieren cubrirse de moho


    antes de intentar rodar.


    Hace mucho que el miedo les adoctrino


    a zurcir con mustio silencio


    cualquier sublevación de sus bocas,


    a cerrar con los herméticos hilos


    de una cómoda ceguera


    los dispersión de los ojos, que, atrofiados,


    predican, con la seguridad del loco,


    la felicidad de no ver nada.


    En duras piedras cae la fragmentada corrosión


    de mi canto enfermo.


    La lepra abre camino a mis costillas,


    diseminando el carmesí


    de cóncavas espirales


    y mis manos devoradas,


    se deshacen cual amarga espuma


    tratando de asir


    la cabellera del viento.


    Ahí, abajo,


    mi ángel me escupe una sangrienta burla


    en el rostro, demacrado por la apatía,


    y se marcha,


    con la burla hirviendo en sus labios,


    riendo la vergüenza de mi erosión,


    batiendo la ira con sus alas


    para dispersar la deshora de mi polvo.


    ¡A ustedes les entrego mi piel,


    a ustedes lanzo mis ojos,


    a ustedes abro las llagas,


    a ustedes corono de espinas,


    a ustedes pongo la estaca sobre el corazón,


    a ustedes elevo el martillo


    a ustedes les traigo el fuego y la espada,


    a ustedes arrojo la primera piedra,


    a ustedes escupo mi enfermedad!


    ¡Oigan y entiendan!


    Estoy aquí,


    desangrándome,


    trazando arroyos escarlata en busca de dirección,


    esperando que se tiendan conmigo,


    mirando a la helada faz del éter,


    para derramar sin asomo de prisa


    la añeja pus de sus cantos enfermos.


    No necesitan orar,


    no necesitan llorar,


    no es necesario ponerse de rodillas


    no es necesario besar ningún anillo,


    no es necesario practicar la confesión,


    no es necesario esperar que se absuelvan,


    no es necesario aceptar los clavos,


    solo toma el cuchillo,


    ábrete las venas


    y sangra en el sendero de tu angustia


    un canto enfermo.


    ¡Atrévete a morir, una sola vez!


    ¡Ama el juicio y la condena,


    ama la cruz y el látigo,


    ama la espina y la caída,


    ama la lanza y el sepulcro!


    y espera, pacientemente,


    la resurrección del siguiente día.


    Desnúdate,


    recibe desnudo el beso del primer día,


    del último día,


    del único día.


    Haz formado de retazos ajenos ,


    la piel de tu conciencia,


    tomando de lo que a otros le sobran


    los cimientos de tu existir,


    piel seca, gusano extraño,


    formando un rostro apócrifo,


    paisaje de falsedades,


    cortina sostenida sobre sus grietas


    donde ocultan las lágrimas tus miedos.


    ¡Desnúdate!


    Recibe limpio,


    con tu propio rostro,


    desollando la putrefacción de las caretas,


    la luz de ese día señalado,


    Aguarda ahí, sumergido en la pureza


    del espacio abierto,


    a que la savia del viento cierre tus cicatrices


    y lave el hedor y la pus


    de tus cantos enfermos.


    Tiéndete en la Tierra,


    vuelve al elemento,


    entierra tus raíces,


    aprende a ser nutritivo,


    aprende a alimentarte y a ser alimento,


    se boca y se bocado,


    muere, para que después del ciclo


    te levantes en un reencarnado florecimiento.


    Se flor, se fruto,


    se raíz, se sustento,


    se aire, se perfume.


    Nace de nuevo,


    siente la nueva piel latir,


    se un niño de nuevo,


    grita, llora glorificando tu carne.


    A ustedes les digo,


    los que marchan tras el polvo y la ceniza,


    torres de humo de un efímero castillo


    que dispersa el viento,


    ¡Son, existen,


    y si en su interior


    los corroe el ácido


    de un canto enfermo,


    rézalo, predícalo, elévalo a tus labios, siémbralo en los oídos,


    se libre… y se limpio.

    [​IMG]


     
    #1
    A Maramin y Birbiloke les gusta esto.

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