Carbones.-

CARBONES
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Son lágrimas negras, oscuras,
rugosas, hirientes y en brillo;
e inmunes a los cuchillos,
que cortan a la infame incultura.

Algunas dicen que son puras,
castas, rosadas y bellas;
esas del bello azabache,
esas del campo abierto,
esas de sólido anclaje.
Y esas de la piedra dura,
que fragua el potente cemento
y que a salvo de los bravos vientos,
las cubren con bello ropaje.

Son aquellas antiguas piedras,
que con su impulso y esmero,
movieron las moles de acero,
entre campos cubiertos de hiedra
y entre campos sembrados de arroz;
en momentos menos salvajes
y en un tiempo menos atroz.
Y aún estas piedras incólumes,
resisten y más pétreas se hacen.
Soportan el tiempo y perduran,
defendiendo la paz de esos nidos,
que con muchos manjares mantienen
y su invicta victoria procuran.
Y que atentas a sus débiles hogares,
no dar chace ni tregua se juran.

Y las otras aún, aún más bellas,
terminantes, esbeltas, eficaces;
muy altas, dignas y rotundas,
solo muertas y enterradas hacen paces.
Y así sanan delicados sentimientos
y así calman sus ansias más profundas
y así extinguen las violencias más audaces.
O también si gimes, bramas y lloras
y haces y haces y haces.
Y bebes tu sangre y sudor,
tus lágrimas, tu dolor,
... solo entonces aplacan su coraje.

Rutilantes y altivas conviven
y encienden el sol con miradas;
con fieros desprecios sublimes,
con encendidos respingos terribles,
y auscultantes...en horas colmadas.
Las galaxias enteras tiemblan,
con el son de sus arbóreos martillos;
cuando augustas y en tono sencillo,
dan sentencia a las vidas cobardes.
Y aún su paciencia les arde,
con quien constantes pecados comete;
con quien con muchas obras arremete,
tan abyectas, viles y deleznables,
como el que a una bella niña le falte,
los mimos y regalos de un padre.

Pues, estos carbones hirvientes,
encendidos en roja ansiedad,
acompañan hasta la eternidad,
las más leves palabras hirientes;
las palabras más desdichadas,
o la más leve sombra de maldad.

Estos benditos y sutiles carbones,
depuran el alma inconstante;
enrielan los pasos pesados, negros,
erráticos, tenues, vacilantes.
Produciendo corazones mansos, fuertes,
humildes…del bien anhelantes.

Por tanto procura sin pausa,
tratar en un tono muy manso,
en un tono aún zalamero,
al de buen corazón y bondad.
Y con dejos de piedad,
a quien siempre te pone lo peros.

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