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CAPERUCITA LA ROJA

Tema en 'Poesía Cómica, sarcástica (sainetes y otros)' comenzado por miara, 26 de Febrero de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 683

  1. miara

    miara Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    24 de Febrero de 2015
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    Género:
    Mujer
    Iba Caperucita
    Por el sendero del bosque,
    Tranquilamente cantando.
    Llevaba un chándal,
    De un vivo color rojo
    Y la capucha del mismo
    Casi le tapaba los ojos.

    Al tirar por un atajo
    Se le presentó el lobo,
    Que lentamente le dijo:
    “¡Niña, mira por donde caminas.
    A ver si me dejas cojo!”.

    La muchacha le miró
    Con descaro y atrevimiento;
    “¿Eres tú un lobo?.
    Pues a mí no me das miedo.
    Apártate de mi camino
    Que sino no llegó”.

    El lobo no se movió ,
    Sino que le preguntó:
    “¿Y puedo preguntarte
    A dónde vas, señorita?”.

    “¡Anda que no es fino
    Este animal
    Que señorita me ha llamado!”.

    “Y entonces,
    ¿cómo he de llamarte?”.

    “Como lo hacen mis colegas
    Y todo el mundo que me aprecie:
    Caperucita La Roja,
    Una tía que no es cualquier cosa”.

    “¡Caperucita, La Roja!.
    ¡Vaya nombre!
    ¿Y de dónde te viene el mote?

    “Pues verás, tío,
    Es por este chándal
    Y también por lo de mi padre.
    Este era comunista,
    Rojo como un cangrejo,
    De los que leen a Marx
    Y te dan el coñazo luego.
    Ahora anda de capa caída
    Pero todavía le quedan resuellos
    Y por eso, yo su hija,
    Recibo tal adjetivo,
    Y a mucha honra,
    No lo niego.”

    “¿Y a dónde vas tú
    Tan sola,
    Sin nadie que te acompañe,
    Por este oscuro sendero?”,
    Le dijo el lobo,
    Brillando bajo la luna
    Sus ojos color amarillo
    Y sus dientes,
    Fuertes como el acero.

    “A casa de mi abuela.
    Hoy es día en que cobra
    Y voy a ver si me da tela
    Porque tengo los bolsillos
    Que se me transparentan.
    Y si no me lo da por las buenas,
    En cuanto se descuide
    Se lo quito del cajón
    Y me arreglo así el marrón”.

    “¿Eso harás
    A tu pobre abuela?”.

    “¡Claro está!.
    La vida está
    Muy achuchada.
    Yo no curro
    Y mi padre,
    Será rojo,
    Pero el capital se lo guarda
    Como si fuera de la misma Banca.
    Yo soy una chica moderna
    Y cuando salgo,
    No voy así, de adefesio;
    Me gusta llevar tacones
    Y ropa de esa,
    De marca,
    Que anuncian en las revistas
    Y que parece que está hecha
    Sólo para que la luzcan las marquesas”.

    El lobo dijo asombrado:
    “¡Qué extraña filosofía!
    Parece que lo tienes claro.
    Pero eres muy joven
    Para que hables así
    De la vida.
    ¿No tienes a nadie
    Que de verdad te importe?”

    “Oye,¡Qué te has creído!.
    ¡Venirme a mí a juzgar!.
    Lo que pasa
    Es que eres un antiguo,
    Un carroza,
    Nada más.
    Pues claro que tengo a alguien
    Que por mis huesos está.
    Es mi novio, “El Fernando”;
    “El Leña”, le apodan ya,
    Pues cuando se calienta,
    Leña atiza de verdad.
    ¡Así que ten cuidado,
    Si me vas a faltar,
    Porque él
    Te puede despellejar
    Y hacerse con tu piel
    Un abrigo
    Como los de Nati Abascal”.

    “Calma, calma, niña.
    Tengamos la fiesta en paz.
    Cuéntame donde está ahora
    Ese muchacho
    Que sola te deja estar”.

    “¡Qué va!.
    Él, hasta aquí
    Me acompañó
    Pero me enfadé
    Y del coche me bajé
    Y me fui
    Campo a través
    Porque no le quise escuchar.
    Le pillé con la Inés,
    Antes de venir acá,
    Poniéndole caritas
    Y yéndosele los ojos
    Por el cuello del escote,
    ¡y el muy cerdo
    Me dijo
    Que no era
    Lo que parecía
    Y que eran
    Imaginaciones mías!.

    ¡Serán idiotas los hombres!.
    ¿Voy a creerme semejante tontería yo?.
    Pero, bueno,
    Abreviemos:
    Si me vas a atacar
    Y a merendarte
    A esta nena,
    Te diré que lo tienes crudo,
    Aunque se
    Que es natural
    Porque estoy muy buena.
    Tengo una navaja,
    Grande como una maraca.
    “El Leña” me la regaló
    Para que la usara
    Si se daba la ocasión.
    Así, que si te acercas
    Te arrancaré
    Esa oscura pelambrera,
    Porque yo ,
    A las malas,
    Tengo peor leche
    Que un batallón ,digamos,
    De Karmeles,
    Matamoros
    Y Belenes.
    Qué para princesa del pueblo
    Esa no me conoce a mí
    Y si se me enfrentara
    Se quedaría calva.
    Y si eso no es bastante,
    Tengo un spray
    Que ciego te puede dejar
    Y como un monigote quedar.
    ¡Así que date el piro,
    A tu guarida vete a dormitar
    Que yo no soy una presa
    Que tú puedas dominar!.
    La vieja ya me espera
    Y la pasta, caliente,
    Para gastar.
    Puede incluso
    Que le saque
    Alguna de sus recetas,
    De las que incluyen calmantes,
    Para que me las pueda tomar
    Y el fin de semana,
    Con mi “Leña”,
    Poderlas disfrutar.
    ¡Así qué, adiós!
    ¡A más ver!.
    No te quedes ahí pasmado
    Y échate a un lado
    Que “Caperucita La Roja”
    Se va por su camino”.

    Y sin mirar atrás,
    Silbando se fue,
    Dejando al lobo,
    Sorprendido y atontado:

    “Si ya me lo decía,
    Mi loba.
    Hay días en que es mejor
    No levantar la cola
    Y que venga la noche
    Que todo lo borre.
    ¡Vaya ejemplar!.
    ¡Y a mí me llaman animal!”.
     
    #1

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