Carcasas

Huesos negros,
de fiero metal,

fuego áureo,
entre metálico fulgor,

del cráneo emulado,
nacen nuestras primeras revelaciones,

como sociedad artificial,

como una naturaleza con principio,

se rigen las leyes por la fuerza,
y el conocimiento por los tiempos,
de seres curiosos, vivos,
enfermos de sueños y ansiedades,

se rige el imperio,
de mente duradera,
entre muertos reciclables,

se rige esta nueva humanidad,
de raciocinio como bandera,
de fría compañía y frío malestar,

cuando las respuestas no abrigan,

cuando las oraciones nunca terminan,
por hambre de nombre nuevo,
por hambre del hombre muerto,
por nombres sin destino,

entre austeridades de sacra sed,
las realidades convergen,
como presentes adoloridos,

con roído ímpetu,
las percepciones nos dominan,

quedará corrompido
aquel corazón ahora hecho motor,

quedará oscurecido el espíritu,
cuando las sombras
no recuerden su persona,
ni a la luz que les otorga existencia,

quedará destruido el saber,
en las esquinas de la inconsciencia.