Casa Rosada

CASA ROSADA

Por corrientes, mis pies cansados
avanzaban lentamente por el sendero de la gran avenida
en la postrimera mañana de primavera.


La atmósfera clara y limpia,
limpia como diamante virgen,
dejaba penetrar los primeros rayos del sol
del esperado verano.


Uno que otro automotor
rasgaba el silencio sepulcral
de aquella mañana.


Buscaba un amigo,
no lo hallaba…
las puertas de las librerías cerradas todas,
como si sus autores estuvieran dormitando por siempre
en los fríos féretros…


Paso la mano por mi cara
y sentí un frío, mas frió que el hielo del dolor.
seguí caminando y llegué frente a la casa rosada
ondeando en lo alto su bandera albiceleste.


Traté de seguir marchando y no pude.
busqué una silla de parque y me senté.
quedé dormido.,
allí llegaron a mi memoria:
mis ríos,
mis cordilleras,
las comidas tropicales,
las ciudades fatigadas,
las fragancias de las orquídeas y begonias
y el suave aroma de café.


Tomé mate,
levanté los ánimos mustios que mi frágil cuerpo poseía
y entendí que era otro nostálgico hombre más,
con un paisaje más al lado de las pampas argentinas.

Después de un largo rato
y con andar pausado
por las anchas avenidas regreso
a mis perfumes de ternura
y me abrazan con ojos soñadores.


luecamon

 

Aun conservas lo mas grande: esos perfumes de ternura que dan abrazos con ojos sonadores. Pero entiendo que tus pensamientos vuelen lejos ya que esa es la gran facultad humana de traslado. Muy bonito el poema. Felicidades.

 

Angel virgilio, gracias por haber pasado por casa rosada. Evidentemente, esos perfumes de ternura es el motor para hacer esos versos en esos poemas, poemas que a la final son las huellas que podemos dejar, Un saludo para allá. Luecamon.