Carretera de lenguaje

Diré que,
en una esquina
bien afilada de la noche
fumandome el último cigarro,
(que bien pude ayunar en sacrificio)
me encuentro con la lluvia del aire
bañando mi cara de gloria mientras
me apoyo en el balcón,
y un cielo abierto que sostiene mis sueños
en una paz pospuesta, velada tras la madera
y los cerrojos del preciado cofre del futuro,
pienso en los por qué de los silencios
y el conjugar de las palabras.
Me iré sin testigos a la muerte
descansando del discurso continuo
de las fascinaciones y su grito ansioso y pasajero.
Cuantas idas al álamo de la utopía intacta,
cuantos tragos de angustia pasados por aire seco
para comprimir otra vez al corazón esperanzado.
Y es que mi herencia es esa, la esperanza
la reservada semilla que inaugura en lo oscuro
el árbol de cristales que fulguran
festejando desde el dolor el afuera de mi vida.
Me inclino de conciencia para agradecer
este trago de ron gratuito de miércoles
entrevesado en lo eterno y no quiero detener
el canto al que recurro para imprimir mis instantes
en algún lugar... es mi carretera de lenguaje.
Mejor aún mañana espero ser escuchada
en tu abrazo sagrado, callaré, no pronunciaré nada.